Amor , fe y esperanza tres estados del ser que deberiamos preservar muy bien ...
Todas las personas tenemos diversas tribulaciones como fracasos en los
negocios, enfermedades y otros infortunios, cuando los problemas invaden
podemos sentirnos incapaces de enfrentarlos. Frente a una dolencia, hay
quienes se alteran y empiezan a dudar preguntándose ¿Cómo me puede
pasar esto? Pero en ese momento olvida que todo ser humano está expuesto
a la enfermedad del cuerpo o del alma. Cuando el ser humano toma en
consideración la ley de causa y efecto adquiere una brújula natural, una
moral interior.
En el mundo de la ira sus personas suelen mostrarse grandes por fuera pero internamente tienden a despreciar, se preocupan de más por la posición y las apariencias, les enorgullece ser poderosas e importantes y tratan de impresionar, al mismo tiempo envidian y albergan resentimiento hacia quienes son respetados. El deseo de ser superior a otros, la perversidad, la falacia y la adulación son esencia del mundo de la ira, naturalmente sus personajes jamás construirán felicidad sobre el infortunio.
Cuando perdemos esperanza comenzamos a caer en la apatía o en patrones de conducta autodestructiva, esta es una trampa que puede llevar a la creación de un ciclo negativo conducente a la infelicidad, la causa esencial de la infelicidad yace en última instancia en los actos en contra de la ley verdadera, el amor.
El amor permite liberamos de este proceso nocivo y nos brinda la fortaleza necesaria para afrontar cada desafío. El propósito de la fe es producir una fuerza vital de la que se obtiene la energía renovadora. El objetivo de la fe es no dejarnos vencer, pase lo que pase, la fe es el camino directo hacia la felicidad, cuanto más firme es la fe mayor es la protección de la vida, esto significa que la protección depende de nuestra fuerza interior. La vida es excelente espada, pero su poder depende de quien la esgrima.
Cuando la gente procura vivir una existencia plena y satisfactoria basada en principios limpios, limpia su personalidad, solo por esta razón llegan a ser individuos que se destacan por el brillo de su carácter, como escribió el gran autor ruso León Tolstoi: una existencia verdaderamente íntegra se vive de acuerdo con la más elevada ley de nuestra conciencia.
tomado de: Juan Jose Escalante Rios
En el mundo de la ira sus personas suelen mostrarse grandes por fuera pero internamente tienden a despreciar, se preocupan de más por la posición y las apariencias, les enorgullece ser poderosas e importantes y tratan de impresionar, al mismo tiempo envidian y albergan resentimiento hacia quienes son respetados. El deseo de ser superior a otros, la perversidad, la falacia y la adulación son esencia del mundo de la ira, naturalmente sus personajes jamás construirán felicidad sobre el infortunio.
Cuando perdemos esperanza comenzamos a caer en la apatía o en patrones de conducta autodestructiva, esta es una trampa que puede llevar a la creación de un ciclo negativo conducente a la infelicidad, la causa esencial de la infelicidad yace en última instancia en los actos en contra de la ley verdadera, el amor.
El amor permite liberamos de este proceso nocivo y nos brinda la fortaleza necesaria para afrontar cada desafío. El propósito de la fe es producir una fuerza vital de la que se obtiene la energía renovadora. El objetivo de la fe es no dejarnos vencer, pase lo que pase, la fe es el camino directo hacia la felicidad, cuanto más firme es la fe mayor es la protección de la vida, esto significa que la protección depende de nuestra fuerza interior. La vida es excelente espada, pero su poder depende de quien la esgrima.
Cuando la gente procura vivir una existencia plena y satisfactoria basada en principios limpios, limpia su personalidad, solo por esta razón llegan a ser individuos que se destacan por el brillo de su carácter, como escribió el gran autor ruso León Tolstoi: una existencia verdaderamente íntegra se vive de acuerdo con la más elevada ley de nuestra conciencia.
tomado de: Juan Jose Escalante Rios
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