El miedo: Motor o excusa

El miedo se encarga en muchas ocasiones de hacernos conscientes de los peligros externos que nos pueden amenazar, y nuestro organismo los interpreta de la siguiente forma: primero los sentidos captan el foco de peligro, pasando a ser interpretado por el cerebro, y de ahí pasa a la acción el sistema límbico. Este se encarga de regular las emociones de lucha, huida, y ante todo, la supervivencia del individuo. Además de todo esto, también se encarga de la constante revisión de la información dada por los sentidos, incluso cuando dormimos, para poder alertarnos en caso de peligro.

En determinados momentos de miedo, puede llegar el pánico, que hará que se desactiven nuestros lóbulos frontales, retroalimentando el miedo y haciendo que se pierda la noción de la magnitud de éste y en muchas ocasiones el control sobre la conducta de uno mismo.

El miedo, comenzó siendo algo positivo en las sociedades prehistóricas, que salvaguardaba a nuestros antecesores de peligros como los depredadores, las inclemencias del tiempo y demás amenazas, colaborando así en la supervivencia de la especie.

A medida que las sociedades fueron avanzando, las teorías sobre los temores fueron creciendo paulatinamente a éstas, siendo utilizado en muchas ocasiones por los grandes poderes para controlar a las masas o para moldear a las poblaciones a su antojo.

¿Excusa o motor?

Cuenta una antigua fábula que había un ratón que estaba siempre angustiado, porque tenía miedo del gato. Un hechicero que escuchó sus lamentos se compadeció de él y para que dejase de tener esos miedos le convirtió en eso… en gato. Así, siendo uno de ellos, no se asustaría más.

Pero entonces empezó a sentir miedo del perro. Un miedo atroz e incomprensible que se despertaba cada vez que lo sentía.

De modo que el mago, conmovido de nuevo por tanto temor, decidió convertirle en perro. “Tal vez así ya no vuelva a temer nada”, pensó confiado.

Sin embargo, pronto empezó a sentir miedo de la pantera. De manera que el mago, nuevamente conmovido, le convirtió precisamente en eso… en pantera.
Fue entonces cuando comenzó a temer al cazador. El mismo miedo, igual de atroz e incomprensible, que se aparecía cada vez que lo nombraba.
Llegado a este punto, el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en ratón, diciéndole: “Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda porque a quien tiene el alma de ratón, sea lo que sea, siempre habrá algo que le dé miedo“.

Hay un miedo positivo, un miedo necesario para nuestra biología, para nuestra supervivencia, pero hay otro miedo que sólo existe en nuestra mente y que es absolutamente innecesario.

¿Por qué no usas tus miedos, cogiéndoles de la mano, como motor para avanzar en tu camino personal? Llevas mucho tiempo usándolos de excusa para permanecer donde estás… pero ahora ya no te vale eso, tu conciencia te pide más, te pide cruzar el umbral porque sabe que lo que te espera al otro lado es mucho más que la miseria en la que te mantienen esos demonios imaginarios llamados “miedo a…”

Está en tu mano, en tu voluntad. Céntrate en el Qué, y el Cómo aparecerá. Establece claramente, ¿a qué le tienes miedo realmente?, ¿qué te impide hacer ese miedo?, ¿a dónde te impide llegar?

No te bloquees en el “¿cómo los voy a superar?” Si tienes claro qué quieres hacer, las herramientas que te permiten cómo hacerlo llegarán a ti.

Fte:https://biologicablog.wordpress.com/

Comentarios

Entradas populares de este blog

Madres Tóxicas

DECRETO PARA PEDIR ,Conny Méndez

Constelaciones familiares: Ejercicio para la adicción