Vivir enteros, Juan Antonio Currado


Materia y energía son dos polos de la misma esencia, de una única “sustancia” universal. Hace décadas la ciencia ya demostró que las moléculas que componen la materia están en constante vibración; en el nivel de las partículas elementales todo es energía y lo manifestado se nos presenta como materia o como energía según sea el método con el cual se lo observa. Nosotros, nuestro cuerpo, no son ajenos a esto.

Somos materia al igual que también somos energía reunida alrededor de siete chakras (hay muchos de libros escritos sobre esto por lo cual aquí, en la imagen que agregé en "comentar", hago una simplificada descripción de cada uno de ellos).
Mientras más se eleve la energía del cuerpo físico a través de los chakras, más elevada será la consciencia. Cuanto más vivamos desde los siete chakras, al mismo tiempo y en armonía, más plena será la experiencia.
Cada una de las diferentes energías concentradas en cada chakra son igual de necesarias y valiosas. No hay nada “malo” en ninguna de ellas.
No se requiere desconectarse del chakra “inferior” para elevar la energía de la vida hasta el “superior”. Elevar la energía por ejemplo al chakra 4, o inclusive hasta el 7, no necesita de la desconexión del 1 o el 2.

Además de ser innecesario desconectarse de unas cualidades de energías para sintonizar con otras… el hacerlo es perjudicial. Cuando, por desatención o por desconocimiento, nuestra vida esta preponderantemente enfocada en una de ellas y se desconecta de las otras… entonces no somos enteros.

Cuando no somos enteros, estamos siendo menos de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser… y esto conlleva frustración, miedo, ansiedad, estrés, problemas físicos, etc. Es cuando, equivocadamente, con apuro se busca fuera aquello que no se encuentra dentro. Las veces que se cree haberlo encontrado afuera se termina siendo dependiente (relación adictiva) de eso que se encuentra. En tales casos, se trata de una ilusión con la inevitable consecuencia de sufrimiento, ya que nada de afuera puede llenar el vació que se siente dentro.

Vemos como en la naturaleza es ley de su evolución la integración de lo “inferior” en lo “superior”. Por ejemplo: el reino mineral es integrado en el reino vegetal, así que como el vegetal es integrado por el reino mineral… nada se destruye! Es integrando y trascendiendo cada uno de nuestro niveles como llegamos a manifestar quienes verdaderamente somos y desplegar lo que podemos llegar a ser.

Viviremos más íntegramente cuanto más reconozcamos y legitimemos nuestras necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales… cuanto más sepamos re-unirlas en un todo armónico y funcional.
Nuestras vidas serán más satisfactorias y plenas en la medida que llevemos el nivel de energía hasta el nivel más elevado en cada momento. Se tratar de estar presentes/consciente cada vez en más momentos, sin importar lo que estemos haciendo.

Cuanto más enteros seamos en todo lo que hacemos, menos necesidad tendremos de buscar afuera lo que no reconocemos dentro. Seremos más autónomos y menos dependientes; entablaremos relaciones/vínculos para compartir/disfrutar la completitud que estamos logrando… y no para que nos completen.

Cuando vivimos con esta actitud, todo cuanto hacemos se convierte en una experiencia de auto-conocimiento (ir al trabajo, bañarnos, escuchar música, leer un libro, comer, tener sexo, etc.) Lo cotidiano se nos revelará como una oportunidad de meditación desde donde vivenciar el disfrute de ser enteros.

Juan Antonio Currado.
Lic. en Psicología. Universidad de Buenos Aires.

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