Sabios consejos budistas para disminuir el ego, Javier Akerman
Siguiendo las enseñanzas de Sherwin L. Byron ("Por qué ser bueno")
he extraído estos consejos para comprender mejor lo que es el "ego",
como nos perjudica y como podemos disminuir su influencia en nosotros.
Espero que os guste y los meditéis sin prisas.
Critica al ego y al egoísmo y el enfoque incorrecto de la arroganciaLa
arrogancia o el orgullo injustificado son dos formas de autoengaño. La
persona arrogante se engaña a sí misma al creerse más capacitada,
poderosa, íntegra, popular o atractiva de lo que realmente es. En
efecto, una persona arrogante suele estar convencida de que no tiene
defecto alguno y, en consecuencia, achaca sus problemas a los defectos
de los demás. Sin embargo, la arrogancia nos impide luchar por ser
moralmente mejor. Persuadida de su perfección, la persona arrogante es
incapaz de verse a sí misma tal y como es, de admitir sus propias
limitaciones, porque está cegada por el orgullo.
Crítica al ego y al nacimiento del ego. Arrogancia y autodesprecio[...]
Desde esta perspectiva, la arrogancia y el autodesprecio son las dos
caras del egocentrismo. Ambos se manifiestan a través de la depresión
psicológica. Si algo tienen en común una persona que se menosprecia y
una persona arrogante es la obsesión por su ego: la primera se regodea
en su propia desgracia; la segunda, en su arrogante perfección. En ambos
casos de egocentrismo, el individuo se centra constante y
exclusivamente en sí mismo. Esta clase de gente sólo sabe hablar de sí
misma: el arrogante para alabarse, el que se infravalora para echar la
culpa de sus desgracias a los demás. Ambos tienden a manifestarse sus
inseguridades a través del odio.
Ecuanimidad vs. la arrogancia: Establecer el “camino medio”El
tercer antídoto contra la arrogancia es cultivar la humildad y
ecuanimidad. Etimológicamente relacionada con la voz latina equalis, ser
ecuánime significa saber valorar las cosas por igual, ni por defecto ni
por exceso. Sólo la persona que goza de ecuanimidad moral es capaz de
tomarse la existencia con calma y tranquilidad. Haciendo gala de una
templanza encomiable, no vive pendiente de la aprobación de los demás ni
sufre frustración alguna, sino que es imperturbable y consciente de
estar haciendo de su vida una obra de arte.
Odio y ego: La importancia de cultivar virtudes[...]
El odio nos endurece, en tanto que el amor nos enternece. La apatía
impide el despliegue del ego, la empatía lo abre a los demás. La
humildad, el amor y la empatía tienen un poder curativo porque nos
ayudan a admitir nuestros errores y a confesarlos sin temor. “La
confesión es buena para el alma”, reza el viejo proverbio, pero sólo si
es el preludio de una reconciliación, de una sanación. El cultivo de las
virtudes morales no admite que nos repleguemos en nuestro propio yo,
nos cerremos a los demás y vivamos en un laberinto de odio,
resentimiento, depresión y ansiedad.
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