TONGLEN: una práctica para tiempos dificiles



Tonglen. Es una palabra tibetana que significa “tomar y recibir”. “Tong” significa “enviar” o “dejar ir” y “len” significa “recibir” o “aceptar”. La práctica fue originada en India y fue traída al Tíbet por Atisha en el siglo IX. Forma parte del entrenamiento de los dos puntos y es una meditación central en todos los linajes del budismo tibetano.

La idea es que tomamos el sufrimiento y el dolor de los demás y luego les enviamos todo nuestro gozo, el bienestar y la paz. Siempre que vemos o sentimos el sufrimiento, lo inhalamos en la noción de sentirlo por completo, aceptarlo y transformarlo. Luego exhalamos bondad amorosa, liberación y apertura. Mucha gente se resiste a esta idea porque es la última cosa que quisieran hacer. Pueden pensar que las cosas están lo suficientemente mal como para andar tomando también el sufrimiento de los demás.

Nuestro instinto inmediato puede ser que tonglen es nocivo, pensamos que nos intoxicamos si lo hacemos, como si no nos estuviera ya sucediendo esto. En verdad, lo que sucede es que cuando tomamos el sufrimiento de los otros, no estamos tomando realmente su sufrimiento en un sentido literal. Estamos reconociendo la enorme cantidad de energía que se asocia a la aversión y recuperamos gradualmente esta energía perdida. En hacer esto rompemos las paredes que hay entre nosotros y la vida alrededor nuestro. Permitimos a nuestros corazones abrirse y ser más contemplativos del corazón de los otros. Este es el real significado de la práctica.

En la inhalación llevamos el dolor hacia nosotros, lo sentimos y dejamos que nos toque el corazón, pero no nos hundimos en él. Estamos usando la respiración como medio de conciencia. Y aunque el enojo es necesario en una medida, aquí estamos cambiándolo por acciones positivas.

Y AHORA... LA PRÁCTICA:

Respirá profundo por algunas veces. Sentí la inhalación y la exhalación, sólo observála, sin querer intervenir en ella.

Observá la respiración entrando y saliendo en tu cuerpo. Podés imaginar al cuerpo como un fuelle que entra y deja salir el aire.

Hacé esto hasta sentir que estás conectado con tu respiración.

Es natural que al poco tiempo de querer concentrarte tu mente comience a divagar por ahí. Si te distraés, volvé a la respiración sin enojarte con vos mismo porque te notás distraído.

Hacé esto hasta que tu atención se encuentre anclada en la respiración.

Abríte a cualquier malestar que sientas en tu cuerpo, quizás al enojo, a la insatisfacción, a la frustración, a cualquier sensación física que estés sintiendo. ¿A dónde se encuentran estas sensaciones? ¿En la cabeza, en el estómago, en el pecho quizás?

Ahora céntrate en el área del corazón y notá si tenés algún malestar. Si lo sentís, ¿cómo es? ¿Es denso…agitado…duro….? ¿Cómo aparece a los ojos de la mente? ¿Es scuro, gris, quizás triste? Trata de captar el sentido del malestar de forma que puedas identificarlo claramente. Dale un nombre si quieres, como ‘dolor’, ‘desánimo’ o ‘preocupación’.

Asociá tu malestar con la respiración. Con cada inspiración inhalá profundamente tu malestar hacia dentro. Respirá honda y profundamente. Inhalá el malestar desde cualquier parte del cuerpo en que se localice.

Ahora imaginá que, en el intervalo entre la inhalación y la exhalación, tu molestia se transforma, bien por influencia de una luz en el centro de tu ser, bien por sí misma.

Exhalá alivio y un amplio espacio hacia vos mismo y hacia otros. Exhalá desde el centro de vos mismo hacia todo tu cuerpo, inundándolo de bienestar y abarcando también al mundo exterior.

Dejá que tu exhalación sea lo opuesto a tu inhalación. Si ihalás oscuridad, irradiá luz. Si inhalás tensión, exhalá relajación. Si estás aspirando dureza y crueldaed, envía suavidad y bondad.

Dejá que lo que entra oscuro salga como aire limpio y puro para que puedan tus talentos y tu fuerza llegar a todos los seres. Podés irradiar tranquilidad y bienestar para personas específicas o bien para todo el mundo en general.

Probá con más de una inspiración para inhalar el sufrimiento y que luego se transforme en la emoción contraria, hacé una espiración para exhalar el bienestar, hasta que te encuentres más sereno. Dejá que tu respiración se instale gradualmente en un ritmo cómodo, inspirando el malestar y exhalando bondad y bienestar.

Transformá el enojo y el dolor en soluciones positivas y creativas y dirigíte hacia ellas. Dejá que la impotencia y la oscuridad se conviertan en un campo de amor y de creatividad frente a la crisis. Si ves una salida, expresála en lugar de hundirte en cualquier cosa que esté sucediendo en el exterior.

Quedáte un rato sentado en silencio, dejando que tu experiencia interna sea sencillamente tal y como es.

Fanny Libertun
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