¿HAY QUE TENER UNA IDEOLOGÍA?, Darío Lostado


Parece que en nuestro mundo moderno, muchas personas no pueden vivir sin etiquetas.
Como se pertenece a un club donde encuentran la compañía de amigos, parece que necesitan también afiliarse a ideologías de otros para sentirse arropados, protegidos por los que piensan igual. Parece como si tuvieran miedo a pensar por sí mismos. Les da miedo sentirse solos. Les de miedo equivocarse. Por eso se afilian a una ideología y tratan de aferrarse a ella, aún a costa de perder su propia identidad, de no ser fieles a sí mismos, de estar atados y esclavizados a los postulados de esas ideologías.
Se defienden las ideologías como el mismo ardor con que se defiende la propia seguridad.
Pero en el fondo el aferramiento enfático y casi fanático de algunos a una cierta ideología es la señal evidente de su propia inseguridad.
Hay mucho afán de llevar insignias, camisetas con letreros, distintivos llamativos...
Todo eso que en sí mismo es indiferente y sin importancia se convierte a veces en signos limitantes de la persona y expresión de una personalidad estrecha y pobre.
Yo soy socialista, yo conservador, yo soy de este club, yo del otro, yo soy freudiano, yo conductista...
¡Nos hace tanta falta ser humanos!
Es lo primero que debemos ser. Y a veces lo relegamos a último plano.
Las etiquetas suelen enfrentar a unos contra otros.
No siempre, afortunadamente. Pero sí con frecuencia.
Deberíamos pertenecer todos con entusiasmo, primordialmente, ante todo y con todo nuestra alma al gran club, a la gran familia de la Humanidad.
Dentro de la familia existirán las diferencias, gustos preferencias y rasgos. Eso es normal.
Pero no suele ser así.
En aras y en nombre de nuestras ideologías, de nuestras etiquetas pisoteamos los derechos de la humanidad, de la persona humana.
y la gran família desaparece en la práctica.



Las etiquetas nos han dividido. Nos han enfrentado.
La persona humana progresa y crece cuando crece en amplitud de conciencia y profundidad de amor y comprensión.
Las etiquetas nos anquilosan, nos esclavizan en un raquitismo ciego y frío.
La gente se pone etiquetas en todos los aspectos de la vida: en lo político, deportivo, social, religioso...
No tendrían importancia las etiquetas si no llevaran consigo la intransigencia, la falta de comprensión, la estrechez de pensamiento y criterios y el fanatismo.
¡Ah, el fanatismo! ¡Raquitismo mental, destructivo y orgulloso!
No sólo son fanáticos los que matan.
Hay mucho fanatismo por la calle, en la vida diaria.
Son los que creen poseedores exclusivos de la verdad.
Nadie tiene toda la verdad y todo el bien.
Sólo el que es la verdad y el bien.
Los demás debemos estar abiertos, a la conquista de la verdad y del bien.
Sin regateos.
Sin limitaciones.
Sin etiquetas.
Es la tarea del progreso humano en lo más humano.
Aferrarse a una ideología esclavizándose a ella, por buena que ella sea, puede impedir el desarrollo de tu conciencia.
Tu ideología será tanto más buena cuanto más tuya sea, cuanto más brote del fondo luminoso de ti mismo.
Cree más en la luz, en la fuerza y el amor que hay en el fondo de ti mismo.
Ahí tomarás contacto con las ideologías fascinantes de otros que también han ahondado en sí mismos de verdad.
¿Cuántas ideas tienes que son verdaderamente tuyas y cuántas tienes sólo porque te las han dado o impuesto?


Darío Lostado
(La Alegría De Ser Tú Mismo)

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