Afinación Semanal Kabbalah:Cómo tenerlo todo
Del 3 al 9 de marzo de 2013
Un gran sabio Kabbalista fue una vez desafiado a explicar todos los secretos de la Biblia mientras permanecía parado en un solo pie. Sin titubeos, levantó un pie del suelo y dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Todo lo demás es comentario”.
Esta frase espiritual no sólo contiene todos los secretos de la Biblia, sino también los del universo entero. De hecho, es nuestro “boleto de ida” a toda la alegría y la realización que el Creador desea que experimentemos.
El problema es que olvidamos que vivir en esta conciencia es para nuestro propio beneficio.
Es una gran paradoja y, sin embargo, un poderoso principio espiritual que un acto de compartir beneficia al dador infinitamente más que al receptor. Ya sea un hombro sobre el cual recostarse o un Ferrari nuevo, lo que obtiene el que recibe palidece en comparación con lo que el dador obtiene: cercanía al Creador. El Creador es una fuerza infinita de todo lo bueno; es la fortaleza que necesitamos, el amor que anhelamos, la respuesta que buscamos, la inspiración que canalizamos y la paz mental que deseamos. Cuando estamos conectados al Creador, elevamos nuestra conciencia a un lugar en el que podemos alcanzar realización total.
Al dar desinteresadamente, por definición nos encontramos sin “interés propio”, sin el "yo" y en este estado podemos elevarnos por encima de nuestros temores, dolores y problemas. No hay límite a lo que el compartir puede hacer por nosotros, ya que nos conecta a la fuente desde la cual provienen infinitas bendiciones.
Cuando entendemos que cuidar otros nos beneficia más a nosotros, podemos comenzar a dar de nosotros mismos más incondicionalmente, sin necesitar nada a cambio, porque sabemos que lo estamos obteniendo todo.
Compartir y cuidar de otros no se trata sobre ser una buena persona. Ni siquiera se trata sobre mantener un precepto religioso o un principio espiritual.
Se trata sobre cómo tenerlo todo.
Todo lo mejor,
Yehuda
Un gran sabio Kabbalista fue una vez desafiado a explicar todos los secretos de la Biblia mientras permanecía parado en un solo pie. Sin titubeos, levantó un pie del suelo y dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Todo lo demás es comentario”.
Esta frase espiritual no sólo contiene todos los secretos de la Biblia, sino también los del universo entero. De hecho, es nuestro “boleto de ida” a toda la alegría y la realización que el Creador desea que experimentemos.
El problema es que olvidamos que vivir en esta conciencia es para nuestro propio beneficio.
Es una gran paradoja y, sin embargo, un poderoso principio espiritual que un acto de compartir beneficia al dador infinitamente más que al receptor. Ya sea un hombro sobre el cual recostarse o un Ferrari nuevo, lo que obtiene el que recibe palidece en comparación con lo que el dador obtiene: cercanía al Creador. El Creador es una fuerza infinita de todo lo bueno; es la fortaleza que necesitamos, el amor que anhelamos, la respuesta que buscamos, la inspiración que canalizamos y la paz mental que deseamos. Cuando estamos conectados al Creador, elevamos nuestra conciencia a un lugar en el que podemos alcanzar realización total.
Al dar desinteresadamente, por definición nos encontramos sin “interés propio”, sin el "yo" y en este estado podemos elevarnos por encima de nuestros temores, dolores y problemas. No hay límite a lo que el compartir puede hacer por nosotros, ya que nos conecta a la fuente desde la cual provienen infinitas bendiciones.
Cuando entendemos que cuidar otros nos beneficia más a nosotros, podemos comenzar a dar de nosotros mismos más incondicionalmente, sin necesitar nada a cambio, porque sabemos que lo estamos obteniendo todo.
Compartir y cuidar de otros no se trata sobre ser una buena persona. Ni siquiera se trata sobre mantener un precepto religioso o un principio espiritual.
Se trata sobre cómo tenerlo todo.
Todo lo mejor,
Yehuda
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