Vivir desde el corazón




Vivir desde el corazón

1.  Agradecimiento

2.  Compasión

3.  Perdón

4.  Humildad

5.  Entendimiento

6.  Valor




Agradecimiento: En los niveles sutiles, esta virtud está enfocada en una comprensión específica de que la Primera Fuente rodea a nuestros semejantes como un campo de conciencia y que esta conciencia nos unifica. Si nosotros estamos unificados, en consecuencia operamos como una conciencia colectiva en algún nivel más profundo, y en ese lugar, compartimos un propósito común que está generosamente texturizado, es sumamente vital, y aún así misterioso, dinámico, e incierto. Esta comprensión, o incluso creencia, traslada nuestro foco desde los pequeños detalles de nuestra vida personal hacia la visión de nuestro propósito como especie.
En  un  nivel más  práctico, el  agradecimiento  se  expresa  a  sí  mismo  en  los pequeños gestos de gratitud que apoyan la lealtad y el vínculo de las relaciones. Los niveles más profundos de agradecimiento hacen genuinas las expresiones de nivel relativamente superficial porque éstas se originan en las frecuencias del alma en lugar de surgir de los motivos del ego o de la mente.


Compasión:   Muchos   maestros   hablan   elocuentemente   respecto   a  la compasión como una comprensión profunda del sufrimiento de otro combinado con el deseo de aliviar este sufrimiento. En el contexto de la nueva inteligencia que está asentándose a sí misma en nuestro planeta, la compasión es el deseo de asistir a otros para que se alineen con los nuevos campos de vibración de inteligencia que están manifestándose en el mundo de tres dimensiones, consciente que el deseo y habilidad de ellos para alinearse están distorsionadas por su culturización social; no reflejan correctamente su inteligencia, ni sus inclinaciones espirituales, ni su propósito.
El planeta en el que vivimos es una inteligencia en sí mismo. Es tan físico y tiene estructuras energéticas de muy alta frecuencia justamente como nosotros. El planeta está avanzando desde la tercera dimensión hasta la cuarta dimensión superior y esto ha estado planeado incluso antes de que la humanidad fuera sembrada en el planeta. Es parte de un ciclo evolutivo de los sistemas planetarios para transmutar densidades acumuladas de una dimensión antes de pasar a una rejilla dimensional superior.
La compasión por lo tanto se extiende tanto a nuestros semejantes así como al planeta mismo con la toma de conciencia de que somos parte del destino de uno y del otro aunque sólo sea durante una sola vida. El planeta y la persona bailan en corrientes ascendentes de la Primera Fuente en un proceso conjunto de regeneración y renovación. Todos somos parte de las misteriosas overturas y de  la  trascendencia  energética  que  está  ocurriendo  entre  la  Tierra  y  el universo,   y   al   mismo   tiempo   que   la  Tierra   transforma   sus   acumuladas densidades cada uno de nosotros seremos desafiados para transformar las nuestras,   o  volvernos   más   incrustados   en   nuestros   miedos   y confusión emocional.
Somos privilegiados al ser parte de la estructura planetaria ascendente del estimulante espíritu de la Tierra y de la importancia del universo. Ahora en la Tierra hay una sorprendente diversidad de seres cósmicos envainados en cuerpos humanos, aunque proceden de sectores increíblemente diversos del  cosmos.
Nosotros   estamos   aquí   para   atestiguar   y  apoyar   esta trascendencia de la Tierra sobre las densidades y el arrastramiento de la inteligencia y artefactos de la tercera dimensión. Nosotros estamos aquí para acelerar nuestro crecimiento espiritual en un orden de magnitud rara vez lograda en otra parte del multiverso. Este es un obsequio de la Tierra a aquellos presentes en el planeta en este tiempo, y, en cierta medida, el motivo de nuestra compasión.

