Estamos diseñados para crear. Clave 11: Greg Braden
Durante una conversación con el poeta y místico indio Rabin-dranath Tagore en 1930, Albert Einstein resumió los dos puntos de vista de inicios del siglo XX respecto a nuestro papel en el universo. "Existen dos conceptos diferentes respecto
a la naturaleza del universo," comenzó diciendo. El primero observa "al mundo como una unidad dependiente de la humanidad..." y el segundo percibe "al mundo como una realidad independiente del factor humano". Aunque los experimentos descritos antes, ciertamente demuestran que nuestra observación consciente de la materia de la cual está hecho el mundo, incluyendo átomos y electrones, afecta directamente la conducta de la materia, probablemente descubriremos que existe una tercera posibilidad, una que esté en algún punto entre los dos extremos de Einstein.
Esta posibilidad puede demostrar que nuestro universo llegó a existir a través de un proceso que inicialmente no nos involucraba. Aunque la creación pudo haber comenzado sin nuestra presencia, ahora estamos aquí mientras sigue creciendo y evolucionando. Desde estrellas tan distantes que terminan sus vidas antes de que su luz llegue a nuestros ojos, hasta la energía que desaparece en los misteriosos vórtices llamados simplemente "agujeros negros," el cambio es la constante universal con que la podemos contar. Está ocurriendo como parte de todo lo que vemos e incluso en los dominios que no vemos.
A estas alturas debe estar claro que es imposible que seamos simples transeúntes en nuestro mundo. Como observadores conscientes, somos parte de lo que vemos. Además, a pesar de que los científicos todavía tienen que llegar a ponerse de acuerdo en cuál es la teoría que explica la manera en que cambiamos nuestra realidad, todos sugieren que el universo es alterado ante nuestra presencia. Es como si ser consciente fuera un acto de creación por sí mismo. Como señala el físico John Wheeler: vivimos en una universo "participante", no en uno en donde manipulamos o forzamos nuestra voluntad o somos capaces de controlar el mundo que nos rodea.
En nuestra capacidad, como parte del universo actual, tenemos la habilidad de modificar y cambiar pequeñas piezas de él a través de la forma en que vivimos nuestras vidas. En el dominio de las posibilidades cuánticas, parece que fuimos hechos para participar en nuestra creación. ¡Estamos diseñados para crear! Puesto que parecemos estar conectados universalmente a escala cuántica, nuestra conexión a fin de cuentas, nos promete que hasta el menor giro en nuestras vidas puede tener enorme influencia en nuestro mundo e incluso en el universo lejano. Nuestro enlace cuántico con el cosmos llega a tal profundidad, que los científicos han creado un nuevo vocabulario para describir lo que dichas conexiones realmente significan. El "efecto mariposa" por ejemplo, describe cómo pequeños cambios pueden causar efectos realmente grandes.
Anteriormente conocido como dependencia sensible a las condidones iniciales, el punto crucial de este fenómeno sugiere que un pequeño y único cambio en una parte del mundo, puede activar una enorme alteración en otro lugar y tiempo. Con frecuencia es descrito usando la analogía de que "si una mariposa bate sus alas en Tokyo, puede causar un mes más tarde un huracán en Brasil." Un ejemplo de este efecto usado a menudo es el resultado originado cuando en 1914 el chofer del Archiduque Ferdinand dio un giro equivocado en una calle mientras conducía. Este error llevó al líder de Austria cara a cara con su asesino, y la historia demuestra que la muerte de Ferdinand fue el catalizador que condujo a la Primera Guerra Mundial. Todo comenzó con la ocurrencia fortuita de un sencillo error que todos hemos cometido en una u otra ocasión. Ese giro equivocado, no obstante, tuvo consecuencias globales.
En textos anteriores, exploramos tres experimentos que nos hablan de nuestra relación con el mundo que nos rodea. Nos demuestra que el ADN cambia la materia de la cual está hecho nuestro mundo y que la emoción altera el propio ADN. Los experimentos militares y aquellos conducidos por Cleve Backster demostraron que este efecto no está limitado por el tiempo o la distancia. El resultado neto sugiere que usted y yo dirigimos una fuerza en nuestro interior, que funciona en un dominio libre de los limites de la física tal como los conocemos.
