Mujer Ayuda

 

 

  Muchos de nosotros nos pasamos la vida tratando de llenar nuestra sensación de vacío interno desesperadamente. Cosas tales como enredarnos en relaciones que no nos satisfacen, perseguir logros profesionales de manera casi compulsiva, anestesiarnos con hábitos y comportamientos perjudiciales son todos intentos por llenar ese vacío. A menudo no comprendemos el por qué ni logramos identificar el origen de este malestar y poco sospechamos que esto tiene que ver con una profunda desconexión de nosotros mismos, de nuestra esencia. Es normal que tratemos de poner remedio a esta sensación de vacío interno tratando de huir de nosotros mismos sin darnos cuenta de que en lugar de acercarnos, nos alejamos cada vez más de nosotros. La verdadera solución es volver a nosotros, recordar quienes somos, conectar con nuestra esencia, con la energía ancestral que nos conecta con nuestra verdad Jo Garner fte: FB Jo Garner - Relaciones Espejo

  "A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta. Y tú en verdad la atravesarás, claro est...

FRENTE AL ESPEJO Yo, que comí la cáscara por no merecer la pulpa. Yo, que le creí a la culpa y me escondí tras su máscara. Yo, que me abofeteé y me dije los más obscenos insultos, que me negué a darme indultos condenándome a estar triste. Yo, que suicidé a mi anhelo para lograr ser querido. Yo, que me enemisté conmigo, truncando todos mis vuelos Yo, que me escupí en la cara, abusador de mí mismo. Yo, que complací al cinismo, sobornando a quien me amara. Yo: exigente y despiadado, con nadie como conmigo. Yo: mi más cruento enemigo, mi juez y mi sentenciado... ...me levanté esta mañana cansado de no quererme, de apagarme, oscurecerme (que mi luz no encandilara). Vi en el espejo mis ojos mirándome en mi mirada, tantas veces empañada por mirarme con enojo... Y me di ternura... Y vi, en ese rostro cansado que me observaba extrañado, lo bello de lo que fui: me vi ante los que han sufrido amparando el desamparo. Me vi veraz. Me vi honrado. Me vi noble. Me vi erguido. Me vi alentando lo Hermos...

 

  No hay nada malo. La tristeza no está mal. El miedo no está mal. La confusión no está mal. Nuestro dolor no está mal. Resistir y luchar y juzgar y avergonzar y rechazar nuestro dolor es lo que hace que todo parezca tan... Mal. Y sin embargo, aquí hay una verdad más profunda, para los que están abiertos: Incluso nuestra resistencia al dolor no está mal. Si la resistencia es lo que está pasando en el momento, no puede estar mal. Es una expresión válida de la vida, vital y viva y verdadera. Podemos inclinarnos ante nuestra "resistencia". Encuentra lo sagrado en él. Más allá de lo "correcto" y lo "mal", hay un amor incondicional que abraza incluso nuestra resistencia en el momento actual. Hay un Ahora que es vasto y perdonador. Al final, incluso la "resistencia" es solo otro concepto. Otro juicio. Otra forma de hacernos... Mal. "RESISTENCIA MALA. AMOR PROPIO BUENO". Eso es lo que aprendemos. Pero en realidad nunca "resistimos" n...