Laura Foletto: La tiranía de la víctima o el difícil equilibrio entre dar y recibir
Coincidentemente, en un mismo día, una persona me escribe: “necesito información sobre cuando una persona se hace la mártir, ayudando a todo el mundo a costa de su propia felicidad y posteriormente se queja de lo que pasa pero lo continúa haciendo” y otra, que hace trabajo social voluntario, me comenta acerca de ciertas personas que se la pasan pidiendo, sin reconocer lo que se les da, y hasta enojándose cuando no reciben en tiempo o forma. Dos caras de una misma moneda…
En este Gran Juego de la Tierra, algunos están en el jueguito de “yo no soy nada, no tengo nada, no puedo nada”, así que el mundo les debe dar, sostener, amar totalmente; es como un infantilismo eterno. Cuando no sucede, hacen berrinches o se deprimen o manipulan para conseguir lo que creen que no pueden lograr por sí mismos. Así, se pueden transformar en auténticas tiranas, sobre todo cuando manejan desde la lástima, la vulnerabilidad, la discapacidad, la inhabilidad, la victimización. Andan “pobreciteándose” continuamente: “pobrecito yo, el mundo me hizo mal”.
Para que esta conducta avance, debe haber quien provea. Otros tienen la actitud contraria, “yo puedo todo”, corren detrás de cualquier desvalido, dan lo que no tienen, no limitan qué ni a quién. Secretamente buscan que les devuelvan, que las distingan, que les digan lo fuertes y buenas que son (aunque no tienen consciencia de esto: “yo doy porque me sale, porque soy así” dicen).
El peligro de esta conducta es que, muchas veces, termina provocando una ira interna, una reacción agresiva en contra del dador, porque el recibidor se acaba sintiendo peor, un Don Nadie, un incapaz total y se venga haciendo daño al que tanto le dio. En el caso contrario, el del que da indiscriminadamente, también puede suceder un fatal cansancio en su cruzada solidaria (que puede terminar en enfermedades) y acabar enojado con el que ayudó porque no lo reconoce o no lo ayuda.
Esto no se limita a interacciones materiales, sino también emocionales. Observo esta temática constantemente y el equilibrio es una fuerte labor interna. En general, somos dadores compulsivos o recibidores eternos. O pasamos de un polo al otro, dependiendo de con quién estamos. Todos nos victimizamos de alguna forma (es una conducta aprendida, un mal de la humanidad) y todos nos creemos que sabemos o podemos todo (hasta que la vida nos pone en el lugar correcto).
No somos mejores o más poderosos porque damos continuamente o porque no pedimos ayuda. Paradójicamente, esto manifiesta su contracara: una debilidad interna para sostener una relación madura y de intercambio. Si consideramos “natural” ayudar al otro, ¿por qué no podemos reconocer que también nosotros necesitamos al otro en algún momento?, ¿esto nos vuelve débiles? No, nos vuelve humanos, nos revela que aprendemos entre todos, que las opiniones o acciones de los demás nos abren a otras posibilidades que no vemos, a otros ámbitos que están fuera de nuestra zona de confort.
Además de este equilibrio entre dar y recibir, tan necesario, el tema de fondo es descubrir y reclamar el poder que existe en ti. Tienes cualidades, potenciales, facilidades, dones, fortalezas, peculiaridades, ventajas, aptitudes, habilidades que te son propias, que vienen contigo, que son fijas, activas, confiables. También, tienes aprendizajes, que vienen de la mano de los que te rodean. Eres la suma de todo ello. Activa las múltiples facetas de tu precioso diamante.
Laura Foletto
Fte: http://abrazarlavida.com.ar/la-tirania-de-la-victima-o-el-dificil-equilibrio-entre-dar-y-recibir/
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