Cansados de perseguir la felicidad y listos para descansar
¿Sientes la presión de ser 'feliz'?
Como podemos darnos cuenta, incluso la 'felicidad' puede llegar a convertirse en una carga...
¿Acaso será cierto que si está surgiendo tristeza, duda o confusión en nuestra experiencia inmediata es debido a que algo ha salido terriblemente mal? ¿Que se ha cometido un gran error cósmico y que urgentemente debe ser corregido a través de nuestro proceso o práctica espiritual favorita? ¿Que debemos apresurarnos para cambiar, arreglar, liberar o 'dejar ir' esos huéspedes no invitados?
Como seres humanos sensibles, abiertos a todas las energías de vida, siempre estamos caminando en una inmensa pradera, en donde vibrantes e impredecibles pensamientos, sentimientos y emociones surgen de vez en cuando. Desesperación, tierna vulnerabilidad, un gran miedo, paz sutil, profunda desesperanza, una tristeza incontrolable, inexplicable felicidad; estas brillantes expresiones de vida seguramente surgirán en la pradera de Ti, buscando un santuario en tu inmenso corazón.
Antes de apresurarte a entrar en guerra contigo mismo, concluyendo que estos visitantes son enemigos u obstáculos en tu camino espiritual, vergonzosas manchas en tu brillante iluminación, impedimentos para tu felicidad, ¡por favor haz una pausa! ¡Detente! Ofrece a estos invitados un té y escucha lo que tienen que decirte. Escucha, estate presente con ellos, y ábreles tu cuerpo. Porque tal vez no sean errores, ni signos de tu 'aún no iluminada' ignorancia y fracaso, sino emisarios que vienen a integrarte, que vienen a recordarte tu ilimitada naturaleza, tu capacidad de acoger TODO de la vida, no sólo una parte, no sólo lo 'positivo'.
Dejemos de fijar un objetivo futuro llamado 'felicidad,' en su lugar mejor dispongámonos a crear un vivo santuario de amor, juntos, donde podamos acoger la totalidad de lo que significa ser un ser humano común y corriente - honrando el lío, la confusión, lo que perdimos y lo que nos destrozó, así como el despertar, la claridad y lo íntegro. Hagamos que nuestra espiritualidad incluya todo esto. Hablemos de la clase de felicidad que no conoce enemigos, de la felicidad que no es una meta.
Y ofrezcamos nuestros corazones abiertos a este cansado mundo, que, quizás ahora más que nunca, está tan necesitado de un poco de ternura, bondad, humildad... y de un ritmo mucho más apacible
Matt Licata y Jeff Foster
Como podemos darnos cuenta, incluso la 'felicidad' puede llegar a convertirse en una carga...
¿Acaso será cierto que si está surgiendo tristeza, duda o confusión en nuestra experiencia inmediata es debido a que algo ha salido terriblemente mal? ¿Que se ha cometido un gran error cósmico y que urgentemente debe ser corregido a través de nuestro proceso o práctica espiritual favorita? ¿Que debemos apresurarnos para cambiar, arreglar, liberar o 'dejar ir' esos huéspedes no invitados?
Como seres humanos sensibles, abiertos a todas las energías de vida, siempre estamos caminando en una inmensa pradera, en donde vibrantes e impredecibles pensamientos, sentimientos y emociones surgen de vez en cuando. Desesperación, tierna vulnerabilidad, un gran miedo, paz sutil, profunda desesperanza, una tristeza incontrolable, inexplicable felicidad; estas brillantes expresiones de vida seguramente surgirán en la pradera de Ti, buscando un santuario en tu inmenso corazón.
Antes de apresurarte a entrar en guerra contigo mismo, concluyendo que estos visitantes son enemigos u obstáculos en tu camino espiritual, vergonzosas manchas en tu brillante iluminación, impedimentos para tu felicidad, ¡por favor haz una pausa! ¡Detente! Ofrece a estos invitados un té y escucha lo que tienen que decirte. Escucha, estate presente con ellos, y ábreles tu cuerpo. Porque tal vez no sean errores, ni signos de tu 'aún no iluminada' ignorancia y fracaso, sino emisarios que vienen a integrarte, que vienen a recordarte tu ilimitada naturaleza, tu capacidad de acoger TODO de la vida, no sólo una parte, no sólo lo 'positivo'.
Dejemos de fijar un objetivo futuro llamado 'felicidad,' en su lugar mejor dispongámonos a crear un vivo santuario de amor, juntos, donde podamos acoger la totalidad de lo que significa ser un ser humano común y corriente - honrando el lío, la confusión, lo que perdimos y lo que nos destrozó, así como el despertar, la claridad y lo íntegro. Hagamos que nuestra espiritualidad incluya todo esto. Hablemos de la clase de felicidad que no conoce enemigos, de la felicidad que no es una meta.
Y ofrezcamos nuestros corazones abiertos a este cansado mundo, que, quizás ahora más que nunca, está tan necesitado de un poco de ternura, bondad, humildad... y de un ritmo mucho más apacible
Matt Licata y Jeff Foster
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