Problemas de Pareja: Origen y solución, Fernan Makaroff

Dentro de las relaciones de pareja encontramos dos grupos. El primero son aquellas que están vibrando en la energía del amor incondicional. Estas se distinguen por la falta de discusiones, ausencia de maltrato, paz y equilibrio, excelente comunicación, madurez y fluidez emocional, transparencia, fidelidad, respeto y consideración mutua. Este tipo de parejas suelen estar destinadas a vivir juntos toda la vida, ya que tienen un acuerdo establecido antes de venir a la Tierra para compartir en esta encarnación, superando obstáculos y evolucionando juntos. Este tipo de relaciones son las menos frecuentes en este planeta, ya que se trata de personas más evolucionadas que ya han aprendido a convivir en armonía y libertad, sin sentimientos de celos, posesión, miedos, egoísmo o dependencia psicológica.
El segundo grupo, está formado por parejas que se atraen energéticamente para vivir una experiencia que tiene como propósito hacer conciente lo inconciente (que salga a la luz la oscuridad, despertando en la relación con el otro el propio dolor que se encontraba en estado latente), para luego sanarlo y continuar evolucionando de manera individual. Lo que tienen en común ambos grupos, es que cada miembro de la pareja atrae al otro de acuerdo a su propia frecuencia y el estado interno. Es decir, cada uno es atraído por algo particular del otro, algo que les llama poderosamente la atención: una energía muy fuerte, irresistible, que no pueden controlar, hasta que finalmente caen hipnotizados y se enamoran.
Lo que distingue a este segundo grupo del anterior, es que, mientras que en el primero ambas almas eligieron reencontrarse para transitar juntos un camino de crecimiento interior, a través de la aceptación y el amor incondicional, éste último no está vibrando en esa frecuencia y por lo tanto no están preparados todavía para construir una relación sana, pacífica y armoniosa. Se conocieron para servirse de espejo: para ayudarse mutuamente y despertar a través de la interacción con el otro, el dolor que cada uno mantenía en estado latente en su corazón. Este es el pacto que hicieron estas almas antes de venir a la Tierra. Este dolor puede aumentar o disminuir después de salir a la superficie, puede usarse como maestro o como enemigo, todo depende de la actitud que afronten una vez que ya estén conviviendo con él. En el primer caso la relación mejorará cada vez más, en el segundo se deteriorará cada vez más.
Al alma no le interesa ir al cine, a cenar afuera, a bailar, o compartir unas vacaciones, lo único que le interesa es evolucionar para volver a experimentar lo que realmente es: luz, gozo, dicha y amor infinito.
Para que estas relaciones cumplan su propósito divino (que es hacer conciente lo inconciente, sanar, y soltar), deben terminar a tiempo, cuando este objetivo ya fue cumplido. Los conflictos, el sufrimiento y los problemas que se repiten una y otra vez, se deben a que estas parejas no se separan cuando llegó el momento de hacerlo. Una vez que ha salido a la luz lo peor de su pasado, a través de peleas, discusiones, mala comunicación, infidelidad, falta de respeto, violencia, egoísmo, o insensibilidad, no es necesario seguir sufriendo, sino que cada uno debe tomar los datos y estados emocionales negativos que surgieron en la interacción con el otro, para responsabilizarse, transmutarlos, y seguir avanzando.
Estas relaciones, aunque parezcan conflictivas, son maravillosas y muy útiles cuando se terminan a tiempo, porque pueden ayudarte a avanzar espiritualmente más que mil meditaciones. El problema comienza cuando, en vez de usar la experiencia para crecer, uno se queda atrapado en la queja, la negatividad, el desamor o la violencia, dejándose manipular, abusar, maltratar, o victimizándose, generando así más dolor, ya sea a uno mismo o a su pareja.
Los problemas de pareja solo tienen solución cuando ambos integrantes están decididos a responsabilizarse por la programación negativa que afloró en el vínculo. Responsabilizarse no significa decir “me hago cargo de esto, fui el culpable”, sino comenzar un trabajo emocional de sanación y transmutación para realmente dejar de generar más daño. No alcanza con ser concientes, este es solo el primer paso. Luego hay que cambiarlo.
Esta es una decisión muy valiente, ya que significa elegir hacerse cargo de toda la historia personal, el dolor, y lo peor del pasado que sigue activo en el presente, que salió a la luz gracias a la relación. Por eso, muy pocos son los que eligen este camino, ya que no sólo está en juego la relación en sí, sino todo un sistema familiar grabado en el mundo interno de cada uno de ellos. Si el amor es lo suficientemente fuerte y verdadero, ambos se harán cargo de su parte, y a raíz del trabajo interior individual irán creciendo juntos y venciendo los obstáculos que les impedían vivir en armonía. Pero si el amor es débil, no estarán dispuestos a embarcarse en esta empresa de autoconocimiento y autotransformación, y entonces se terminará la relación o se mantendrán a un margen de manera irresponsable, sin realizar ningún cambio, repitiendo así interminablemente el círculo de peleas, discusiones y conflictos.

