IMPRESCINDIBLE PASAR A LA ACCIÓN

En su nuevo y recomendable libro La Esperanza: una Guía al Activismo Sagrado, Andrew Harvey define el activismo sagrado o de consciencia como una fuerza de compasión en acción, destinada a acunar el nacimiento de una nueva humanidad, capaz de cocrear con lo Divino otro mundo mejor. La clave imprescindible es pasar a la acción y dejar el desencanto, la desesperanza, el egoísmo, la pasividad y la depresión. De acuerdo a Harvey, “este gran nacimiento tendrá que venir como resultado de una movilización masiva a partir de los corazones y las voluntades comprometidas de millones de personas”. El vehículo para esta movilización será a través de lo que él llama redes de gracia o, nosotros, de conciencia.
Lo siguiente es un fragmento del libro editado por Hay House que espera ser traducido al español y que ya se encuentra en inglés disponible en librerías virtuales:
En un reciente artículo en el New Cork Review of Books, Hill McKibben escribió: “La tecnología que más necesitamos es la de comunidad… el conocimiento sobre cómo cooperar para lograr que las cosas se hagan. Nuestro sentido de comunidad está en mal estado”.
Es esencial, por lo tanto, que mientras persiguen sus senderos individuales y abrazan su propios terrenos específicos de servicio, los activistas aprendan a trabajar juntos y a formar poderosas redes… seres de corazón similar que se juntan por la pasión, la habilidad y la suerte de reunir energías, triunfos, penas, esperanzas y recursos de todo tipo. Cuando la gente tiene mentes y corazones parecidos y se articula, a veces puede resultar una sinergia milagrosa y poderosa.
Tales redes pueden ser tan transformadoras como la crisis necesita que sean, si aquellos que las forman trabajan y sortean constantemente las seducciones del poder, el glamour y la celebridad y desarrollan todavía una más profunda capacidad de discernimiento. Es difícil aprender a escoger entre el verdadero oro de las auténticas redes de servicio del falso brillo de las redes comerciales del poder y la auto-importancia; exige humildad, paciencia y trabajo de la propia sombra y la poco efectista habilidad de esperar los resultados y no forzarlos antes de que hayan tenido la oportunidad de integrarse completamente.
Ahora deseo ofrecer mi plan –un plan que ya está tomando forma- para ayudar a aterrizar y encarnar esta visión, tan práctica y efectivamente como sea posible.
Hace poco fui a enseñar activismo sagrado en un convento en Cleveland, Ohio. Había estado orando por largo tiempo para entender cómo sería mejor organizarlo y esa noche antes de dormir una visión me llegó.
Estaba acostado en la cama reflexionando en el éxito de Al-Qaeda y ciertos grupos fundamentalistas cristianos. El fanatismo parece que siempre se organiza a sí mismo de forma brillante; son los normalmente buenos y conscientes quienes encuentran difícil articularse y movilizar sus esfuerzos. Esto tiene que cambiar, y cambiar rápido, para que el Nacimiento sea efectivo.
De mis estudios sobre terrorismo y organizaciones fundamentalistas he aprendido una cosa esencial: el éxito de sus movimientos yace en células, pequeñas células individuales de entre seis y doce personas que se alientan, se sostienen y se inspiran unas a otras con la lectura y la meditación y que comparten sus victorias y fracasos en el curso de lo que creen es una acción sagrada. Tal organización de pequeños grupos articulados ha sido la clave de la horrenda efectividad de Al-Qaeda y es la clave del alcance de los principales ministerios fundamentalistas.
La palabra “célula” de inmediato me hizo pensar en una conversación reveladora que tuve con Deepak Chopra el año pasado. Él me habló largo y tendido sobre cómo el proceso de transformación a través de la “Noche Negra” que ahora estamos sufriendo a nivel individual y colectivo, podía compararse a las diferentes etapas de la transformación de un gusano en una mariposa. El describió cómo el gusano se envuelve en un capullo y se disuelve por dentro en una masa gris sin forma. Esta masa gris la comparó al caos y la confusión de la Noche Negra que también está impregnado con nuevas posibilidades, embarazado de hecho con el nacimiento de la mariposa, “el nuevo humano divino”, que es un ser tan diferente genética y físicamente al gusano, como una bicicleta a un jet.
