Posturas del cuerpo para mejorar tu rendimiento, Jeremy Dean
Posturas del cuerpo para mejorar tu rendimiento, por Jeremy Dean
Investigaciones psicológicas sugieren que simples posiciones pueden proyectar poder, persuadir a otros, incrementar la empatía, estimular el desempeño intelectual, entre otros
Por Prodavinci | 12 de Mayo, 2011
Investigaciones psicológicas sugieren que simples posturas de tu cuerpo pueden proyectar poder, persuadir a otros, incrementar la empatía, estimular el desempeño intelectual, entre otros.
Tendemos a pensar en el lenguaje corporal como algo que expresa nuestros estados emocionales internos. Pero también funciona al contrario: la posición de tu cuerpo también influye en tu mente.
Los siguientes estudios psicológicos demuestran que cómo nos movemos puede llevar tanto sentimientos como pensamientos y eso mejora nuestro desempeño.
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1. Pose de poder. Si quieres sentirte más poderoso adopta una postura poderosa. Carney (2010) encontró que cuando la gente se para o se sienta en poses poderosas –aquellas con los brazos abiertos y gestos comunicativos– por un minuto no sólo se sienten más poderosas sino también incrementan los niveles de testosterona en sus sistemas. Las poses poderosas abarcan aún más, así que expande tu cuerpo y abre los brazos o las piernas. Cuando dominas el espacio, tu mente capta el mensaje.
2. Tensión para la voluntad. Tensar los músculos puede ayudarte a aumentar tu fuerza de voluntad. En una serie de cinco estudios Hung y Labroo (2011) encontraron que cuando la gente tensa los músculos tiene mayor capacidad de soportar el dolor, resistirse a comidas tentadoras, tomar medicinas desagradables y prestar atención a información perturbadora. Así que si necesitas incrementar tu fuerza de voluntad, tensa tus músculos. Debería ayudar.
3. Cruzar los brazos para la persistencia. Si estás atrapado en un problema que necesita persistencia intenta cruzando tus brazos. Friedman y Elliot (2008) hicieron que sus participantes realizaran ese acto y encontraron que trabajaron por más tiempo en una serie de anagramas difíciles. Su persistencia los llevó a más cantidad de soluciones acertadas.
4. Acostarse te hace perspicaz. Si cruzar tus brazos no funciona, entonces intenta acostarte. Cuando Lipnicki y Byrne (2005) tuvieron participantes para resolver anagramas acostados, los resolvieron más rápido. Como los anagramas son un tipo de problemas que necesitan la perspicacia, acostarte puede ayudarte a alcanzar soluciones creativas.
5. Siesta para el rendimiento. Ya que estás acostado, ¿por qué no tomar una siesta? Hacer la siesta es un arte del pensamiento. Si la haces por demasiado tiempo sufrirás de inercia del sueño: la sensación de estar somnoliento por un largo período. Si la haces muy corta no tiene sentido. Brooks y Lack (2005) compararon siestas de 5, 10, 20 y 30 minutos para encontrar el tiempo correcto. Para incrementar el rendimiento cognitivo, el vigor y la vigilia, el mejor tiempo para la siesta es de 10 minutos. Si dura más se hace difícil despertar. Las de cinco minutos sólo aportan la mitad de los beneficios, pero es mejor que nada.
6. Gesticula para la persuasión. La manera en que las personas mueven sus manos en el aire mientras hablan es fascinante. Pero es más que un producto para la comunicación. Maricchiolo (2008) encontró que los gestos con las manos ayudan a aumentar el poder de persuasión. Son más efectivos aquellos gestos que hacen lo que dices más entendible. Por ejemplo, cuando te refieres al pasado, apunta hacia atrás.
7. Y gesticula para el entendimiento. Los gestos no funcionan solo para persuadir a otros, también nos ayudan a pensar. En un estudio de niños, Cook (2007) encontró que los niños que eran alentados a gesticular mientras aprendían, retuvieron más información. Mover las manos puede ayudarnos a pensar.
