La compasión y las trampas emocionales, Fanny Libertun
El dar y el recibir fluye desde y hacia el centro de la mente/corazón. Habitualmente asociamos al símbolo “corazón” al dar, dar sin límite alguno, dar sin que intervenga ningún obstáculo, dar sin pensar. Proporcionalmente, concebimos a la mente como la fría razón que cuando está en funcionamiento arrasa con el sentimiento. Pero todas estas son simplificaciones que nos suelen costar muy caras.
Dar desde el corazón y apoyar a otra persona no significa que tengamos que apoyar su estupidez, no implica que tengamos que avalar su conducta destructiva o autodestructiva. Si vemos, por ejemplo, que una persona nos pide orientación para luego hacer siempre lo contrario, no vamos a seguir intentando ayudarlo, no vamos a apoyar su comportamiento quejoso y testarudo. Lo que sí podemos hacer es no retirarles nuestro amor pero sí hacer frente a su comportamiento, y esto es absolutamente trascendental. Incluso podemos llegar a estar en una posición en la que es necesario retar, castigar o sancionar a alguien por lo que está haciendo. Pero eso es muy diferente a retirarles nuestra energía de amor, quitarles nuestra compasión.
Si un animalito o un niño pequeño se nos acercan haciendo algo que no nos hace bien, intentaremos limitarlos –es nuestra responsabilidad- sin enojarnos. Debemos comprender que por nuestra posición o nivel de experiencia, sabemos algo más que ellos en ese momento, y esto no implica en lo absoluto ponernos en una posición superior a ellos. De la misma forma, es necesario responder a las personas que son pares o simétricas con nosotros. Lo que es necesario lograr es movernos desde el centro del corazón usando nuestra habilidad lógica y racional de no reaccionar arbitraria o dañinamente, sino sólo hacerlo desde un nivel diferente.
Sin lugar a dudas, cuantas más personas logren resolver conflictos desde la fusión entre la mente y el corazón –desde la sabiduría- más habrá paz y bienestar en el mundo.
Fanny Libertun
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Dar desde el corazón y apoyar a otra persona no significa que tengamos que apoyar su estupidez, no implica que tengamos que avalar su conducta destructiva o autodestructiva. Si vemos, por ejemplo, que una persona nos pide orientación para luego hacer siempre lo contrario, no vamos a seguir intentando ayudarlo, no vamos a apoyar su comportamiento quejoso y testarudo. Lo que sí podemos hacer es no retirarles nuestro amor pero sí hacer frente a su comportamiento, y esto es absolutamente trascendental. Incluso podemos llegar a estar en una posición en la que es necesario retar, castigar o sancionar a alguien por lo que está haciendo. Pero eso es muy diferente a retirarles nuestra energía de amor, quitarles nuestra compasión.
Si un animalito o un niño pequeño se nos acercan haciendo algo que no nos hace bien, intentaremos limitarlos –es nuestra responsabilidad- sin enojarnos. Debemos comprender que por nuestra posición o nivel de experiencia, sabemos algo más que ellos en ese momento, y esto no implica en lo absoluto ponernos en una posición superior a ellos. De la misma forma, es necesario responder a las personas que son pares o simétricas con nosotros. Lo que es necesario lograr es movernos desde el centro del corazón usando nuestra habilidad lógica y racional de no reaccionar arbitraria o dañinamente, sino sólo hacerlo desde un nivel diferente.
Sin lugar a dudas, cuantas más personas logren resolver conflictos desde la fusión entre la mente y el corazón –desde la sabiduría- más habrá paz y bienestar en el mundo.
Fanny Libertun
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