Ocúpate de tus propios asuntos, Katie Byron
Sólo puedo encontrar tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos, y los de Dios. (Para mí, la palabra Dios significa "realidad". La realidad es Dios, porque gobierna. Todo lo que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier otra persona es lo que yo denomino "los asuntos de Dios").
Buena parte de nuestras tensiones provienen de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos. Cuando pienso: "Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual, necesitas cuidar mejor de ti mismo", me estoy inmiscuyendo en tus asuntos. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muete, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios. Si mentalmente estoy metida en tus asuntos o en los de Dios, el efecto es la separación. Fui consciente de esto hace tiempo, en 1986. Cuando, por ejemplo, me inmiscuía mentalmente en los asuntos de mi madre con pensamientos del tipo: "Mi madre debería comprenderme", experimentaba de inmediato un sentimiento de soledad. Y comprendí que siempre que me he sentido herida o sola, he estado inmiscuida en los asuntos de otra persona.
Si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está aquí viviendo la mía? Los dos estamos ahí. Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en los míos. Me separo de mí misma y me pregunto por qué razón mi vida no funciona.
Pensar que yo sé lo que es mejor para los demás es estar fuera de mis asuntos. Incluso en nombre del amor, es pura arrogancia y el resultado es la tensión, la ansiedad y el miedo. ¿Sé lo que es adecuado para mi? Ese es mi único asunto. Permíteme trabajar en eso antes de tratar de resolver tus problemas por ti.
Si comprendes los tres tipos de asuntos lo bastante para ocuparte de los tuyos propios, este conocimiento puede liberar tu vida de una manera que ni siquiera eres capaz de imaginar. La próxima vez que sientas tensión o incomodidad, preguntate de quién son los asuntos en los que te ocupas mentalmente, ¡y quizás estalles en carcajadas! Esa pregunta puede devolverte a ti mismo. Tal vez llegues a descubrir que, en realidad, nunca has estado presente y te has pasado toda la vida viviendo mentalente en los asuntos de otras personas.
Y si practicas durante un tiempo, quizá descubras que en realidad no tienes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma.
Byron Katie
(Amar lo que es)
Buena parte de nuestras tensiones provienen de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos. Cuando pienso: "Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual, necesitas cuidar mejor de ti mismo", me estoy inmiscuyendo en tus asuntos. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muete, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios. Si mentalmente estoy metida en tus asuntos o en los de Dios, el efecto es la separación. Fui consciente de esto hace tiempo, en 1986. Cuando, por ejemplo, me inmiscuía mentalmente en los asuntos de mi madre con pensamientos del tipo: "Mi madre debería comprenderme", experimentaba de inmediato un sentimiento de soledad. Y comprendí que siempre que me he sentido herida o sola, he estado inmiscuida en los asuntos de otra persona.
Si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está aquí viviendo la mía? Los dos estamos ahí. Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en los míos. Me separo de mí misma y me pregunto por qué razón mi vida no funciona.
Pensar que yo sé lo que es mejor para los demás es estar fuera de mis asuntos. Incluso en nombre del amor, es pura arrogancia y el resultado es la tensión, la ansiedad y el miedo. ¿Sé lo que es adecuado para mi? Ese es mi único asunto. Permíteme trabajar en eso antes de tratar de resolver tus problemas por ti.
Si comprendes los tres tipos de asuntos lo bastante para ocuparte de los tuyos propios, este conocimiento puede liberar tu vida de una manera que ni siquiera eres capaz de imaginar. La próxima vez que sientas tensión o incomodidad, preguntate de quién son los asuntos en los que te ocupas mentalmente, ¡y quizás estalles en carcajadas! Esa pregunta puede devolverte a ti mismo. Tal vez llegues a descubrir que, en realidad, nunca has estado presente y te has pasado toda la vida viviendo mentalente en los asuntos de otras personas.
Y si practicas durante un tiempo, quizá descubras que en realidad no tienes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma.
Byron Katie
(Amar lo que es)
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