Fanny Libertun: ¿Qué sentido tiene la vida?
Buscamos que la vida tenga un sentido, tanto lo hacemos que, al no encontrarlo a la medida de nuestras fantasías, terminamos frustrados o deprimidos.
Un pájaro no se preocupa por si merece vivir, por si su nido está correctamente hecho, porque va a morir y aunque nosotros pretendamos lo contrario, también somos –al igual que ellos- una manifestación de la vida aunque arrogantemente pretendamos lo contrario. La diferencia con las demás manifestaciones de la vida es que los seres humanos pensamos y creamos identidades y personajes, con nuestras mentes generamos historias personales desde las que después decidimos si respondemos correctamente a ellas o si no lo hacemos.
La pregunta que nos hacemos (sobre todo cuando nos sentimos insatisfechos) es si estamos siguiendo el camino correcto, si hemos visto colmadas nuestras expectativas, si estamos cumpliendo con los roles que la sociedad en la que nos tocó desarrollarnos nos señala como suficientes. Entonces la incertidumbre y la angustia de estar vivos surgen desde el punto de vista del pensamiento, del yo, de la identificación con el personaje de una película que estamos representando. Al mantener la identificación con la cultura y sus mandatos, también mantenemos una búsqueda constante de una razón para existir, de nuestra existencia misma, de un sentido.
La vida no tiene un sentido determinado, por lo menos no tiene uno que nosotros podamos conocer con la certeza que nuestra soberbia nos sugiere. Pero la razón para nuestra existencia ya existe. Ese estar vivos ya existe plenamente y cuando se deja de tomar en serio el relato mental, lo que hay en el presente es lo que es. No hay nada fuera del presente. Este personaje no tiene ni pasado ni futuro.
No confundamos los tantos, no propongo una locura tal que pensar que como la vida se da por sí misma nada tenemos que hacer, nada hay que trabajar en ella. La vida se da, nosotros debemos hacer esfuerzos para vivirla, pero no hay ningún lugar al que llegar desde el debamos sentirnos ansiosos o expectantes, frustrados o insatisfechos.
Fanny Libertun
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Un pájaro no se preocupa por si merece vivir, por si su nido está correctamente hecho, porque va a morir y aunque nosotros pretendamos lo contrario, también somos –al igual que ellos- una manifestación de la vida aunque arrogantemente pretendamos lo contrario. La diferencia con las demás manifestaciones de la vida es que los seres humanos pensamos y creamos identidades y personajes, con nuestras mentes generamos historias personales desde las que después decidimos si respondemos correctamente a ellas o si no lo hacemos.
La pregunta que nos hacemos (sobre todo cuando nos sentimos insatisfechos) es si estamos siguiendo el camino correcto, si hemos visto colmadas nuestras expectativas, si estamos cumpliendo con los roles que la sociedad en la que nos tocó desarrollarnos nos señala como suficientes. Entonces la incertidumbre y la angustia de estar vivos surgen desde el punto de vista del pensamiento, del yo, de la identificación con el personaje de una película que estamos representando. Al mantener la identificación con la cultura y sus mandatos, también mantenemos una búsqueda constante de una razón para existir, de nuestra existencia misma, de un sentido.
La vida no tiene un sentido determinado, por lo menos no tiene uno que nosotros podamos conocer con la certeza que nuestra soberbia nos sugiere. Pero la razón para nuestra existencia ya existe. Ese estar vivos ya existe plenamente y cuando se deja de tomar en serio el relato mental, lo que hay en el presente es lo que es. No hay nada fuera del presente. Este personaje no tiene ni pasado ni futuro.
No confundamos los tantos, no propongo una locura tal que pensar que como la vida se da por sí misma nada tenemos que hacer, nada hay que trabajar en ella. La vida se da, nosotros debemos hacer esfuerzos para vivirla, pero no hay ningún lugar al que llegar desde el debamos sentirnos ansiosos o expectantes, frustrados o insatisfechos.
Fanny Libertun
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