Ayudar con sólo una frase por Bert Hellinger

El procedimiento

¿Qué sucede? Un cliente presenta un problema y menciona a una persona determinada. Normalmente son los padres, la pareja y los hijos. Estos son los más próximos. Aunque también pueden ser otros. Procedo ahora sistémicamente. Esto es, me imagino las personas que forman parte del entorno y me dedico a todas ellas de la misma manera. Me coloco a distancia de ellos, sin ningún deseo especial y sin temer nada. Entonces espero una indicación.
Esa indicación ayuda a todos de la misma manera. Ella no está solamente dirigida a lo que ayuda al cliente. Ella ayuda a todos de la misma manera. Eso evidencia que se trata de una frase que proviene de un movimiento espiritual.
Cuando se ha encontrado y dicho esa frase todo ha terminado. ¡Ni una palabra más! Cada palabra adicional estropearía la fuerza de esa frase.
Este es el modo más bello de ayudar a alguien, que trasciende incluso la Constelación Familiar del Espíritu. Sin embargo solamente de determinada manera, pues en la percepción interior todos están igualmente presentes. 
Me gustaría practicarlo con ustedes y, por cierto, mejor como supervisión. O sea, no presenten nada personal, sino traigan el caso de un cliente. En ese ejemplo demostraré esta ayuda. Es decir, no solamente lo demostraré sino que todos aprenderemos como podemos adentrarnos en un movimiento sanador como este.
Más allá de cual sea el resultado nos ayudará de muchas maneras. Tendremos otra actitud. Queda absolutamente claro, aquí no podemos desear nada. No podemos pensar las frases. Ellas nos serán obsequiadas en el camino del conocimiento fenomenológico.
Bien, ¿quedó claro lo que dije? ¿Quién tiene un caso de este tipo que pueda presentar?

Ejemplo: Joven de 12 años que tiene una manía
HELLINGER al participante que quiere traer un caso: ¿De qué se trata?
PARTICIPANTE: Un chico de 12 años se acercó a mí y a mi mujer. El tiene un tic nervioso. Parpadea con los ojos y mueve involuntariamente las manos.
HELLINGER: ¿Quién se acercó a ti?
PARTICIPANTE: La primera vez vino la madre con este chico de 12 años y su hermano.
HELLINGER después de reflexionar un rato al grupo: El sólo mencionó a este chico y a la madre.
A ese participante: ¿A quién dejaste afuera? 
PARTICIPANTE: El padre vino la segunda vez.
HELLINGER: Okay. Bien.
PARTICIPANTE: La segunda vez trabajamos sólo con el padre y la madre.
HELLINGER: Bien.
Al grupo: Imaginémonos ahora: Cuando este chico hace esos movimientos, con ese tic y con la mano, y por un momento nos abstraemos del chico ¿A dónde mira él? ¿A qué persona mira? ¿A qué persona a la que los padres no miran? En lugar de a esa persona ellos miran al chico. 
El participante asiente.
HELLINGER al grupo: Imaginemos ahora la totalidad del sistema: quién pertenece a él y quién, tal vez, está esperando ser visto, quién está esperando que se le tenga afecto, que se lo quiera. Este sería el trasfondo.
Okay, cerremos ahora los ojos y con esa actitud nos enfrentamos a todo el sistema: dedicados a todos con amor. Entonces esperamos por si tal vez aparece la palabra o la frase decisiva.
Hellinger se hunde en una profunda concentración.
Después de un rato: Yo tengo la frase, una frase completamente sorprendente que no es posible pensar. 
A ese participante: Cuando ellos vuelvan a estar contigo, los tres, haz que el joven le diga a sus padres: Olvídenme a mí también.
El participante asiente conmovido. 
HELLINGER: Entonces inmediatamente los mandas de vuelta a su casa. Tú has sentido inmediatamente la fuerza.
Al grupo: Pudimos verlo en su rostro. También nosotros sentimos esa fuerza.
A ese participante: Y el joven está mejor.
El hombre asiente.
HELLINGER: Okay. Bien.
Después de un rato al grupo: Ustedes se dan cuenta, no nos es posible pensar esas frases. Ellas son completamente distintas a como nos las imaginamos. 

