El deseo no es amor, Walter Riso
Se puede hacer sexo sin hacer el amor, o se puede tener sexo sin tener amor. Cualquier persona puede apegarse sexualmente a otra, aunque no haya afecto. En un número considerable de parejas separadas, el deseo sexual sigue presente, no obstante que el afecto haya desaparecido. En otros casos, a pesar de haber tenido una relación sexualmente fría, la libido se alborota inesperadamente después del distanciamiento. De la noche a la mañana, la “ex” o el “ex2" comienzan a transformarse misteriosamente en los seres más sensuales y eróticos del universo. Una atracción tardía y desconocida hasta entonces hace
su aparición, sacude el sistema límbico y los impulsa a un éxtasis de consecuencias impredecibles.
La verdadera problemática surge cuando el sexo se convierte, ilusamente, en la prueba reina de que el amor está vivo. Seguir haciendo el amor con la persona que queremos, pero que no nos corresponde, es un disparate. Cada encuentro clandestino es la confirmación de un “sí” con sabor a “no” , y una afrenta para la autoestima. La esperanza en carne viva. No olvidemos que ser
deseable no implica ser querible. En suma: deseo no es amor.
Walter Riso
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