Cuento - El tendero amable - Xu Yun
Hubo una vez un tendero, un hombre
bondadoso y decente que apreciaba a todos sus clientes. Cuidaba y quería
que todos estuviesen sanos y bien alimentados. Mantenía sus precios tan
bajos que no ganaba mucho dinero, ni tan siquiera para contratar a
alguien que lo ayudara en su pequeña tienda. Trabajaba muy duro en su
honesta pobreza y era feliz.
Un día vino una clienta y le contó que su marido se había lesionado y no podría trabajar en varios meses. No tenía dinero para comprar comida ni para él ni para sus niños.
"Sin comida – lloró – todos morirán."
El tendero se compadeció de ella y acordó extenderle un crédito.
"Cada semana te proporcionaré arroz para siete días y vegetales para cuatro, y esto con seguridad será suficiente para mantener la salud de tu familia; después, cuando tu marido vuelva a trabajar, podrás mantener el mismo menú mientras liquidas tu deuda. Y antes de que te des cuenta, ya estarás comiendo vegetales siete días a la semana."
La mujer se lo agradeció mucho. Cada semana recibía arroz para siete días y vegetales para cuatro. Pero cuando su marido volvió a trabajar tuvo que decidir entre liquidar su vieja deuda, mientras continuaba comiendo arroz a diario y vegetales cuatro días a la semana… o comprar a otro tendero y comer arroz y vegetales todos los días de la semana. Escogió cambiar de tendero y justificó su deuda diciendo a la gente que su anterior tendero le había vendido “vegetales podridos”.
Un día vino una clienta y le contó que su marido se había lesionado y no podría trabajar en varios meses. No tenía dinero para comprar comida ni para él ni para sus niños.
"Sin comida – lloró – todos morirán."
El tendero se compadeció de ella y acordó extenderle un crédito.
"Cada semana te proporcionaré arroz para siete días y vegetales para cuatro, y esto con seguridad será suficiente para mantener la salud de tu familia; después, cuando tu marido vuelva a trabajar, podrás mantener el mismo menú mientras liquidas tu deuda. Y antes de que te des cuenta, ya estarás comiendo vegetales siete días a la semana."
La mujer se lo agradeció mucho. Cada semana recibía arroz para siete días y vegetales para cuatro. Pero cuando su marido volvió a trabajar tuvo que decidir entre liquidar su vieja deuda, mientras continuaba comiendo arroz a diario y vegetales cuatro días a la semana… o comprar a otro tendero y comer arroz y vegetales todos los días de la semana. Escogió cambiar de tendero y justificó su deuda diciendo a la gente que su anterior tendero le había vendido “vegetales podridos”.
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