Los estudios implican que no estamos sujetos a las leyes científicas tal como las entendemos hoy en día. Éste puede ser precisamente el poder al que el místico San Francisco aludió hace más de 600 años cuando dijo: "Hay fuerzas hermosas y salvajes en nuestro interior." Si existe un poder en nuestro interior capaz de alterar la esencia del universo en formas que pueden sanar y crear paz, entonces tiene muchísimo sentido que haya un lenguaje que nos permita hacerlo conscientemente y a voluntad. Y lo hay; curiosamente, es precisamente el lenguaje de la emoción, de la imaginación y de la oración que quedó perdido para el mundo occidental a raíz de las ediciones realizadas a la Biblia por la iglesia cristiana del siglo IV.
CUANDO EL MILAGRO DEJA DE FUNCIONAR
Los efectos de la conexión mente-cuerpo y ciertos tipos de oración han sido bien documentados en literatura pública. Estudios de grandes universidades y pruebas de campo en países acosados por las guerras, muestran que la manera en que nos sentimos en el interior de nuestros cuerpos nos afecta, no solamente a nosotros, sino a todo el mundo.
Esta relación entre nuestras experiencias internas y externas parece ser la razón por la cual algunas oraciones nos empoderan de la forma en que lo hacen. Aunque el meca- nismo preciso que explica por qué las oraciones funcionan puede no haber sido comprendido a plenitud, la verdad es que funcionan y la evidencia está allí (en el mecanismo). Sin embargo, también persiste un misterio. En los estudios, el impacto positivo de las oraciones parece perdurar solamente durante el periodo de tiempo en que están ocurriendo. Cuando se detienen, parece que sus efectos también se acaban.
Por ejemplo, durante los experimentos con oraciones por la paz, los estudios demuestran claramente que hubo una disminución estadística significativa en los indicadores claves que los investigadores estaban observando. Se redujeron las incidencias de accidentes de tráfico, los casos de emergencia en los hospitales e incluso los crímenes violentos contra las personas. En presencia de la paz, lo único que podía ocurrir era paz. Sin embargo, por muy interesantes que sean estos resultados, lo que demuestran después ha sido un misterio constante para las personas que estudian este efecto.
Cuando se detuvieron los experimentos, la violencia regresó, en algunos casos alcanzó niveles todavía mayores que antes de que comenzaran los experimentos. ¿Qué ocurrió?
¿Por qué los efectos de las meditaciones y las oraciones parecen terminar? La respuesta a estas preguntas parece ser la clave para comprender la calidad de conciencia que se crea.
Lo que sucedió fue que los practicantes dejaron de hacer lo que estaban haciendo: cesaron sus meditaciones y oraciones. Y ésta es la respuesta a nuestro misterio.
Si creemos que escoger nuestra realidad es algo que hacemos solamente en el momento, entonces tiene mucho sentido que cuando dejamos de sentir que existe nuestra nueva realidad, el efecto de nuestra decisión también cesa. Crear nuestra realidad puede ser una elección de corta vida si asumimos que los sentimientos de sanación, paz y abundancia son experiencias que solamente duran minutos a la vez. Entre los experimentos modernos y las instrucciones de los textos antiguos, sabemos que crear la realidad es más que lo que hacemos... es ¡lo que somos!
Clave 11: Debemos convertimos en nuestras vidas, en las cosas que optamos por experimentar como nuestro mundo.
Si sentir es lo que escogemos y estamos sintiendo todo el tiempo, también estamos constantemente escogiendo. Podemos sentir nuestra gratitud por la paz en nuestro mundo con convicción porque siempre existe en alguna parte. Podemos sentir aprecio por el bienestar de nuestros seres queridos, así como el nuestro, porque estamos sanos y, en cierto modo, cada día nos renovamos.
Esto puede ser precisamente lo que las versiones arameas de los evangelios estaban tratando de transmitir a las personas del futuro, a través del lenguaje que nos dejaron hace casi 2,000 años. Puede ser, además, este efecto el que describió el texto gnóstico del evangelio perdido de Tomás: "Aquello que poseen los salvará si lo hacen surgir de su interior. Aquello que no poseen en su interior, los matará."
