Violencia Psicológica, Cristian Videla Santander
A lo largo de la vida, mantenemos relaciones estimulantes que nos incitan a dar lo mejor de nosotros mismos, pero también mantenemos relaciones que nos desgastan y que pueden terminar por destrozarnos. Mediante un proceso de acoso moral, o de maltrato psicológico, un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro. El ensañamiento puede conducir incluso a un verdadero asesinato psíquico. Todos hemos sido testigos de ataques perversos en uno u otro nivel, ya sea en la pareja, en la familia, en la empresa, o en la vida política y social. Sin embargo, parece como si nuestra sociedad no percibiera esa forma de violencia indirecta.
Con el pretexto de la tolerancia, nos volvemos indulgentes. (El acoso moral, El maltrato psicológico en la vida cotidiana.).
Con el pretexto de la tolerancia, nos volvemos indulgentes. (El acoso moral, El maltrato psicológico en la vida cotidiana.).
La violencia psicológica esta compuesta por garabatos, humillaciones, descalificaciones permanentes, zamarreos y amenazas que vuelven “siniestro” el espacio familiar.
El perfil de quien ejerce la violencia es la de una persona fría, sin empatia, que ante todo necesita anular a su pareja, es desconfiado, celopata y que constantemente manipula todo a su favor y deseo. Esto hace que quien vive este dolor comienza a “bajarle el perfil a las cosas” y comienza a justificar la violencia. Pero no olvidemos que en su corazón tiene un tremendo temor y miedo irracional que la hace perder su autoestima y el valor de su vida. Es un sufrimiento que se vive como aquella imposibilidad de salir de esta tortura permanente.
El perfil de quien ejerce la violencia es la de una persona fría, sin empatia, que ante todo necesita anular a su pareja, es desconfiado, celopata y que constantemente manipula todo a su favor y deseo. Esto hace que quien vive este dolor comienza a “bajarle el perfil a las cosas” y comienza a justificar la violencia. Pero no olvidemos que en su corazón tiene un tremendo temor y miedo irracional que la hace perder su autoestima y el valor de su vida. Es un sufrimiento que se vive como aquella imposibilidad de salir de esta tortura permanente.
Cristian Videla Santander
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