El poder de la oración

Preguntaba el hombre al Maestro: ¿como es que debo rezar?
y el Maestro contesto:

Se reza sin pedir, se reza para escuchar.
Se reza sin pensar, se reza para sentir
Se reza cuando se reconoce el Dios en el hombre, porque no se le puede rezar a algo ajeno
Se reza cuando das gracias, pues nadie confiará si nunca a visto cuanto ha recibido
Se reza con humildad, solo quien abre la puerta recibe al mayor de los visitantes
Se reza cuando te reconoces instrumento de la gran obra divina
Se reza cuando sueltas en manos de alguien mucho más sabio y poderoso
Se reza sin culpa, quien no se ha perdonado no está limpio para tocar a su Padre
Se reza en un beso, en un abrazo, en la inocencia total, se reza como un niño, confiando que es cuidado y conducido
Se reza en la alegria que da la satisfacción del deber cumplido
Se reza entregando a quien todo lo da, porque nada es tuyo y todo es para ti.
Se reza para salir del sufrimiento de los apegos, nadie reclama lo que en realidad le pertenece
Se reza soltando los cuerpos para unir las almas
y sobretodo se reza con los actos.

Rezar es extender la mano y para eso hay que tenerla abierta.