Aunque la advertencia es breve, las implicaciones son poderosas. A través de las palabras atribuidas al maestro, Jesús, recordamos que el poder de moldear nuestras vidas y nuestro mundo es algo que reside en nuestro interior como una habilidad que todos compartimos.
Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.
Esta posibilidad puede demostrar que nuestro universo llegó a existir a través de un proceso que inicialmente no nos involucraba. Aunque la creación pudo haber comenzado sin nuestra presencia, ahora estamos aquí mientras sigue creciendo y evolucionando. Desde estrellas tan distantes que terminan sus vidas antes de que su luz llegue a nuestros ojos, hasta la energía que desaparece en los misteriosos vórtices llamados simplemente "agujeros negros," el cambio es la constante universal con que la podemos contar. Está ocurriendo como parte de todo lo que vemos e incluso en los dominios que no vemos.
A estas alturas debe estar claro que es imposible que seamos simples transeúntes en nuestro mundo. Como observadores conscientes, somos parte de lo que vemos. Además, a pesar de que los científicos todavía tienen que llegar a ponerse de acuerdo en cuál es la teoría que explica la manera en que cambiamos nuestra realidad, todos sugieren que el universo es alterado ante nuestra presencia. Es como si ser consciente fuera un acto de creación por sí mismo. Como señala el físico John Wheeler: vivimos en una universo "participante", no en uno en donde manipulamos o forzamos nuestra voluntad o somos capaces de controlar el mundo que nos rodea.
En nuestra capacidad, como parte del universo actual, tenemos la habilidad de modificar y cambiar pequeñas piezas de él a través de la forma en que vivimos nuestras vidas. En el dominio de las posibilidades cuánticas, parece que fuimos hechos para participar en nuestra creación. ¡Estamos diseñados para crear! Puesto que parecemos estar conectados universalmente a escala cuántica, nuestra conexión a fin de cuentas, nos promete que hasta el menor giro en nuestras vidas puede tener enorme influencia en nuestro mundo e incluso en el universo lejano. Nuestro enlace cuántico con el cosmos llega a tal profundidad, que los científicos han creado un nuevo vocabulario para describir lo que dichas conexiones realmente significan. El "efecto mariposa" por ejemplo, describe cómo pequeños cambios pueden causar efectos realmente grandes.
Anteriormente conocido como dependencia sensible a las condidones iniciales, el punto crucial de este fenómeno sugiere que un pequeño y único cambio en una parte del mundo, puede activar una enorme alteración en otro lugar y tiempo. Con frecuencia es descrito usando la analogía de que "si una mariposa bate sus alas en Tokyo, puede causar un mes más tarde un huracán en Brasil." Un ejemplo de este efecto usado a menudo es el resultado originado cuando en 1914 el chofer del Archiduque Ferdinand dio un giro equivocado en una calle mientras conducía. Este error llevó al líder de Austria cara a cara con su asesino, y la historia demuestra que la muerte de Ferdinand fue el catalizador que condujo a la Primera Guerra Mundial. Todo comenzó con la ocurrencia fortuita de un sencillo error que todos hemos cometido en una u otra ocasión. Ese giro equivocado, no obstante, tuvo consecuencias globales.
En textos anteriores, exploramos tres experimentos que nos hablan de nuestra relación con el mundo que nos rodea. Nos demuestra que el ADN cambia la materia de la cual está hecho nuestro mundo y que la emoción altera el propio ADN. Los experimentos militares y aquellos conducidos por Cleve Backster demostraron que este efecto no está limitado por el tiempo o la distancia. El resultado neto sugiere que usted y yo dirigimos una fuerza en nuestro interior, que funciona en un dominio libre de los limites de la física tal como los conocemos.
