La Adicción al anhelo, Virginia Gawel
Querer empecinadamente lo inalcanzable puede garantizar autogenerarnos una vida desgraciada y pequeñita. Mientras, la Vida (así, la Vida grande) va cancelando citas a las que jamás asistimos por estar ausentados de nosotros mismos. Es como quien se empeña en querer tener la luna que se refleja en el aljibe. Y sólo mira hacia el pozo. A ESA luna. Y se va convirtiendo en pozo él mismo: todo ausencia, todo reflejo, todo encierro. Y la VERDADERA LUNA queda allá afuera, solitaria y sin ser vista. Y quedan sin ser vistos soles, estrellas, galaxias...
Canta el querido Serrat: "No hay nada más bello que lo que nunca he tenido / ni nada más amado que lo que perdí...". Ay, Serrat, Serrat! Es un pasaje de ida hacia la más inútil melancolía...
Si esto te sucede, decide que no te suceda más: salta de tu aljibe y mira de frente a LA VERDADERA LUNA. Su reflejo te ha detenido, y se te ha engendrado el hábito de anhelar lo que NO HAY. Sacúdete, ahora! Mira lo que SÍ HAY: tus propias oportunidades, escabulléndose mientras te autohipnotizas con el reflejo en el agua.
Un antídoto para la melancolía inútil es el ejercicio voluntario y consciente de LA GRATITUD. Detengo mi mecanismo anhelante. Levanto la mirada. Observo lo que SÍ HAY. Y, como quien toma delicadamente una fruta madura y jugosa, entonces sí, tomo mi oportunidad. Si espero, se pudre. Si la tomo, una nueva vida me daré: una verdadera, con lunas y soles, y todas las galaxias...
© Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.co
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