Fue así que describió este proceso de nacimiento que me impactó. Describió cómo cuando la masa gris se ha licuado hasta cierto punto, las células que él llamo “células imaginarias” se despiertan genéticamente en ella. Estas células alimentan la masa para su crecimiento conforme se fusionan juntas creando, a través de una alquimia sinérgica, el cuerpo y alas de la futura mariposa.
Acostado en mi cama en el convento en Ohio, la conexión entre la visión que estaba teniendo de un activismo sagrado organizado en células entrelazadas y células imaginarias que pudieran crear, cuando estuvieran juntas, la mariposa del Humano Divino, se tornó tan clara como el diamante. Entendí que las redes de gracia iban a ser una red de “células imaginarias”, células individuales de entre seis y doce personas orando y meditando juntas e inspirándose unos a otros y actuando juntos en causas locales y problemas internacionales de su propia elección.
Al día siguiente hablé de mi visión embriónica a las monjas del convento y a las setenta personas reunidas para el taller. La primera célula de las redes de gracia se estableció más tarde ese día. Desde entonces, cuando he hablado de esta visión y este plan, se ha despertado una respuesta apasionada y deleitable: ahora existen docenas de células por todo el país.
Es mi deseo que este libro y la visión del activismo sagrado que conforma inspire la expansión de células intercomunicadas en redes de servicio por todo el mundo. El tiempo ha llegado, en palabras de Teilhard de Chardin, “para aprovechar las energías del amor y así por segunda vez en la historia de la humanidad, descubrir el fuego”. En este caso, un movimiento de base del fuego sagrado del sagrado activismo organizado.
Al continuar meditando sobre esta visión de las células imaginarias de las redes de gracia, empecé a estudiar cómo el Presidente Obama condujo su campaña especialmente a través de la movilización de sus fuerzas de base. Uno de los principales secretos de su éxito fue una campaña novedosa en internet que articuló a millones de sus seguidores y les dio esperanza e inspiración para cambiar. Al organizar las células imaginarias de sus redes y al invitar a las personas a organizarlas ellas mismas en sus comunidades locales y conectar con otras células en otras comunidades a través de internet, dió el siguiente paso obvio para el crecimiento de su visión.
Tengo una gran visión global para las redes de gracia, pero la verdad es que tales cosas empiezan mejor pequeñas, locales e íntimas.
Permítanme sugerir tres formas en que se podrían organizar estas células: en torno a una profesión (abogados, políticos, doctores, etc, todos deseando dedicar sus habilidades afines a una causa común); en torno a una pasión (animales, arte, enseñanza, etc) o como forma de servicio (ambientalismo, paz, sanación, etc). Cualquiera de estas tres podría proporcionar una admirable forma de encuentro y reunión de mentes y corazones similares en torno de usted y conjuntar sus recursos comunes y creatividad para iniciar la mutua inspiración y sostenerse unos a otros en acción.
Imagine células de abogados preocupados trabajando juntos para ver que los privados de sus derechos elementales obtengan la apropiada representación legal; imaginen células de doctores jurando trabajar juntos para dar tratamiento gratis a millones que ahora por todo el mundo no pueden pagar ayuda médica. Imaginen células de terapeutas jurando dotar a los activistas con trabajo gratuito para que superen su sombra; imaginen lo que células de políticos conscientes podrían hacer al obtener energía imaginativa y apoyar políticas ambientales o la creatividad común y la pasión de causas como los derechos de los matrimonios gay, los derechos de los animales o el aborto. Imaginen qué podrían lograr células de padres y profesionales para ayudar a aquellos que pasan por crisis financiera, recogiendo alimentos y comida, capacitando, llevando a los niños a la escuela, ayudando a la gente sin trabajo a conseguir un buen empleo. La extensión misma de nuestra creciente crisis hace que las aplicaciones de la visión de las redes de gracia sean casi infinitas.

Andrew Harvey
The Hope: A Guide To Sacred Activism.
Hay House, USA, 2009.
instituteforsacredactivism.org
Traducción: Rita Calderón y Ricardo Ocampo
http://redconciencia.ning.com/

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