Perdón: El perdón funciona a partir del supuesto que cada uno de nosotros está haciendo su mejor esfuerzo bajo las circunstancias de nuestra experiencia de vida y del grado en el que nuestra frecuencia de amor satura nuestro instrumento  humano.  Cuando  una  persona  opera  desde  las  virtudes  del corazón y las ricas texturas de sus frecuencias autenticas, el perdón es un estado natural de aceptación.
Cuando una injusticia percibida entra a nuestra experiencia –sin importar cuán significativa sea o si nosotros nos percibimos ser o no la causa o el efecto— podemos inicialmente reaccionar con emociones agudas de hacernos la victima  o  de  irritación,  pero  estos  desordenes  y  distorsiones  emocionales pueden ser rápidamente transformados experimentando el entendimiento --> compasión --> compasión --> perdón --> agradecimiento. Esta es la ecuación que  transforma  dentro  del  crisol  de  luz  la  sucia  turbulencia  de  hacerse  la victima o de la co-reacción, dejando atrás tan sólo la más pura frecuencia de amor despojada de todo propósito.
El perdón es realmente la expresión externa del entendimiento y de la compasión  sin los pesados  sentimientos  de  la dualidad  (es  decir,  bueno  o malo) que normalmente introduce la presencia del juicio. Es una expresión neutral sin intención o propósito excepto liberarte a ti mismo de las garras del tiempo, que son similares a unas arenas movedizas energéticas, enredándote vigorosamente a un estado emocional basado en el tiempo.

Humildad: El espiritu expresa la frecuencia del amor procedente de la Primera Fuente. Ése es su propósito más importante, mientras que reside dentro de un cuerpo humano, para hacer circular esta delicada y sublime frecuencia de amor hasta el instrumento humano. No será una sorpresa que esta frecuencia encuentra una mayor colaboración por parte del corazón que de la mente. La Humildad es darse cuenta que el corazón, la mente y espiritu  se coasocian  en  la  gracia  de  la  Primera  Fuente.  Que  su  mera  existencia  es sustentada por medio de la dispensación de amor desde la Primera Fuente del mismo modo que con seguridad un árbol es sustentado por la luz del sol.
En los materiales religiosos, psicológicos y filosóficos de nuestro planeta existe una gran consideración otorgada a la mente. Como piensa un hombre así es. En un nivel más granular, muchas personas creen que lo que ellos piensan causa sus sentimientos, lo cual a su vez crea su tasa vibratoria y esta tasa vibratoria atrae sus experiencias de vida. Así, aplicando esta lógica, la manera de atraer las cosas buenas dentro de nuestra vida es pensar correctamente, para no atraer maldad o situaciones difíciles.
La humildad entiende que el ser que te representa a ti –tu entidad más completa— no esta constituida por una reacción en cadena de la mente. Sino más bien, es la presencia del amor encarnado en una forma humana, y este amor se expresa así mismo en las virtudes del corazón, en el intelecto puro de la mente contemplativa, y en los trabajos co-creativos del corazón, mente y alma. La humildad es la expresión de esta frecuencia de amor sabiendo que se deriva de lo qué ya existe en una dimensión superior, y en esta dimensión el amor no es una cosa de pesadez sentimental y emocional. Es una fuerza liberadora que actúa de acuerdo a los arquetipos de la Primera Fuente. Todo es uno. Todo es igual. Todo es divino. Todo es inmortal.