8. Sonríe para ser feliz. El simple acto de sonreír puede hacerte sentir feliz, esté justificado o no. Strack (1988) puso a los participantes a sostener lápices con sus bocas para activar los músculos responsables de la sonrisa. Aquellos que activaron los músculos para sonreír pensaron que las caricaturas eran más divertidas que aquellos que no los activaron. Forzar una sonrisa nos hace ver mejor el mundo.
9. Mímica para la empatía. Si quieres entrar en la mente de alguien puedes intentar copiar sus gestos. Aquellos que son buenos para la empatía lo hacen automáticamente: copian el acento, la postura, las expresiones, etc. Si puedes copiarlo, lo sentirás como propio y tendrás una pista sobre lo que el otro siente. Es lo que los actores han hecho por años: el mimetismo es una forma grandiosa de simular los estados emocionales de otros.
10. Imita para comprender. Copiar los gestos puede ayudarnos a entender el trabajo de otro tan bien como sus emociones. En un experimento realizado por Adank (2010), los participantes encontraron más fácil descifrar un acento extraño cuando intentaban imitarlo. Algunos psicólogos fueron más lejos, y dicen que imitar a los otros puede ayudarnos a predecir lo que harán (Pickering y Garro, 2007).
La cognición personificada.
Muchos de estos estudios apoyan una teoría sobre la vida humana llamada “cognición personificada”. La idea es que no pensamos sólo con nuestra mente, también pensamos con nuestro cuerpo. Nuestra mente no es un cerebro en una jarra, está conectada a nuestro cuerpo, que se mueve en el ambiente.
Como la vida se está volviendo cada vez más virtual, proyectada en diferentes tamaños de pantallas, necesitamos recordar que la conexión entre nuestro cuerpo y nuestra mente es bilateral. La inteligencia humana es más abstracta que el procesamiento de energía; es también la interacción entre mente, cuerpo y el mundo que nos rodea.
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Investigaciones psicológicas sugieren que simples posiciones pueden proyectar poder, persuadir a otros, incrementar la empatía, estimular el desempeño intelectual, entre otros
Por Prodavinci | 12 de Mayo, 2011
Investigaciones psicológicas sugieren que simples posturas de tu cuerpo pueden proyectar poder, persuadir a otros, incrementar la empatía, estimular el desempeño intelectual, entre otros.
Tendemos a pensar en el lenguaje corporal como algo que expresa nuestros estados emocionales internos. Pero también funciona al contrario: la posición de tu cuerpo también influye en tu mente.
Los siguientes estudios psicológicos demuestran que cómo nos movemos puede llevar tanto sentimientos como pensamientos y eso mejora nuestro desempeño.
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1. Pose de poder. Si quieres sentirte más poderoso adopta una postura poderosa. Carney (2010) encontró que cuando la gente se para o se sienta en poses poderosas –aquellas con los brazos abiertos y gestos comunicativos– por un minuto no sólo se sienten más poderosas sino también incrementan los niveles de testosterona en sus sistemas. Las poses poderosas abarcan aún más, así que expande tu cuerpo y abre los brazos o las piernas. Cuando dominas el espacio, tu mente capta el mensaje.
2. Tensión para la voluntad. Tensar los músculos puede ayudarte a aumentar tu fuerza de voluntad. En una serie de cinco estudios Hung y Labroo (2011) encontraron que cuando la gente tensa los músculos tiene mayor capacidad de soportar el dolor, resistirse a comidas tentadoras, tomar medicinas desagradables y prestar atención a información perturbadora. Así que si necesitas incrementar tu fuerza de voluntad, tensa tus músculos. Debería ayudar.
