La Cuchara y la Sopa, Virginia Gawel

No alcanza con leer. No alcanza con informarse. No alcanza con ver videos. No alcanza con comprarse rosarios tibetanos ni cristianos ni ningún otro objeto. No alcanza, ni siquiera, con internarse en un monasterio y vivir allí. Como canta Pedro Aznar, "...no hay mapa que enseñe a viajar". Sólo enseña a viajar, el viaje. PASAR A LA ACCIÓN. La profundidad de sí mismo requiere adiestrarse como nadador hasta hacer el buceo más audaz, y desenterrar del propio fondo ignotos tesoros. Pero ningún tesoro está a la luz: primero hay que lidiar con el moho, el lodo, la arenisca que simula ser oro pero no lo es. Estamos dispuestos a ello?

En el Dhammapada (texto que se atribuye al Buda) se dice así: "¿Acaso puede la cuchara probar la sopa?". No. Rodearnos de conocimiento no nos impregna el espíritu si no realizamos algo que es mucho más difícil que tener una biblioteca bien provista: PRACTICAR. Practicar la coherencia. Practicar la verdad. Practicar el sentido común. Practicar el hacerse cargo. Practicar sobre nuestras emociones. Practicar con nuestros rasgos difíciles. Practicar con los rasgos difíciles de los demás. Practicar el asomarse más allá del intelecto, hasta los umbrales del Sentido.

"Al fin y al cabo es una cuestión moral que el hombre aplique o no lo que ha aprendido", dice el querido Jung. Sí: no alcanza con aprenderlo. Aplicarlo: qué difícil es! Otro decente hombre que enseña sin presunciones, el monje vietnamita Thich Nhat Hahn, dice al respecto del universo del espíritu: "No es una cuestión de fe: es una cuestión de práctica". Estas frases me acompañan desde hace muchos, muchos años. Hoy quise convidarlas. Porque la coherencia del Todo depende de la práctica constante hacia la coherencia que realicemos cada uno de nosotros. Hoy.

Virginia Gawel

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