Entendimiento: El mundo de la forma, del mismo modo que los mundos de la no-forma, está compuesto de estructuras energéticas por debajo de su expresión más densa. En un sentido real, todo en el multiverso es energía con incalculablemente largos periodos de vida basados-en-energía. La energía es transformacional; es decir, puede alterarse o cambiar hacia otros estados del ser o, en el caso de los humanos, cambiar de estado de conciencia. La estructura energética humana es con frecuencia descrita como el sistema de chacras o cuerpo electromagnético, pero es más que estos componentes. La estructura energética es una forma de luz, la cual a su vez es una textura del amor divino.
Es  un  hecho  que  estamos  compuestos  de  amor  en  nuestra  estructura primordial, y es esta frecuencia de amor la que es la base de nuestra conciencia inmortal o espritu. Todas las densidades inferiores son las sombras de esta luz y operan en el tiempo y en el espacio, el cual proporciona una vaina de densidad y separación de esta frecuencia de amor primordial. Los mundos del tiempo y espacio alteran o diluyen esta conexión que sentimos hacia la estructura energética de la que todos estamos compuestos.
Aquí está la paradoja del ser humano: nuestra estructura más interior es el amor divino y nuestra estructura más exterior es un medio de experiencia para la estructura más intima, aunque hemos sido arrastrados por el vehículo exterior hasta cierto grado en el que nos identificamos más con el vehículo que con el ocupante interno nuestro verdadero ser.
Todos nosotros sentimos esta disociación con nuestro verdadero ser y sentimos la sobre-identificación con nuestro vehículo (el cuerpo humano); quizás solamente en ese grado existe entre nosotros una diferencia. La comprensión es  el  aspecto  de  la  inteligencia  del  corazón  que  reconoce  que  esta disociación de la frecuencia del amor es un componente necesario de diseño del proyecto más grande que está ocurriendo en el planeta. En otras palabras, no es que la humanidad haya caído de la gracia o que esté irrevocablemente inclinada  al  pecado.  En  lugar  de  eso, simplemente  hemos  aceptado  la imagen de la realidad que es dominante, y su predominio no es por accidente sino por los diseños de la Primera Fuente.
“La elegancia del tiempo es que éste desenreda las estructuras del espacio que han impermeabilizado al amor de sí mismo”. Las estructuras del espacio,  en  este  caso,  se  refieren  al  cuerpo  humano.  Únicamente  el tiempo puede romper las rígidas barreras o sutiles membranas que evitan o atenúan  que  la  frecuencia  de  amor  ejerza  su  sabiduría en  los comportamientos del individuo.
Si el tiempo es la variable de importancia, es concebible que cada persona esté en su ruta hacia está realización, es simplemente una cuestión de tiempo antes  de  que  ellos  lo logren.  Así pues,  el  tiempo  es  la  diferencia  que  nos separa. En cierto sentido, todos estamos en un tiempo diferente uno del otro. Nadie opera exactamente en el mismo tiempo relativo a la des- impermeabilización de su frecuencia de amor a partir del mundo de forma.
Darse cuenta de esto te ayuda para entender la relación de unidad a la realidad, y en esta realización tú eres capaz de acelerar el tiempo para ti mismo y para aquellos con quienes tienes contacto en tu vida. Ese es el verdadero propósito y la noble definición de viaje en el tiempo.


Valor: Aunque el valor es usado generalmente en el contexto de la guerra o del campo de batalla, como un elemento del amor, está relacionado, con el acto de decir la verdad para fortalecer, especialmente cuando una injusticia es cometida. En el orden social de estos días es común pretender ignorancia de las injusticias de nuestro mundo. La auto-absorción en el propio mundo de uno es una amenaza clave que menoscaba la expresión del valor, y el miedo de las consecuencias es el otro.
Los individuos que temen las consecuencias de señalar una injusticia malentienden la fuerza co-creativa de la Primera Fuente. Cuando tú operas como un co-creador, estás siempre vigilante del incremento gradual o súbito de la injusticia, y cuando eso ocurre en tu sendero de vida, debe ser identificada por lo qué es y enfrentarla. El valor es el aspecto de tu amor que defiende su presencia frente a la injusticia como es medida en el orden social. Si tú no defiendes tus virtudes –o las de aquellos que son débiles para defender la suyas— estás separado de ellos y has perdido la oportunidad de ser una fuerza co-creativa en el mundo de la forma.
Eso no significa que necesariamente te conviertas en un activista o defensor de una lista de causas sociales. Eso requiere simplemente que te defiendas a ti mismo de la injusticia. Los niños en particular requieren de está protección. Cuando yo tenía tan solo siete años recuerdo vividamente ir a una tienda con mi padre y mientras caminábamos hacia un aparcamiento notamos que una madre estaba literalmente golpeando a su niño en el asiento trasero de su automóvil. Era   un   sábado   concurrido   y   había   mucha   gente   en   el aparcamiento, pero fue mi padre quién se acercó a la mujer y le pidió que lo dejara de hacer. Su voz fue firme debido a su convicción y la mujer inmediatamente lo dejó de hacer.
Ese fue un acto de valor porque no hubo un juicio real asociado a ello; fue simplemente la injusticia que requirió intervención en el momento. Compasión tanto para el niño como para la madre estuvo presente en mi padre, y creo que la madre supo esto. Este es un ejemplo de cómo las virtudes del corazón con frecuencia aparecen aisladamente, pero más bien como una combinación que las entrelaza a ellas mismas para darles vigor y fuerza en una situación dada.


De mi corazon al tuyo.

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