Cómo fallar bellamente, Jeff Foster
A
veces, incluso con la mejor de las intenciones y trabajo duro, tu vida
no va en la dirección que habías esperado o planeado o soñado.
Tu corazón está roto. Lloras con decepción. Hay un crudo y tembloroso sentimiento en la tripa. Un viejo sentimiento de temor viene de visita, una sensación familiar de abandono cósmico.
"Me he equivocado."
En medio de tu dolor, te sientes tentado a volverte contra el mundo, o contra ti mismo. Culpar a alguien. Atacar a alguien. Buscar venganza, castigo. O atacarte a ti mismo, con comportamientos adictivos. Rápido, adormece el dolor. Bebe algo, come algo, compra algo, intenta no sentir nada.
Te etiquetas a ti mismo como “malo” o “equivocado”' o “estropeado”. Te llamas a ti mismo “fracaso”, un “desperdicio de espacio”, palabras que aprendiste cuando eras joven. Y después tu mente empieza a girar hacia el futuro. No sólo un día de fracaso, hoy, sino años de fracaso por venir. Toda una vida de fracaso, que termina en la muerte.
Has abandonado el momento presente y has sido arrastrado por una narrativa dualista de pasado y futuro, éxito y fracaso, correcto y equivocado, bueno y malo.
Pero las palabras no son el asunto. Así que aquí hay una invitación. Desacelera. Sé curioso.
Invita a la abierta y curiosa atención a caer en el momento presente. ¿Podrías permitirte sentirte fascinado con el presente sentimiento de fracaso? ¿Cómo sabes que esto es fracaso? ¿En qué parte del cuerpo lo sientes? Regresa al inquieto y crudo sentimiento, al dolor visceral que está vivo ahora mismo. Regresa a la nausea, a la pesadez, a la presión, a la descorazonadora sensación en la barriga. Sólo por un momento, no huyas o trates de adormecerte ante estos movimientos. Siéntete curioso por las sensaciones que hay aquí. Dales espacio; permíteles danzar, moverse. No te distraigas de estas preciosas partes de ti. Simplemente anhelan una amorosa atención en este momento.
Estás abandonando la pesada historia de “yo y mi fracaso”. Te estás exponiendo a la vida; conectando contigo mismo en un momento en el que necesitas tu propia ternura más que nunca.
Y de entre los escombros y expectativas destrozadas, una vida nueva y diferente puede crecer. Podrías sentirte inestable, destrozado; tu corazón podría sentirse delicado y en carne viva; tus certezas pueden haberse convertido en polvo, pero estás vivo, y dispuesto a sentir lo que necesita ser sentido. Y tu mayor fracaso podría llegar a ser tu mejor comienzo, el momento en que más aprendiste sobre ti, la escena de la película donde descubriste la humildad, el coraje y el amor propio más radical.
Quédate cerca; no puedes fallar.
Jeff Foster
Tu corazón está roto. Lloras con decepción. Hay un crudo y tembloroso sentimiento en la tripa. Un viejo sentimiento de temor viene de visita, una sensación familiar de abandono cósmico.
"Me he equivocado."
En medio de tu dolor, te sientes tentado a volverte contra el mundo, o contra ti mismo. Culpar a alguien. Atacar a alguien. Buscar venganza, castigo. O atacarte a ti mismo, con comportamientos adictivos. Rápido, adormece el dolor. Bebe algo, come algo, compra algo, intenta no sentir nada.
Te etiquetas a ti mismo como “malo” o “equivocado”' o “estropeado”. Te llamas a ti mismo “fracaso”, un “desperdicio de espacio”, palabras que aprendiste cuando eras joven. Y después tu mente empieza a girar hacia el futuro. No sólo un día de fracaso, hoy, sino años de fracaso por venir. Toda una vida de fracaso, que termina en la muerte.
Has abandonado el momento presente y has sido arrastrado por una narrativa dualista de pasado y futuro, éxito y fracaso, correcto y equivocado, bueno y malo.
Pero las palabras no son el asunto. Así que aquí hay una invitación. Desacelera. Sé curioso.
Invita a la abierta y curiosa atención a caer en el momento presente. ¿Podrías permitirte sentirte fascinado con el presente sentimiento de fracaso? ¿Cómo sabes que esto es fracaso? ¿En qué parte del cuerpo lo sientes? Regresa al inquieto y crudo sentimiento, al dolor visceral que está vivo ahora mismo. Regresa a la nausea, a la pesadez, a la presión, a la descorazonadora sensación en la barriga. Sólo por un momento, no huyas o trates de adormecerte ante estos movimientos. Siéntete curioso por las sensaciones que hay aquí. Dales espacio; permíteles danzar, moverse. No te distraigas de estas preciosas partes de ti. Simplemente anhelan una amorosa atención en este momento.
Estás abandonando la pesada historia de “yo y mi fracaso”. Te estás exponiendo a la vida; conectando contigo mismo en un momento en el que necesitas tu propia ternura más que nunca.
Y de entre los escombros y expectativas destrozadas, una vida nueva y diferente puede crecer. Podrías sentirte inestable, destrozado; tu corazón podría sentirse delicado y en carne viva; tus certezas pueden haberse convertido en polvo, pero estás vivo, y dispuesto a sentir lo que necesita ser sentido. Y tu mayor fracaso podría llegar a ser tu mejor comienzo, el momento en que más aprendiste sobre ti, la escena de la película donde descubriste la humildad, el coraje y el amor propio más radical.
Quédate cerca; no puedes fallar.
Jeff Foster
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