Aceptación
La ACEPTACIÓN es la clave para liberar el mayor de todos los poderes del universo. A través de ella, la conciencia se libera de la ilusión de la percepción. ACEPTAR profundamente todo lo que perciben nuestros sentidos es colocar la ilusión de la "realidad" en su posición relativa y disolver absolutamente la fuerza de las formas.
La resistencia hace REAL el mundo y las cosas, incluida nuestra propia identidad, hace que parezcan cada vez más reales, más sólidos, poderosos y duraderos de lo que son. Dota al mundo y al ego de un peso y de una importancia absoluta que hacen que tomemos al mundo y nuestra persona demasiado en serio. Entonces confundimos la ilusión de la "realidad" con lo único real, se genera la separación y el miedo a la perdida, y al ser ésa nuestra única percepción, se convierte en nuestra realidad.
"La realidad es solo una ilusión, pero muy persistente" Albert Einstein
Todos los sucesos y formas que adopta la vida, es por naturaleza pasajero. Las cosas, los cuerpos, las personalidades, los sucesos, las situaciones, los pensamientos, las emociones, los deseos, las ambiciones, los temores, por grandes que parezcan, cuando menos los tenemos en cuenta se desvanecen en la nada de donde salieron.
¿Alguna vez fueron reales? ¿Fueron realmente algo más que un sueño? En la vida como en el sueño, para permanecer lúcido, para permanecer conscientes es necesario distanciarse, no identificarse con la acción. Es un viejo principio espiritual, el deseo y el miedo son las dos caras de nuestra identificación, así lo afirman todas las tradiciones.
Cuando abrimos los ojos en la mañana, el sueño de la noche se desvanece y decimos, “fue sólo un sueño, no fue real”. Pero tuvo que haber algo real en el sueño o de lo contrario no habría podido suceder. Cuando se aproxima la muerte, como han escrito tantos y tantos poetas, podemos mirar hacia atrás y preguntarnos ¿la vida fue otro sueño? Ahora mismo, si recuerdas el día de ayer, o algún suceso "importante" de tu pasado, podrás ver que son muy parecidos al sueño de anoche.
Está el sueño y también el soñador del sueño. El sueño es una ilusión, es el mundo "real" en términos absolutamente relativos. Y está el soñador, la realidad absoluta en la cual van y vienen las ilusiones. El soñador no es la persona, la persona es parte del sueño. El soñador es el "espacio" en el cual aparece el sueño, la dimensión atemporal detrás del tiempo, la conciencia siempre viva que siente en la forma, pero está detrás de ella. El soñador es la conciencia misma, es lo que REALMENTE somos.
Nuestro propósito ahora es despertarnos del sueño, escapar de la prisión. Cuando estamos despiertos en el sueño, el drama creado en la tierra por el ego/personalidad/ilusión llega a su fin y aparece un nuevo y maravilloso sueño. Es el retorno al paraíso perdido, la tierra prometida, la ascensión al cielo, el nirvana, la iluminación, LA VIDA QUE REALMENTE LO ES.....
La resistencia hace REAL el mundo y las cosas, incluida nuestra propia identidad, hace que parezcan cada vez más reales, más sólidos, poderosos y duraderos de lo que son. Dota al mundo y al ego de un peso y de una importancia absoluta que hacen que tomemos al mundo y nuestra persona demasiado en serio. Entonces confundimos la ilusión de la "realidad" con lo único real, se genera la separación y el miedo a la perdida, y al ser ésa nuestra única percepción, se convierte en nuestra realidad.
"La realidad es solo una ilusión, pero muy persistente" Albert Einstein
Todos los sucesos y formas que adopta la vida, es por naturaleza pasajero. Las cosas, los cuerpos, las personalidades, los sucesos, las situaciones, los pensamientos, las emociones, los deseos, las ambiciones, los temores, por grandes que parezcan, cuando menos los tenemos en cuenta se desvanecen en la nada de donde salieron.
¿Alguna vez fueron reales? ¿Fueron realmente algo más que un sueño? En la vida como en el sueño, para permanecer lúcido, para permanecer conscientes es necesario distanciarse, no identificarse con la acción. Es un viejo principio espiritual, el deseo y el miedo son las dos caras de nuestra identificación, así lo afirman todas las tradiciones.
Cuando abrimos los ojos en la mañana, el sueño de la noche se desvanece y decimos, “fue sólo un sueño, no fue real”. Pero tuvo que haber algo real en el sueño o de lo contrario no habría podido suceder. Cuando se aproxima la muerte, como han escrito tantos y tantos poetas, podemos mirar hacia atrás y preguntarnos ¿la vida fue otro sueño? Ahora mismo, si recuerdas el día de ayer, o algún suceso "importante" de tu pasado, podrás ver que son muy parecidos al sueño de anoche.
Está el sueño y también el soñador del sueño. El sueño es una ilusión, es el mundo "real" en términos absolutamente relativos. Y está el soñador, la realidad absoluta en la cual van y vienen las ilusiones. El soñador no es la persona, la persona es parte del sueño. El soñador es el "espacio" en el cual aparece el sueño, la dimensión atemporal detrás del tiempo, la conciencia siempre viva que siente en la forma, pero está detrás de ella. El soñador es la conciencia misma, es lo que REALMENTE somos.
Nuestro propósito ahora es despertarnos del sueño, escapar de la prisión. Cuando estamos despiertos en el sueño, el drama creado en la tierra por el ego/personalidad/ilusión llega a su fin y aparece un nuevo y maravilloso sueño. Es el retorno al paraíso perdido, la tierra prometida, la ascensión al cielo, el nirvana, la iluminación, LA VIDA QUE REALMENTE LO ES.....
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