"Desaprovechamos el talento de los introvertidos", Susan Cain.

Susan Cain sostiene que desembocó en la abogacía de las grandes empresas teniendo que forzar su naturaleza para triunfar, pero que nació para el estudio de la personalidad. Lo demuestra el que se formara de manera autodidacta en psicología, que dedicara siete años a escribir El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse (RBA) y que sospeche que va a invertir el resto de su vida en seguir explorando su especialidad.
La posición de desventaja de los introvertidos respecto a los extrovertidos en la sociedad le parece equivalente a la de la mujer frente al hombre en los años 50. “Entonces se entendió que debía producirse un verdadero cambio cultural, que la sociedad en su conjunto estaría mejor si se igualaban las condiciones de ambos sexos. El paralelismo con la discriminación actual en el ámbito de la personalidad es evidente”, señala.
Cain ofrece una media de 50 conferencias al año por Estados Unidos y Europa con el propósito de ayudar a la gente a superar la culpabilidad que siente por necesitar más soledad y por no sentirse tan a gusto socializando como sus allegados, así como para enfrentarse a la timidez y al miedo escénico. “Muchas personas –dice– sufren un agudo dolor psíquico por ello. No sólo eso, diseñamos nuestras escuelas y lugares de trabajo pensado sólo en los extrovertidos y desaprovechamos fatalmente el talento de los introvertidos”.
La escritora estadounidense, de 45 años, recibió al Magazine en una casa de campo de 1882 circundada por magnolios y ubicada en las afueras de una apacible localidad a orillas del río Hudson, a tres cuartos de hora en tren de Manhattan.
¿Dice que estaba destinada a escribir este libro?
De muy pequeña ya capté la necesidad de aprender a ser alguien que en verdad no era. Después me hice abogada con despacho en Wall Street y al empezar me convencí de que debería ser enérgica y desafiante pero, al mirar a mi alrededor, me di cuenta de que muchos de mis colegas más capacitados no eran así en absoluto, sino callados y reservados, y que era precisamente eso lo que les permitía destacar tanto.
¿Qué le sorprendió al profundizar en la cuestión?
Dividimos a la gente por género, raza, edad, nivel económico… todas ellas categorías significativas, pero la introversión/extroversión lo es tanto o más. Pese a ello, se la ha arrinconado. Por ejemplo, no se la suele citar al hablar de la identidad.
¿Cuáles son los errores y los malentendidos más comunes cuando se describe a los introvertidos?
Cuando menciono la palabra “introvertido”, la mayoría asume que me refiero a alguien sin ninguna competencia social, cuando lo cierto es que están por todos lados, ya que conforman entre un tercio y la mitad de la población mundial. Además, hay multitud de personas introvertidas que jamás dirías que lo son, ya que no actúan según sus parámetros, con frecuencia por temor a lo que pensarán sus jefes. Otra equivocación es creer que los introvertidos no pueden ser excelentes líderes cuando, de hecho, una generosa porción de aquellos que encabezaron los movimientos por los derechos civiles lo eran.
¿Las redes sociales podrían llegar a redefinir algunas de las teorías que sostiene en su libro, por ejemplo, haciendo que los introvertidos se sientan menos marginados y que los extrovertidos presten más atención al resto?
En general, las redes sociales son una herramienta útil para los introvertidos, una suerte de plataforma cómoda al facilitarles el conectar con muchas personas sin salir de casa o de la oficina. Al mismo tiempo, generan una gran ansiedad, en especial entre los jóvenes, porque se basan en un juego de representación cara al exterior. Te fuerzan a componer una visión extrovertida con la que no todos pueden sentirse cómodos. También para los adultos existe una presión que les empuja a que tuiteen, cuelguen contenidos en Facebook… lo que puede antojarse intrusivo para los que deseen llevar una existencia más privada.
¿Cómo deberían organizarse las aulas y las oficinas para garantizar el óptimo rendimiento de todo tipo de personalidades?
Actualmente ha arraigado la idea de “formar equipo”, por lo que tanto en unas como en otras se tiende a distribuir a las personas en grupos de colaboración. Por el contrario, lo más inteligente sería garantizar el desarrollo de las actividades en solitario. Los espacios diáfanos y abiertos en los lugares de trabajo son un error, inhiben y desconcentran a los introvertidos. Por otro lado, muchos profesores tienden a pensar que algo malo ocurre con los alumnos callados y tímidos, de lo que se deriva que necesitan ser tratados de manera diferente. Lo cierto es que, sin dejar de procurar obviamente que se relacionen con sus compañeros, se les debería respetar tal cual son y no forzar su sociabilidad.
