Fanny Libertun: El sentido de la vida
"Nunca serás feliz si continúas buscando en qué consiste la felicidad. Nunca vivirás si estás buscando el sentido de la vida”.
- Albert Camus
Algunos dicen estar deprimidos porque no le encuentran el sentido a sus vidas. Viven haciéndose preguntas cuyas respuestas siempre terminan en el mismo resultado: la tristeza. “¿Por qué la crueldad y la injusticia? ¿Para qué tantos esfuerzos si existe la muerte? ¿Para qué nací? ¿Para qué tanto sufrimiento?... etc., etc., etc.
Buscan una y otra vez la razón por la que deberían ser felices, pero parecen empecinados en no ceder ante la belleza y la alegría postergándolos hasta un momento ideal en el que la vida por fin les traiga las satisfacciones que consideran suficientes para que merezca ser vivida.
Existen dos niveles en los que buscamos que la vida tenga un sentido para nosotros. Uno general, uno en el que somos parte de un Universo que nos trasciende pero del que somos parte, una dimensión en la que fracasaremos si queremos conocer sólo desde nuestros pensamientos cuál es su sentido, cuál el sentido de la creación. Pero como no estamos capacitados para saber desde la mente cuál es el sentido de la creación concluimos: “la vida no tiene sentido”.
En un segundo plano, aunque seamos parte de una totalidad, existe algo así como una vida percibida como personal o individual. Cada vez que pienso qué es valioso para mí, recuerdo alguna caricia recibida cuando me sentí mal o una enseñanza que alguien me brindó con total entrega, amor y una dedicación desinteresada. Ahí sé profundamente cuál es el sentido de la vida de esa persona para mí y entonces cuál es el de cada vida.
Cada uno de nosotros tiene un significado que cobra sentido en los acontecimientos que le tocan atravesar, en los esfuerzos cotidianos que hace para vencer cualquier obstáculo -grande o pequeño. La vida cobra sentido en cuánto nos amamos a nosotros y en lo que damos a los otros. Es un total desperdicio de energías hacernos la pregunta de para qué hemos nacido y es quizás la mejor manera de esquivar con pereza el trabajo interno que necesitamos hacer para conectarnos con la belleza y la alegría.
Lic. Fanny Libertun
- Albert Camus
Algunos dicen estar deprimidos porque no le encuentran el sentido a sus vidas. Viven haciéndose preguntas cuyas respuestas siempre terminan en el mismo resultado: la tristeza. “¿Por qué la crueldad y la injusticia? ¿Para qué tantos esfuerzos si existe la muerte? ¿Para qué nací? ¿Para qué tanto sufrimiento?... etc., etc., etc.
Buscan una y otra vez la razón por la que deberían ser felices, pero parecen empecinados en no ceder ante la belleza y la alegría postergándolos hasta un momento ideal en el que la vida por fin les traiga las satisfacciones que consideran suficientes para que merezca ser vivida.
Existen dos niveles en los que buscamos que la vida tenga un sentido para nosotros. Uno general, uno en el que somos parte de un Universo que nos trasciende pero del que somos parte, una dimensión en la que fracasaremos si queremos conocer sólo desde nuestros pensamientos cuál es su sentido, cuál el sentido de la creación. Pero como no estamos capacitados para saber desde la mente cuál es el sentido de la creación concluimos: “la vida no tiene sentido”.
En un segundo plano, aunque seamos parte de una totalidad, existe algo así como una vida percibida como personal o individual. Cada vez que pienso qué es valioso para mí, recuerdo alguna caricia recibida cuando me sentí mal o una enseñanza que alguien me brindó con total entrega, amor y una dedicación desinteresada. Ahí sé profundamente cuál es el sentido de la vida de esa persona para mí y entonces cuál es el de cada vida.
Cada uno de nosotros tiene un significado que cobra sentido en los acontecimientos que le tocan atravesar, en los esfuerzos cotidianos que hace para vencer cualquier obstáculo -grande o pequeño. La vida cobra sentido en cuánto nos amamos a nosotros y en lo que damos a los otros. Es un total desperdicio de energías hacernos la pregunta de para qué hemos nacido y es quizás la mejor manera de esquivar con pereza el trabajo interno que necesitamos hacer para conectarnos con la belleza y la alegría.
Lic. Fanny Libertun
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