El egoísmo es el gran destructor del Amor

La felicidad que se encierra en el amor, sólo la sentirás cuando hayas matado al egoísmo.
El amor impone muchos “sacrificios” ocultos, ignorados y silenciosos, y el que no es capaz de hacerlos, no debe creerse con derecho de sentirlo, recibirlo o exigirlo.

Si tú caminas con una luz más grande y viva que la mía,
¿Por qué tengo yo que molestarme, si tu luz no obscurece la mía?, sino que alumbra más mi propio camino…

Si tu cuidas un jardín y yo cuido otro,
¿Por qué tengo que padecer si tus flores y frutos son mejores que los míos?...
Lo que cabe, es preguntarme si yo hago por mi jardín todo el esfuerzo y sacrificio que haces tú por el tuyo.

Si tú por ejemplo te ves rodeado de afecto y consideración, de lo que cuál yo carezco...
¿Que cabe pensar en tal caso?
Pues que tú haces más esfuerzos que yo, para merecer todo ese afecto y toda esa consideración, pues estos están basados en el mérito personal que cada uno conquista con sus virtudes y sus esfuerzos.

Si yo no enciendo mi lámpara,
¿Tengo derecho de quejarme si estoy a obscuras?

Si soy egoísta y sólo me busco a mí mismo en todas las cosas. ¿Tengo derecho a esperar el amor de los demás?

Si jamás me preocupo de ayudar a los demás,
¿Tengo derecho a esperar que los demás me ayuden a mí?

Si fuera posible que la humanidad razonara de esta manera y actuara de esta forma estaríamos inundados de mayor paz, tranquilidad y amor.

Kok - Uhga

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