¿Por qué no se aplican con mayor eficiencia estos conocimientos?
La empatía y la colaboración son importantes, pero no sabemos exactamente qué queremos decir con ello. Asumimos que el niño gregario es también sociable, lo que no es necesariamente cierto. El gregario es alguien que requiere muchos estímulos, por lo que se siente atraído por los grupos numerosos, a los que acude en busca de acción, no porque sea empático por naturaleza. El tímido y vergonzoso es el que sufre al ser visto como el antisocial cuando puede ser afectuoso, participativo y tener un gran corazón.
¿Nacer hombre o mujer puede resultar determinante para ser introvertido o extrovertido?
De acuerdo con los estudios, no tiene la menor incidencia, está repartido en un 50%/50%. Sí es verdad que hombres y mujeres no experimentan su introversión de la misma manera dadas las expectativas que activan los estereotipos culturales. Para ellos, la dificultad es que se espera que sean dominantes, algo con lo que los introvertidos no podrían sentirse más incómodos. Con las mujeres, al presuponerse que son dulces y cálidas, se confía en que actúen con cordialidad y que hagan que todos se sientan bien, el síndrome de la azafata, vaya.
¿Hasta qué extremos la obsesión de la televisión con la fama y de la publicidad con hacerse notar conspiran contra los introvertidos?
Esas dos fuentes tienen su responsabilidad, pero la madre de la bestia es la cultura de los negocios. Todo este asunto empieza con nuestra fijación con hacer dinero a toda costa y vendernos a nosotros mismos, que es el terreno natural del extrovertido. Nuestra cultura valora menos las cualidades interiores al no estar ligadas con el enriquecimiento. A principios del siglo XX, momento en que los grandes negocios y el cine entraron en escena, el carácter (recursos interiores) como valor supremo que definía al individuo se vio barrido por la personalidad (recursos exteriores). Hacer de los glamurosos actores de Hollywood y de los triunfadores en los negocios los emblemas de la sociedad la transformó por completo.
¿Qué opinión le merece la autoayuda, toda una industria en Estados Unidos?
Una parte generaliza de forma alarmante, al menos en algunos de los multitudinarios seminarios a los que he acudido, donde se te garantizaba una profunda transformación en una semana. Los que alcanzan la cúspide de la enseñanza de la autoayuda son personalidades arrolladoras –lo que es de perogrullo, cómo si no ibas a conseguir reunir y estimular a 3.000 personas en un curso que dura una semana–, y el malentendido es creer que si sigues su plan de diez pasos, tú también vas a serlo, por mucho que tu naturaleza quiera salir corriendo. Pero también hay caminos más tranquilos y honestos en los que buscar una mejora personal, como el yoga.
¿La crisis económica traerá cambios sustanciales en la cultura del lucro desmedido, que se asocia a las personalidades extrovertidas, y se valorará mejor las aptitudes que pueden aportar los introvertidos?
Imposible saberlo, aunque la entronización del león está tan arraigada, que seguramente se necesitará más de una crisis para que algo cambie de verdad. Pero querría aclarar algo: los extrovertidos tienden a poseer cualidades como carpe diem, ves a por ello, que no te paralicen los riesgos… que pueden ser muy positivas y que explican que los valoremos tanto. El problema surge cuando no atendemos en igual medida las cualidades de los introvertidos, los que dicen “bueno, un momento, vamos a mirar todos los ángulos, tomémonos nuestro tiempo, no nos precipitemos…”. Necesitamos desesperadamente ambos modelos, no es que uno sea mejor que otro, es que uno ha sido sobreestimado en detrimento del otro.
En su libro concluye que hay una especie de “equilibrio global” entre unos y otros.
Son como el yin y el yang, su funcionamiento simultáneo es imprescindible, por eso regreso una y otra vez a la analogía con lo masculino y lo femenino. La humanidad parece diseñada para acoger por igual a los introvertidos y los extrovertidos. Basta con observar cualquier especie animal, hay peces y monos de uno y otro tipo, ¡incluso entre las moscas de la fruta! Ambos desarrollan estrategias de supervivencia diferentes que, dependiendo del entorno, son más o menos efectivas.
¿Cómo suele irles a parejas sentimentales de personalidad mixta?