Ejemplo: Hombre de 40 años con diarrea
HELLINGER al grupo: ¿Quieren que continuemos con esta terapia ultracorta?
Una mujer se ofrece.
HELLINGER a esa mujer: Démonos tiempo. Se trata de procedimientos meditativos. A través de ellos nos tranquilizamos, todos nosotros nos tranquilizamos.
Después de un rato: Ahora estoy abierto para lo que sigue.
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de un hombre de 40 años que desde hace dos años tiene diarrea. Físicamente no hay nada comprobable.
HELLINGER: ¿Sabes algo de su familia?
PARTICIPANTE MUJER: Su madre falleció cuando el tenía 16 años. Ella tuvo una depresión muy profunda después que el padre se marchó. El padre se marchó porque tuvo una discusión muy fuerte con la hija y le pegó.
HELLINGER: ¿Es él el padre de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER: Era su padre.
HELLINGER: ¿La hija era la hermana de este hombre?
PARTICIPANTE MUJER: Sí.
HELLINGER: ¿La madre murió de depresión?
PARTICIPANTE MUJER: Ella sólo estaba tirada en la cama y quería morirse. Finalmente tuvo una embolia y murió.
HELLINGER: Las personas son: este hombre, su madre, su padre y su hermana, cuatro. ¿Quién de ellos necesita la mayor atención?  
PARTICIPANTE MUJER: El padre.
HELINGER al grupo: Ahora esto resulta importante para nosotros. Él es el que ha sido excluido. A él lo tomamos en nuestra alma. Nos entregamos ahora a esa familia y dedicados a todos esperamos, sin temor y sin intención. 
Después de un rato: Yo tengo una frase.
A esa mujer: El hombre dice la frase. Sin embargo queda abierto a quién se la dice. Si él viene hacia ti haz una breve sesión con él, una meditación. Luego le dices esa frase. Después él debe levantarse e inmediatamente irse.
Es decir, lo haces sentarse a tu lado y le dices: “Cierra los ojos. Ahora imagínate a todos los miembros de tu familia: el padre, la madre, tu hermana y tú. Ellos permanecen a cierta distancia. Entonces sientes con quién estás conectado más profundamente. A él le dices una frase. Esa frase te la digo yo. Después te levantas, sin decir una palabra y te vas”. La frase es: Por favor quédate.
La mujer asiente
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER: Sí.

Ejemplo: Joven de 15 años que se lastima a sí mismo
y tiene ataques de pánico 

HELLINGER a una participante: ¿De qué se trata este caso?
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de una familia en la que los padres están separados. El joven de 15 años se lastima a sí mismo y tiene ataques de pánico.
HELLINGER: ¿Quién te buscó?
PARTICIPANTE MUJER: Los tres.
HELLINGER al grupo:  Okay, aquí solamente tres personas son importantes: el padre, la madre, el hijo.
A la participante: ¿Con quién vive el hijo?
PARTICIPANTE MUJER: Alternativamente con ambos padres, pero momentáneamente está más con el padre.
HELLINGER al grupo: Imaginémonos ahora esta situación. Nos abrimos a todos con la misma dedicación, y nos abrimos al joven y a su amor. 
Después de un rato a la participante: Yo tengo la frase. Ella está en clave. Tú dices la frase en presencia de los padres. Tú les dices a ellos cuál es la pregunta secreta del joven. Y tú les dices: Cuando la frase haya sido dicha deben irse, sin decir una palabra.
Tú les dices a los padres lo que el joven dice interiormente: Mejor yo.
¿Cómo te sientes?
Cuando la participante ríe: Ya lo vemos. Okay, eso sería todo.
PARTICIPANTE MUJER: Gracias.
HELLINGER al grupo: Acepto un caso más. Después terminamos.