Cuando las discusiones no cesan y ninguno toma la decisión de solucionar el problema o poner un límite sano, la estima de ambos es frágil. Una persona con amor propio no tolera una situación negativa por más de cinco minutos. No pacta con esa frecuencia, no se engancha, no comercia. Simplemente se va, se abre. Sabe que no es su camino. Cuando uno tolera a una persona o situación de baja frecuencia, es porque en el fondo no se siente merecedor de más. Esto por supuesto, es a nivel inconciente.
Muchas veces ocurre que cuando un miembro de la pareja comienza una terapia enfocada en el corazón (dejar de pensar y sentir más), cada vez tolera menos las actitudes y el maltrato de su compañero/a. Esto, por supuesto sucede porque ha comenzado a elevar su frecuencia y su sensibilidad, y lo que antes le parecía normal, ahora lo vive como una total locura e incoherencia. Ha comenzado a recuperar su inocencia y su belleza. Se está despertando.
Lamentablemente son pocas las personas que se hacen responsables de su propio ego, y eligen dejar de hacerse daño a sí mismos o a su compañero. Hay parejas que están hace veinte, treinta, o cuarenta años conviviendo en el dolor, el maltrato, la violencia, o simplemente en un estado de neutralidad pasiva, sin grandes emociones, sin chispa, ni alegría, magia, expresiones de amor o disfrute verdadero. Muchos lo pueden comprobar mirando nada más y nada menos que a sus propios padres.
Cada uno de nosotros atraemos a nuestras vidas la persona con la cual construiremos una relación de acuerdo al modelo de pareja que esté grabado en el mundo emocional de nuestra infancia. Si tuvimos un padre y una madre que se trataban con violencia, o uno de ellos era sometido y el otro sometedor, vamos a atraer inconcientemente una persona con la cual podamos ejercer ese rol, ya sea violentando o dejándonos violentar, pues en nuestro mundo interno sigue activa la energía de sometido/a o sometedor/a. Si tuvimos un padre que le era constantemente infiel a nuestra madre, nos sentiremos atraídos por personas que engañan; mentirosas e infieles, y terminaremos construyendo una relación que reflejará lo mismo que ocurría en el hogar de nuestra infancia.
Por supuesto, uno puede decir que era lo último que hubiera deseado. Pero hasta no descubrir cómo opera nuestro inconciente y desarmar la lealtad al modelo familiar, las decisiones que tomamos en nuestra vida son tomadas por nuestro ego, por más que creamos que las tomamos nosotros.
Esto puede parecer terrible, pero no lo es. Aunque cueste creerlo, sucede por amor. Por amor a nuestros padres. Esto es llamado “amor negativo”. Significa que repetimos, por amor a ellos, tanto lo lo mejor como lo peor. Sucede que, como nuestros padres eran los seres que más amábamos cuando éramos niños, el modelo de pareja que vimos en ellos es el que admirábamos, y entonces grabamos en nuestro sistema: “si mamá y papá se trataban así, eso es lo que está bien, eso es el amor”.
Cuando somos niños no tenemos desarrollado el intelecto para discernir entre lo que está bien y lo que está mal: simplemente nos limitamos a reproducir lo que vemos, escuchamos y sentimos de las personas que más amamos, sin hacer distinción entre lo positivo y lo negativo. Recién de adultos podemos hacernos concientes de la influencia de este modelo de amor negativo en nuestras vidas y comenzar el trabajo interior para liberarnos de él. Sin embargo, debido al gran apego al sistema familiar (que es “lo conocido”), no es fácil elegir dedicarse a sanar el mundo interno para liberarse del pasado y poder construir una relación de alta frecuencia en el futuro, pues esto significa dar un salto al vacío, entrar en una nueva dimensión, salir de la mente, abrir las puertas a algo totalmente inesperado de lo cual no tenemos ningún tipo de control.
Cuando los problemas de pareja son demasiado frecuentes, alguno de sus integrantes (o ambos) no está cumpliendo la parte que le corresponde para transmutar su energía negativa y dejar de hacer daño. Si solo uno de ellos comienza una terapia o camino de crecimiento interior para hacerse responsable de sus errores y sanar sus heridas del pasado, la relación tendrá muy corta vida, ya que éste elevará su vibración, mientras que su pareja continuará vibrando bajo. Esta baja frecuencia es en realidad, aquella con la cual se sintió tan atraído en el momento de conocerse.
Es recién cuando el amor por uno mismo es más fuerte que la necesidad de una relación, que la costumbre, la dependencia psicológica, el apego, o el miedo a estar solo, cuando uno se atreve a poner un punto final a la relación, a menos por supuesto que su pareja también se haya comprometido en elevar su vibración para seguir evolucionando y así poder seguir superando obstáculos juntos.
El tiempo que uno decida esperar para lograr que las cosas mejoren, darle una oportunidad, y seguir apostando a la relación, va a depender de la actitud y el esfuerzo conciente que cada uno esté realizando para seguir juntos. Si uno tiene una actitud comprometida y el otro no, cada vez le va a resultar más insoportable convivir con su pareja, ya que han tomado caminos distintos. Uno eligió el amor, mientras que el otro sigue eligiendo el sufrimiento.
Cuando se pone realmente la intención en evolucionar y se buscan caminos o terapias para tal fin, los resultados deben comenzar a verse a corto plazo. Si no se ven, es porque el terapeuta está fallando o porque la persona no está realmente comprometida con su cambio.
Muchas veces ocurre que uno de los miembros de la pareja consulta a un profesional sólo para complacer al otro, engañándola para poder continuar la relación, cuando en verdad no tiene tomada la decisión de cambiar.

