Recuperar la esperanza, Paula Serrano



"Lo que no es biología sino aprendizaje puede moldearse, modificarse o aceptarse. Pero lo que no se puede hacer es andar peleado con uno mismo porque tenemos la mala suerte de tener que vivir todo el día con ese que soy yo...".

Mientras más se aprende de la psiquis, más elementos tenemos para preguntarnos si somos sanos. Y hay mil razones para autodiagnosticarnos como "no tan sanos".

Una de ellas es la falta de esperanza de cambiar. No digo cambiar del todo -eso no es posible ni necesario-, sino hacer cambios que nos hagan mejores ante nuestros propios ojos. El tema de fondo y el que provoca más dolor psíquico es la crítica constante e inútil hacia nosotros mismos. No es pública ni dramática, es sorda. Está ahí al acecho para recordarnos nuestras fragilidades como si fueran avergonzantes.

Porque tener problemas o defectos es un dato irremediable de nuestra condición de ser humano.

Lo que pasa es que hay rasgos nuestros que nos hacen sufrir o hacen sufrir a otros, y que debemos enfrentar, porque efectivamente somos seres humanos. Porque tenemos la posibilidad de hacer cambios. No estamos definidos a priori, no enteramente. Y lo que no es biología sino aprendizaje puede moldearse, modificarse o aceptarse. Pero lo que no se puede hacer es andar peleado con uno mismo porque tenemos la mala suerte de tener que vivir todo el día con ese que soy yo.

Decidir cambios drásticos en las cosas del alma tampoco es una tarea posible o si lo es, será lenta y larga.

Hay otro camino, más lento y más modesto, pero a la larga más eficiente, que es elegir el camino del caminar lento. Así, cuando el primer paso resulta, podemos estar contentos y es eso lo que nos da la esperanza de seguir.

La esperanza no es abstracta, no se aprende en los libros. Se ensaya. Se aprende y se goza. Tampoco es general y abarca la vida entera.

Es un gesto amoroso de uno consigo mismo que hace posible detectar lo que nos hace daño y empezar a cambiar ese rasgo en pequeños pasos. De vez en cuando nos detenemos a observar el camino recorrido o se nos aparece una actitud que revela un cambio, y queremos persistir, pero primero debemos celebrar ese pequeño paso. Es lo que hará posible el próximo. Y el siguiente.

La esperanza de cambiar en pequeños pasos es la inversa de decir "así soy yo, es parte de mi personalidad" o "estoy sonada, siempre me va a pasar lo mismo". La soberbia y el abatimiento son el mejor camino para repetir una y otra vez lo que hace daño.

La esperanza es una posibilidad.
Paula Serrano
fte: http://www.elmercurio.com/blogs/2017/02/28/49204/Recuperar-la-esperanza.aspx

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