Apariencias, Merlina Meiler
Las cosas no siempre son como parecen.
Hay una realidad uniforme para todos, pero solemos verla de acuerdo con nuestro propio prisma, nuestras ideas, nuestras creencias. Incluso de lo que deseamos que suceda. Esto provoca que tergiversemos lo que realmente es nos dejemos llevar por las apariencias.
Tenemos la tendencia a suponer:
- Que la gente piensa como nosotros. Que se comportarán en determinada circunstancia de la manera que nosotros lo haríamos, aunque en muchas oportunidades ya nos hayan demostrado que su modo de ver las cosas dista bastante del de nosotros.
- Que si nos engañaron, volverán a hacerlo: Nuestra ex pareja se portó mal con nosotros, nos mintió, nos defraudó y, al conocer a alguien nuevo, lo miramos con recelo, descreemos de lo que nos dice o nos demuestra, buscamos la más mínima señal de que no es digno de nuestra compañía, no le damos la oportunidad que se merece.
- Que las cosas sucederán tal como las pensamos: Muchas veces los acontecimientos (o las personas) no se presentan en el envase que tenemos en mente y, por eso, lo descartamos. Pero cuántas veces creímos, por alguna interpretación subjetiva de un suceso, que estábamos ante la oportunidad (o la persona) de nuestra vida y nos equivocamos, ya que las apariencias no resultaron ser la realidad. Abramos nuestra mente y nuestras opciones y lograremos mucho más de lo que imaginamos.
- Que si a nuestros padres les fue de cierta manera (en su vida amorosa, profesional o financiera), es lo que nos espera y lo que nos deparará el futuro (porque no podemos lograr más que ellos o porque hay una secreta línea de obediencia de la que no podemos liberarnos): lo que te ha rodeado desde que naciste puede bien no ser lo que encuentres de ahora en adelante. De ti depende torcer el destino o seguir mansamente patrones familiares desfavorables.
En tu caso, ¿te conectas bien con la realidad o a veces te dejas influir por las apariencias?
Comentarios