Máscaras
Me pondré la máscara menos máscara,
mi nombre, el de pila, ese será mi pseudónimo.
Me vestiré, y otros también querrán vestirme.
Al final quedaré desnudo intentando bailar
siguiendo el ritmo del canto del vacío.
Cruzaré el cielo celeste, olvidaré quien soy,
mi máscara , mi disfraz será transparente.
Se me verán los huesos, la sangre,
y hasta los músculos de este cuerpo imaginario.
Observaré caerse las palabras,
y elevarse el ritmo silente de los ecos de la montaña.
Seré un Cóndor, un ficticio Cóndor,
Y las alas del cóndor y las plumas del Cóndor
también serán parte de mi máscara.
No usaré antifaz, usaré mi faz,
Usaré la máscara menos máscara,
aquella que muestra que mi cara son todas las caras.
Me sobrevolarán los tiuques.
En círculos, circundándome en círculos me interpelarán las aves,
y con las plumas del águila chilena, que caerán del cielo como regalo,
construiré un par de alas, también ficticias,
para ir a volar con el pájaro de agua que nada, irresponsablemente,
muy cerca del océano de fuego.
Me pondré la máscara menos máscara,
me vestiré con mi propia piel desnuda,
me convertiré en un espejo,
me perderé camino a la montaña.
Usaré la palabra, y la palabra será también mi máscara,
Emplearé las voces que habitan en mis oídos,
les daré forma, y porque no también, alma.
Me pondré la máscara menos máscara,
pero al final, cuando ya el sol no siga brillando,
cansado de tan vibrante danza,
caerán todas las máscaras, y los intentos de máscaras, las propias y las ajenas
Las transparentes y las opacas, las que reflejan y las que solo hacen ruido.
Cuando el sol se saque su propio disfraz y caiga en el vacío,
Ese día, con mis plumas de cóndor, viajaré cerca del centro de mi mismo,
Y estallaré en el éxtasis del fin del mundo conocido.
mi nombre, el de pila, ese será mi pseudónimo.
Me vestiré, y otros también querrán vestirme.
Al final quedaré desnudo intentando bailar
siguiendo el ritmo del canto del vacío.
Cruzaré el cielo celeste, olvidaré quien soy,
mi máscara , mi disfraz será transparente.
Se me verán los huesos, la sangre,
y hasta los músculos de este cuerpo imaginario.
Observaré caerse las palabras,
y elevarse el ritmo silente de los ecos de la montaña.
Seré un Cóndor, un ficticio Cóndor,
Y las alas del cóndor y las plumas del Cóndor
también serán parte de mi máscara.
No usaré antifaz, usaré mi faz,
Usaré la máscara menos máscara,
aquella que muestra que mi cara son todas las caras.
Me sobrevolarán los tiuques.
En círculos, circundándome en círculos me interpelarán las aves,
y con las plumas del águila chilena, que caerán del cielo como regalo,
construiré un par de alas, también ficticias,
para ir a volar con el pájaro de agua que nada, irresponsablemente,
muy cerca del océano de fuego.
Me pondré la máscara menos máscara,
me vestiré con mi propia piel desnuda,
me convertiré en un espejo,
me perderé camino a la montaña.
Usaré la palabra, y la palabra será también mi máscara,
Emplearé las voces que habitan en mis oídos,
les daré forma, y porque no también, alma.
Me pondré la máscara menos máscara,
pero al final, cuando ya el sol no siga brillando,
cansado de tan vibrante danza,
caerán todas las máscaras, y los intentos de máscaras, las propias y las ajenas
Las transparentes y las opacas, las que reflejan y las que solo hacen ruido.
Cuando el sol se saque su propio disfraz y caiga en el vacío,
Ese día, con mis plumas de cóndor, viajaré cerca del centro de mi mismo,
Y estallaré en el éxtasis del fin del mundo conocido.
Fte: el caballo griego
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