La mitad responde a este modelo. Por norma, funcionan, pues del otro les atrae lo que no tienen y lo emplean para complementarse. Uno de los fundamentos del amor radica en idealizar a tu pareja, y es más sencillo con alguien que reúne cualidades de las que tú careces. La desventaja es que hay muchos puntos de conflicto, tienen maneras muy opuestas de mirar el mundo. Uno de los obstáculos más frecuentes es cómo gestionar la vida social: si, el viernes por la noche, se sale con amigos o se quedan en casa. En el caso de una pareja de extrovertidos, el riesgo más acusado es que viven tan volcados en la vida social que se desatienden el uno al otro y no llegan a conocerse de verdad.
¿Un introvertido puede forzar tanto su naturaleza que acabe pasándose al otro bando?
A mí me gusta definir la introversión como la forma en que uno responde a los estímulos, es decir, si uno se siente más vigorizado rodeado de tranquilidad o de bullicio. Estoy convencida de que estos gustos jamás se alteran. Uno no deja de ser introvertido, aunque puede ganar aptitudes sociales. Enfrentado a una situación que antes les habría resultado embarazosa, ahora la tiene bajo control. Su necesidad de soledad o de estimulación no varía, aunque se sienta a gusto en un acto social.
Pero hay que ir poco a poco.
Si te fuerzas en exceso, acabas mental y emocionalmente exhausto, no somos conscientes de la cantidad de energía que un introvertido consume durante el rato en que actúa como un extrovertido. Los que están en trabajos que les obligan a mucha actividad social han de buscar refugios de introspección.
¿Cuánto ahorraría a la sanidad pública una buena orientación para lidiar con las emociones?
Se reducirían drásticamente los niveles de estrés, y la farmacología perdería mucho peso si se nos enseñara a gestionar los miedos y las dudas, las frustraciones e incertidumbres, y también si se honraran las virtudes de cada personalidad.
Convierte en falsos mitos la eficacia de los brainstormings o que uno pueda vencer el miedo escénico imaginándose desnudo al auditorio.
Que los brainstormings (pensar ideas en grupo) no funcionan, porque neutralizan la iniciativa de los introvertidos, es uno de los aspectos más analizados de las dinámicas de grupo. Acerca de la desnudez y el auditorio, nuestro miedo a hablar en público es instintivo y tiene su origen en una rémora de nuestro cerebro reptiliano, que identifica tantos ojos puestos en uno con los de depredadores a punto de abalanzarse sobre su presa. Como sabemos, el león va desnudo por la sabana, de modo que quitarle la ropa no es una opción.
También corrige un malentendido acerca de Gandhi.
No predicó el concepto de “resistencia pasiva”, sino de “resistencia no violenta”, porque no creía en la pasividad, era un hombre de acción.
Hablando de líderes, ¿cómo definiría la personalidad de Barack Obama y qué consecuencias tiene en el modo en que dirige su país?
Creo que es un introvertido que no padece de timidez, entendiendo por esta el temor a lo que los otros pensarán de ti. Muchas de las grandes decisiones que ha tomado han sido fruto de encerrase a reflexionar en calma y soledad tras escuchar a todos. Este perfil le ha traído problemas con una buena parte de los estadounidenses, que creen que un líder ha de ser bromista y cálido antes que sustancioso.
Su apunte de que el bótox reduce la rabia porque, al limitar la expresividad facial, no permite que el cerebro reciba el tipo de señales negativas que produce un fruncimiento del ceño parece la más original defensa de la cirugía estética.
Es que resulta asombroso hasta qué punto lo que haces físicamente te afecta psicológicamente. Sólo el hecho de reír propulsa tus niveles de bienestar emocional.
Y su revelación de que el origen del término cool está ligado a la sudoración...
Yo tampoco sabía, hasta que me puse a investigar, que empezó llamándose cool a aquellos que, enfrentados a situaciones difíciles, mantenían la temperatura corporal a raya, por lo que su piel no transpiraba, síntoma de alguien admirable por su valentía y autodominio y calificativo que hoy se ha ampliado a todo lo que mola. El caso extremo, aquel que no suda ni al estar sometido a las más altas cotas de presión es, por supuesto, el psicópata.
A los introvertidos les reconfortará saber que figuras como Albert Einstein, Charles Darwin o Vincent Van Gogh pertenecían a su club. El primero atribuía además sus capacidades a la constancia.
Sí, tiene esta frase estupenda: “No es que sea más listo, es que me quedo con los problemas más tiempo”. La persistencia es tan importante como la creatividad, no hay duda.

Fte: "Desaprovechamos el talento de los introvertidos". Susan Cain. La Vanguardia.

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