Llanto, Tich Nhat Hanh


Ayer, en mi dolor, lloré. Pero dado el carácter efímero de las cosas, mis lágrimas se han transformado. Se han convertido en lluvia, que trae frescor y crecimiento.

Las lágrimas que derramamos nos ayudan a sanar nuestras heridas y transformar el sufrimiento que hay dentro de nosotros.

Si las reprimimos, el sufrimiento continuará creciendo en nuestro interior, lo que nos impulsará a tratar a los demás de forma desagradable.

Tenemos que permitir que sufrimiento salga a la superficie de forma que podamos reconocerlo, abril de los brazos y transformarlo. De lo contrario, se lo transferiremos a nuestros hijos y a otras personas.

Si comprendemos que todo es efímero, entenderemos que nada permanece para siempre, tampoco nuestros sufrimientos.

Las lágrimas pueden alimentar nuestra compasión y nuestra comprensión. Y así es como la transformación puede engendrar felicidad.”

Tomado del libro: Recibe un fuerte abrazo. Autor: Tich Nhat Hanh

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