La importancia de saber decir No, Claudia Chaparro

¿Les ha pasado alguna vez que no están de acuerdo con cierta situación y no se atreven a decirlo por miedo a no ser comprendidas o por temor a generar un quiebre en la relación? La verdad es que si son honestas consigo mismas tendrán que reconocer que esto les sucede más a menudo de lo quisieran reconocer. Todos los días cedemos nuestro lugar o nuestro derecho a decir que NO en pos de ser generosas, comprensivas, empáticas. Me pongo yo como ejemplo, de lunes a viernes me levanto a las 6:00 AM para que mi hijo mayor se alcance a duchar (le gusta mi ducha) cuando en realidad podría ducharme a las 7:00 AM. ¿Y por qué yo más temprano y no él? Bueno porque pienso , pobrecito, está en la media, estudia tanto, total no importa, como madre me tengo que sacrificar. Error!! Hay veces en que efectivamente podemos y/o debemos ceder, pero muchas otras no tenemos ni debemos hacerlo. Debemos tener la asertividad suficiente como para poder decirle al resto que no queremos hacerlo, que no estamos dispuestas, que no tenemos tiempo ni ganas. Mi hijo debiera entender y asumir que su baño no tiene nada de malo, al contrario, es sólo para él, puede dejarlo desordenado si quiere y su ducha es espléndida. Pero claro, el baño de los papás, la pieza de los papás y la cama de los papás son los mejores de la casa. Incluso mi hija menor dice que hasta los dolores se le pasan cuando se acuesta en mi cama.

La asertividad es una habilidad que se puede desarrollar y como primer paso tenemos que entender, aceptar e internalizar que decir la verdad no puede ofender a nadie. Si las invitan a un Happy Hour y están tan cansadas que sólo quieren llegar a la casa, bueno díganlo y no permitan que las convenzan con cosas como "qué fome eres”, “tu marido no te da permiso”, “eres una esclava”. Si quieren salir con las amigas y tienen un marido celoso o medio inútil con los niños, enséñenle como cuidarlos, dejen comida fácil de servir y reasegúrenlo con que solo se divertirán entre mujeres. Él ha sido el elegido como esposo y debe sentirse seguro y tranquilo con eso. En algún momento de la salida pueden llamar para saber cómo está todo, si los niños se durmieron y si él comió.

Cuando uno tiene la sensación que siempre está cediendo, que se está sacrificando por los otros sin nada a cambio, lo único que acumulan es rabia. Rabia de ser tan tontas, de no ser reconocidas, de no poder disfrutar de la vida, de ser pasadas a llevar. Y cuando la rabia se acumula pueden pasar varias cosas como por ejemplo deprimirse, explotar, buscar a alguien que las “entienda” mejor, enfermarse, arrugarse prematuramente, entre otras.

Pongan a prueba la capacidad de decir que no y lo que piensan, con palabras simples y respetuosas, por ejemplo: “muchas gracias por invitarme pero la verdad hoy no tengo muchas ganas, me siento un poco cansada, pero la próxima vez iré, pásenlo bien y hagan un brindis por mi”. Cuando se explicitan las emociones o los estados de ánimo nadie puede desconocerlos porque son tan personales que es imposible negarlos. “Yo estoy cansada, a mi me dio pena, yo me siento pasada a llevar, yo me siento incomprendida” son cosas que un tercero no puede desechar y si lo hacen es porque realmente no tienen la capacidad de empatizar o no quieren lo suficiente.

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