Ejemplo: Clienta de 35 años que sólo puede ingerir
alimentos líquidos
HELLINGER al grupo después de una pausa breve de concentración: Naturalmente, también puede ocurrir que no aparezca ninguna frase. Esto puede responder a numerosos motivos.
Tal vez seamos muy impetuosos. Entonces perdemos la conexión con ese movimiento espiritual. Este es también, por ejemplo, el peligro cuando tomo un caso tras otro. Entonces se convierte casi en un ejercicio. Y se volverá peligroso, peligroso en el sentido de que nada se logra.
A la participante: ¿Entonces?
PARTICIPANTE MUJER: Se trata de una clienta, ella tiene 35 años. Ella padece desde que era joven una enfermedad que se expresa en que no puede tragar ningún alimento sólido. Se le atora en la garganta. Por esa razón solamente puede ingerir alimento líquido.
HELLINGER: O sea, ese es el problema. ¿Quién fue en tu búsqueda?
PARTICIPANTE MUJER: Vino ella misma.
HELLINGER al grupo: Nosotros tenemos que completar interiormente quién pertenece al grupo familiar. Sin entrar en detalle nos imaginamos a esa familia, también a los hermanos.
A la participante: ¿Alguno de los hermanos murió prematuramente?
PARTICIPANTE MUJER: Esa mujer nunca conoció a su padre.
HELLINGER: Esa es una información importante. 
Después de un rato: Me apareció una frase muy curiosa.
A la participante: Tú puedes decirle a ella que debe imaginarse que le dice una frase a su madre. Pero ella no la dice. Solamente lo hace interiormente. La frase es: Quedo partida en dos. 
La participante asiente y ríe.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE MUJER: Muchas gracias.
HELLINGER al grupo: Ustedes se dan cuenta a dónde la Constelación Familiar del Espíritu finalmente nos conduce. 

Un ejemplo más: Cliente de 37 años tiene desde hace un año su mitad 
derecha sin sensibilidad y paralizada
PARTICIPANTE: El cliente tiene 37 años. Desde hace un año carece de sensibilidad y tiene su mitad derecha paralizada. Su historia: Cuando el tenía un año su madre se colgó.
HELLINGER: Más no quiero saber ahora.
Al grupo: Nos compenetramos con la situación y con la familia.  
Hellinger vuelve a hundirse en una profunda meditación.
Después de un rato al grupo: Nuevamente hay una frase muy extraña.
Al participante: Entonces, si viene a ti hazlo cerrar los ojos e imaginarse: El es un niño pequeño y allí cuelga su madre. El mira como ella cuelga y le dice: También yo.
El participante asiente serio.
HELLINGER: ¿Okay?
PARTICIPANTE: Gracias.

El movimiento interior
HELLINGER al grupo: Estas frases están más allá de la ayuda en un sentido tradicional. Ellas ponen al individuo en contacto con un movimiento interior. Tan pronto como la persona se conecta con ese movimiento interior éste la guiará. Sin embargo no sabemos hacia donde, tampoco lo queremos saber. La persona queda completamente a merced de ese movimiento.
Cuando una frase tal nos ha sido regalada –y ella siempre es un regalo-, inmediatamente estamos separados del cliente, sin preocupación. Al instante somos libres. O sea que allí nos conduce finalmente la Constelación Familiar del Espíritu.
Ocurre así cuando un cliente viene a ustedes, se sienta a vuestro lado, ustedes se entregan a él y, a veces -sin que él haya dicho nada- les surge a ustedes una frase o una palabra como esta. Esta es una bella experiencia. En ese momento ustedes sienten que están siendo guiados. 
También en una constelación, cuando no sabemos cómo seguir, el conocimiento del próximo paso nos será regalado de esta manera. O también la frase que alguien debe decir.

Meditación: nuestra frase propia
Cierren los ojos. Ahora en nuestra familia vamos hacia todos los que forman parte de ella. Nos ponemos en fila y ocupamos nuestro lugar, exactamente nuestro lugar. Allí permanecemos. Sentimos la conexión con todos y sentimos cómo los destinos de esa familia también nos esperan a nosotros, como ellos esperan algo de nosotros, algo que finalmente trae la paz.
Cuando de esa manera nos entregamos a todos, también a su destino, y al mismo tiempo permanecemos en nuestro lugar, esperamos hasta que después de cierto tiempo podemos decirles a todos algo: una frase, nuestra frase. No solamente les decimos la frase a ellos, la frase también nos comprende a nosotros. No es que somos nosotros que les decimos a ellos una frase, pues la frase que nos ha sido regalada también nos concierne a nosotros. Y porque ella nos concierne y podemos darle nuestro consentimiento todos estaremos aliviados. Esa frase nos une con todos en lo más profundo.  

Después de un rato: Tal vez ustedes han encontrado una frase como esa. Les doy un ejemplo de una frase así: Alguien dice mientras mira a todos: Me quedo aquí.

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