Cuál es tu impulso inevitable?, Virginia Gawel


Amo los girasoles. Y desde ese amor quiero preguntarte algo: ¿cuál es tu sol? "Heliotropismo" es la palabra que señala ese fenómeno: "helio" es "sol", "tropos" es "movimiento", "dar vueltas". El girasol mira al sol y no puede dejar de mirarlo, porque está ligado a él su vida misma. No tiene opción. Está condenado a funcionar al unísono con todos sus compañeros girasoles, todos uniformemente encandilados por la luz del cielo, para quedar desconsolados cada noche.

Hasta que un día el girasol madura. Sus semillas están a punto de ser entregadas, y entonces agacha su cabeza, deja de seguir al sol, deja de mirarlo. El sol está allí, lo invita, pero el trabajo del girasol ahora es mirar a la tierra. Entrega su propio sol y se inclina hasta deshacerse poco a poco por completo. Ofrenda su corona radiante: la opaca para que se vuelva alimento. Y ese girasol deshecho fecunda el suelo para su próximo ciclo, continuado por sus semillas. Parece morir, pero ya al deshacerse ha empezado a renacer.

Así somos nosotros, los humanitos. La gran pregunta para cada destino individual creo que es ésta: ¿Cuál es tu sol? Vivimos buena parte de la vida encandilados, siguiendo fijamente aquello que sentimos que no podemos dejar de mirar: la pareja, los hijos, el trabajo, la búsqueda de un amor que no llega, un estatus social que queremos alcanzar... Y un día nos damos cuenta de que era un sol equivocado. O nos damos cuenta de nuestro propio exceso al mirarlo. Un día nos damos cuenta de que el sol estaba adentro. Un día nos damos cuenta de que mirar fijamente, obsesivamente, a cualquier sol, nos encandila. Nos deja vencidos. Nos gasta.

Pero si nos damos cuenta, aun el sol equivocado nos puede haber hecho madurar nuestras semillas. Y en esa instancia que la que parecíamos vencidos, en verdad estaremos reconcentrados. Listos para tomar la mejor de nuestras semillas y sembrarla por propia cuenta. Listos para regerminar. Listos para mirar por elección consciente a otro sol que ya no nos ciegue.

Estaremos listos para la radiancia: un girasol que gire, pero ya sin obsesión, ya sin desconsuelo. Ya habiendo elegido su causa, su destino: su sol bendito al cual mirar. Un sol que no le dañe. Un modo saludable de mirarlo: un girasol que no esté ya condenado a un impulso que no pueda evitar. No habrá compulsión: habrá comprensión. Habrá libertad.

Que así te sea la vida. Que así me sea.

Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.com.ar

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