Uno no puede pretender cambiar al otro, este camino siempre lleva al fracaso y genera más sufrimiento. Lo único que se puede hacer es estar conectado con la propia dignidad, reconociendo desde el corazón lo que realmente uno se merece, y no conformarse con menos de ello. Recuperar la dignidad es exigir respeto, buena comunicación, consideración, muestras permanentes de afecto, ausencia absoluta de maltrato verbal o físico, ausencia de discusiones y de toda manifestación de violencia. Es exigir expresiones constantes de cariño, dulzura, y amor incondicional. Se debe trabajar profundamente para elevar la vibración y no conformarse con menos de ello, ya que si se sigue sosteniendo una relación negativa es simplemente porque todavía no se ha logrado soltar el modelo interno de padre-madre.
Recuerda que tú atraes la persona que necesitas en este momento de tu vida para evolucionar. Cuando te quedas atrapado/a en una relación que no brilla, estás perdiendo tu tiempo, y desaprovechando la oportunidad que la vida te dio para sanar y liberarte de tu pasado y tus cargas más pesadas.
Recordando una vez más que EL AMOR ES LA SOLUCION PARA TODOS LOS PROBLEMAS, cuánto antes recuperes tú dignidad y tu amor por ti, y por lo tanto no aceptes nada en tu experiencia que no corresponda a una frecuencia pura, amorosa y elevada, antes vivirás la vida que sueñas y atraerás sólo personas que te amarán, te respetarán, te valorarán, te admirarán, y te darán sólo lo mejor que siempre te mereciste. Pero no puedes pretender que alguien se enamore de ti si tú no estás primero enamorado/a de ti mismo/a. Atraerás una persona que tampoco lo está, y por lo tanto, será incapaz de amarte con el amor que tú tanto anhelas, ya que no sabe nada acerca de ese amor, no lo conoce.
Si tu relación de pareja no es sana; si hay peleas y discusiones frecuentes, si la otra persona no es capaz de ver lo maravilloso/a que eres y por lo tanto no te trata como te mereces, obsérvate y mira en tu interior por qué lo soportas. Luego dedícate a trabajar en ello para elevarte y poder cambiar tus circunstancias sin miedo a la pérdida, al abandono, a la soledad, o al fracaso. Tu tiempo de ser feliz es ahora, no necesitas seguir postergando. Solo debes recordar siempre: ATRAES LO QUE ERES EN ESTE MOMENTO.
No es sólo como dice la ley de atracción, que atraemos lo que pensamos y sentimos, sino que también existen condicionamientos inconcientes grabados en el mundo emocional que necesitan ser vistos y sanados para que podamos efectivamente atraer sólo personas y experiencias positivas a nuestra vida. Uno no puede forzarse a estar positivo, cuando por dentro hay inmensidad de dolor. El estado de quietud, de armonía, el equilibrio, la alegría y la energía del amor incondicional, es producto de un sólido trabajo interno, de la transmutación de energías oscuras y densas grabadas en la psique desde que nacimos.
Por lo tanto, toma la decisión de recuperar el estado natural de libertad y felicidad que experimentabas cuando eras niño o niña, ya que sólo desde ese estado podrás construir la vida que realmente sueñas y dejar de cometer los mismos errores que te mantienen atrapado o atrapada con personas negativas, generando situaciones y experiencias desagradables, muy inferiores a tu verdadero potencial. Libérate y ve a la acción. No pienses. Sólo ejecuta, muévete, y verás los resultados rápidamente.

 (DEL LIBRO " COMO SOLUCIONAR TODOS TUS PROBLEMAS", DE LIC. FERNAN MAKAROFF)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Madres Tóxicas

DECRETO PARA PEDIR ,Conny Méndez

Constelaciones familiares: Ejercicio para la adicción