Hacer o Ser, Laura Foletto

Nietzsche dijo: “La actividad constante es el refugio de quienes temen encontrarse consigo mismos”. Es una verdad muy experimentada en estos tiempos. La misma sociedad incita la ocupación continua, los estímulos a ser “completos”: trabajar; tener familia, amigos, grupos; distraerse (televisión, cine, internet, juegos, etc.); estudiar; ejercitar el cuerpo; concurrir a actos culturales y muchas otras “obligaciones” del individuo contemporáneo… ni los chicos se salvan de estar ocupados todo el día! Y las mujeres son las más presionadas para ser y tener todo.


Esta enorme dispersión de lo que, se supone, nos hará felices y plenos sólo contribuye a una defragmentación de lo que somos, a estar afuera de nosotros mismos, creyendo que encontraremos en el exterior lo que nos dará significado, propósito, paz, satisfacción.


Cuando encontramos un momento de silencio o de inactividad nos angustiamos, salimos huyendo a hacer algo porque no soportamos todas esas voces yermas, desesperadas, sufrientes, depresivas. Al principio, cuesta quedarse y escuchar, aceptar, sanar, movilizar esos aspectos hacia la verdadera esencia, ésa que rezuma serenidad, confianza, amor. Sin embargo, es el único camino. Así, nos damos cuenta de que los cantos de sirena de la sociedad sobre Hacer y Tener son insustanciales y vacíos y que jamás podrán reemplazar al Ser.

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