“Si sacas lo que está dentro de ti, lo que sacas te salvará. Si no sacas lo que está dentro de ti, lo que no sacas te destruirá.” Jesus, en el evangelio de Tomás. En la niñez, a muchos nos enseñaron que ciertos sentimientos, ciertas sensaciones corporales, urgencias e impulsos “no estaban bien” sentirse o expresarse, y ni siquiera pensarse. Nos enseñaron que eramos pequeños, pecadores, culpables y que estábamos separados del Amor Divino; rotos, sucios y mortales. Y que debíamos purificarnos, volver a estar completos, Que fuimos hechos para olvidar nuestra Unidad original con la Vida. Y esa fue la Mentira Original, la Caída de la Gracia divina. Siendo niñas quizás nos enseñaron que nuestro enojo, nuestros deseos poderosos, resistirnos o desafiar, o nuestros sentimientos sexuales no eran algo correcto – no eran naturales, estaban mal, o era algo enfermo, o pecaminoso, peligroso, vergonzoso o “no propio de mujeres”. Como niños tal vez nos enseñaron que no estaba bien sentir trist...