3. Cruzar los brazos para la persistencia. Si estás atrapado en un problema que necesita persistencia intenta cruzando tus brazos. Friedman y Elliot (2008) hicieron que sus participantes realizaran ese acto y encontraron que trabajaron por más tiempo en una serie de anagramas difíciles. Su persistencia los llevó a más cantidad de soluciones acertadas.
4. Acostarse te hace perspicaz. Si cruzar tus brazos no funciona, entonces intenta acostarte. Cuando Lipnicki y Byrne (2005) tuvieron participantes para resolver anagramas acostados, los resolvieron más rápido. Como los anagramas son un tipo de problemas que necesitan la perspicacia, acostarte puede ayudarte a alcanzar soluciones creativas.
5. Siesta para el rendimiento. Ya que estás acostado, ¿por qué no tomar una siesta? Hacer la siesta es un arte del pensamiento. Si la haces por demasiado tiempo sufrirás de inercia del sueño: la sensación de estar somnoliento por un largo período. Si la haces muy corta no tiene sentido. Brooks y Lack (2005) compararon siestas de 5, 10, 20 y 30 minutos para encontrar el tiempo correcto. Para incrementar el rendimiento cognitivo, el vigor y la vigilia, el mejor tiempo para la siesta es de 10 minutos. Si dura más se hace difícil despertar. Las de cinco minutos sólo aportan la mitad de los beneficios, pero es mejor que nada.
6. Gesticula para la persuasión. La manera en que las personas mueven sus manos en el aire mientras hablan es fascinante. Pero es más que un producto para la comunicación. Maricchiolo (2008) encontró que los gestos con las manos ayudan a aumentar el poder de persuasión. Son más efectivos aquellos gestos que hacen lo que dices más entendible. Por ejemplo, cuando te refieres al pasado, apunta hacia atrás.
7. Y gesticula para el entendimiento. Los gestos no funcionan solo para persuadir a otros, también nos ayudan a pensar. En un estudio de niños, Cook (2007) encontró que los niños que eran alentados a gesticular mientras aprendían, retuvieron más información. Mover las manos puede ayudarnos a pensar.
8. Sonríe para ser feliz. El simple acto de sonreír puede hacerte sentir feliz, esté justificado o no. Strack (1988) puso a los participantes a sostener lápices con sus bocas para activar los músculos responsables de la sonrisa. Aquellos que activaron los músculos para sonreír pensaron que las caricaturas eran más divertidas que aquellos que no los activaron. Forzar una sonrisa nos hace ver mejor el mundo.
9. Mímica para la empatía. Si quieres entrar en la mente de alguien puedes intentar copiar sus gestos. Aquellos que son buenos para la empatía lo hacen automáticamente: copian el acento, la postura, las expresiones, etc. Si puedes copiarlo, lo sentirás como propio y tendrás una pista sobre lo que el otro siente. Es lo que los actores han hecho por años: el mimetismo es una forma grandiosa de simular los estados emocionales de otros.
10. Imita para comprender. Copiar los gestos puede ayudarnos a entender el trabajo de otro tan bien como sus emociones. En un experimento realizado por Adank (2010), los participantes encontraron más fácil descifrar un acento extraño cuando intentaban imitarlo. Algunos psicólogos fueron más lejos, y dicen que imitar a los otros puede ayudarnos a predecir lo que harán (Pickering y Garro, 2007).
La cognición personificada.
Muchos de estos estudios apoyan una teoría sobre la vida humana llamada “cognición personificada”. La idea es que no pensamos sólo con nuestra mente, también pensamos con nuestro cuerpo. Nuestra mente no es un cerebro en una jarra, está conectada a nuestro cuerpo, que se mueve en el ambiente.
Como la vida se está volviendo cada vez más virtual, proyectada en diferentes tamaños de pantallas, necesitamos recordar que la conexión entre nuestro cuerpo y nuestra mente es bilateral. La inteligencia humana es más abstracta que el procesamiento de energía; es también la interacción entre mente, cuerpo y el mundo que nos rodea.
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