Los estudios implican que no estamos sujetos a las leyes científicas tal como las entendemos hoy en día. Éste puede ser precisamente el poder al que el místico San Francisco aludió hace más de 600 años cuando dijo: "Hay fuerzas hermosas y salvajes en nuestro interior." Si existe un poder en nuestro interior capaz de alterar la esencia del universo en formas que pueden sanar y crear paz, entonces tiene muchísimo sentido que haya un lenguaje que nos permita hacerlo conscientemente y a voluntad. Y lo hay; curiosamente, es precisamente el lenguaje de la emoción, de la imaginación y de la oración que quedó perdido para el mundo occidental a raíz de las ediciones realizadas a la Biblia por la iglesia cristiana del siglo IV.
CUANDO EL MILAGRO DEJA DE FUNCIONAR
Los efectos de la conexión mente-cuerpo y ciertos tipos de oración han sido bien documentados en literatura pública. Estudios de grandes universidades y pruebas de campo en países acosados por las guerras, muestran que la manera en que nos sentimos en el interior de nuestros cuerpos nos afecta, no solamente a nosotros, sino a todo el mundo.
Esta relación entre nuestras experiencias internas y externas parece ser la razón por la cual algunas oraciones nos empoderan de la forma en que lo hacen. Aunque el meca- nismo preciso que explica por qué las oraciones funcionan puede no haber sido comprendido a plenitud, la verdad es que funcionan y la evidencia está allí (en el mecanismo). Sin embargo, también persiste un misterio. En los estudios, el impacto positivo de las oraciones parece perdurar solamente durante el periodo de tiempo en que están ocurriendo. Cuando se detienen, parece que sus efectos también se acaban.
Por ejemplo, durante los experimentos con oraciones por la paz, los estudios demuestran claramente que hubo una disminución estadística significativa en los indicadores claves que los investigadores estaban observando. Se redujeron las incidencias de accidentes de tráfico, los casos de emergencia en los hospitales e incluso los crímenes violentos contra las personas. En presencia de la paz, lo único que podía ocurrir era paz. Sin embargo, por muy interesantes que sean estos resultados, lo que demuestran después ha sido un misterio constante para las personas que estudian este efecto.
Cuando se detuvieron los experimentos, la violencia regresó, en algunos casos alcanzó niveles todavía mayores que antes de que comenzaran los experimentos. ¿Qué ocurrió?
¿Por qué los efectos de las meditaciones y las oraciones parecen terminar? La respuesta a estas preguntas parece ser la clave para comprender la calidad de conciencia que se crea.
Lo que sucedió fue que los practicantes dejaron de hacer lo que estaban haciendo: cesaron sus meditaciones y oraciones. Y ésta es la respuesta a nuestro misterio.
Si creemos que escoger nuestra realidad es algo que hacemos solamente en el momento, entonces tiene mucho sentido que cuando dejamos de sentir que existe nuestra nueva realidad, el efecto de nuestra decisión también cesa. Crear nuestra realidad puede ser una elección de corta vida si asumimos que los sentimientos de sanación, paz y abundancia son experiencias que solamente duran minutos a la vez. Entre los experimentos modernos y las instrucciones de los textos antiguos, sabemos que crear la realidad es más que lo que hacemos... es ¡lo que somos!
Clave 11: Debemos convertimos en nuestras vidas, en las cosas que optamos por experimentar como nuestro mundo.
Si sentir es lo que escogemos y estamos sintiendo todo el tiempo, también estamos constantemente escogiendo. Podemos sentir nuestra gratitud por la paz en nuestro mundo con convicción porque siempre existe en alguna parte. Podemos sentir aprecio por el bienestar de nuestros seres queridos, así como el nuestro, porque estamos sanos y, en cierto modo, cada día nos renovamos.
Esto puede ser precisamente lo que las versiones arameas de los evangelios estaban tratando de transmitir a las personas del futuro, a través del lenguaje que nos dejaron hace casi 2,000 años. Puede ser, además, este efecto el que describió el texto gnóstico del evangelio perdido de Tomás: "Aquello que poseen los salvará si lo hacen surgir de su interior. Aquello que no poseen en su interior, los matará."
Aunque la advertencia es breve, las implicaciones son poderosas. A través de las palabras atribuidas al maestro, Jesús, recordamos que el poder de moldear nuestras vidas y nuestro mundo es algo que reside en nuestro interior como una habilidad que todos compartimos.
Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.
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