Cambio, Gastón Peret


“No podemos cambiar de rumbo si nos mostramos reacios a movernos.” 
Ally Condie (escritora estadounidense)



Muchas veces no se es valiente por continuar avanzando, sino por atreverse a cambiar el rumbo. Pero este desvío o retroceso saludable, implica algo que no debemos abandonar, y es el movimiento. 
Siempre tenemos un horizonte ante nuestros ojos que queremos alcanzar, y para eso debemos movernos, cambiar de sitio, dejar nuestra zona de confort, nuestra celda de lujo, nuestras cadenas auto-impuestas.

La naturaleza es sabia y así como los juncos soportan los vientos de cambios sin quebrarse, o el conocido salmón que nada contra la corriente para avanzar, a nosotros nos dio la fortaleza de un corazón vivo y unas piernas como timón para desviarnos hacia el mejor lugar.

Ya Mahoma nos explicaba que si la montaña no viene hacia donde se encuentra uno, no queda otra que ser nosotros los que nos acerquemos a la montaña.
¿Cuáles son nuestras montañas?
Ya sean de sueños, de miedos, de dolores, de esperanzas, existe un camino que hay que recorrer, y por eso la suma importancia de levantarnos y andar.

Cuando logramos alcanzar los objetivos que tanto deseamos, tocar aquel cielo con las manos que nos parecía tan lejano, cuando el horizonte por fin se muestra ante nosotros, cuando llegamos a la meta propuesta, cuando conquistamos la cima que nos propusimos, es probable que podamos detenernos un instante y ver que valió la pena todo lo que hicimos para llegar a ese lugar, a ese momento que ahora estamos disfrutando.

Los vientos y las circunstancias pueden variar sus direcciones… pero lo bueno de todo esto es que nosotros también.

Gastón Peret

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