Quejas
Usualmente creemos que las quejas dependen de las cosas malas que suceden "objetivamente" a nuestro alrededor. Sin embargo, en realidad, notar lo negativo que ocurre es una cosa, y otra totalmente distinta es quejarse. La queja es una actit
ud ante la vida que se basa en el supuesto que el mundo me debe algo y que las cosas debiesen ser distintas a como son. La queja es una forma de habitar el mundo que se cultiva en el pensamiento y en el lenguaje, en la casa, en el trabajo y en las relaciones.
Recuerdo la sorpresa que me causó una vez que iba llegando en bicicleta a mi trabajo a las 8 de la mañana en el Hospital de Santa Bárbara, disfrutando el viento fresco de una mañana de otoño, fascinado en mi viaje con el color de los árboles. Cuando iba entrando con una sonrisa a mi oficina, una colega me dice: "Oye, qué asqueroso está el día, ah?". Pensé, "¡vaya!, ¿estaremos en el mismo planeta?"
“El pensamiento se manifiesta en la palabra;
la palabra se manifiesta en el acto;
el acto se transforma en el hábito;
y el hábito se petrifica en el carácter.
Vigila, pues con atención el pensamiento y sus caprichos,
y deja que brote del amor nacido del interés por todos los seres.
Como la sombra sigue al cuerpo, así lo que pensamos se transforma en lo que somos”.
(Buda en el Dhammapada)
Reflexión
Quejarse puede transformarse en un hábito que a primera vista resulta atractivo, pues podemos sentir que nos liberamos y desahogamos, sin embargo, la queja implica un alto costo del cual no siempre estamos conscientes. El hábito de quejarnos genera un clima emocional de molestia y desesperanza en quienes nos rodean, además de que rara vez resolvemos algo sólo con quejarnos.
Recuerdo la sorpresa que me causó una vez que iba llegando en bicicleta a mi trabajo a las 8 de la mañana en el Hospital de Santa Bárbara, disfrutando el viento fresco de una mañana de otoño, fascinado en mi viaje con el color de los árboles. Cuando iba entrando con una sonrisa a mi oficina, una colega me dice: "Oye, qué asqueroso está el día, ah?". Pensé, "¡vaya!, ¿estaremos en el mismo planeta?"
“El pensamiento se manifiesta en la palabra;
la palabra se manifiesta en el acto;
el acto se transforma en el hábito;
y el hábito se petrifica en el carácter.
Vigila, pues con atención el pensamiento y sus caprichos,
y deja que brote del amor nacido del interés por todos los seres.
Como la sombra sigue al cuerpo, así lo que pensamos se transforma en lo que somos”.
(Buda en el Dhammapada)
Reflexión
Quejarse puede transformarse en un hábito que a primera vista resulta atractivo, pues podemos sentir que nos liberamos y desahogamos, sin embargo, la queja implica un alto costo del cual no siempre estamos conscientes. El hábito de quejarnos genera un clima emocional de molestia y desesperanza en quienes nos rodean, además de que rara vez resolvemos algo sólo con quejarnos.
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