La nueva conciencia (Manifiesto espiritual)
He comprendido que mi ser está en todas las cosas
al igual que todas las cosas están en mí.
He comprendido que soy todas las cosas
y que todas las cosas conforman el ser que soy.
Todos los elementos, los seres que he sido y seré,
luz, espacio, tiempo y eternidad… todo se revela ante mí
como un abrazo de entrega a la existencia completa y verdadera,
a ese milagro interior del corazón y su pálpito constante,
a este sueño de unión sagrada y profana con las cosas nacidas.
He despertado a la comunión con la conciencia del mundo,
surcando esperanzas en una sola melodía de bondad y expansión
convencido de que el amor puede sanar cualquier tristeza,
cualquier herida irreconciliable, cualquier odio banal.
He despertado al crepúsculo de la verdad del alma,
en su amanecer eterno de luz fraterna y comprometida
con todos los seres y cosas y estados y fenómenos
que conforman el mundo en que camino. Que me conforman.
Aquí está el sol. Tu luz. Mi luz. Nuestro mundo.
Tu existencia. Mi existencia. Nuestra vida. Nuestra luz.
Ven, despierta conmigo. Hagamos de esta unidad
un mar sereno de comprensión verdadera hacia el amor.
Hagamos volar al espíritu derribando fronteras y distancias.
Busquemos y encontremos juntos, mano a mano,
el milagro de la luna y del sol, de la mirada y de la sonrisa,
de la vida y de la eternidad. Busquemos y gocemos juntos
el aire elemental y puro de nuestra indestructible hermandad.
La luz única y brillante de todo lo nacido
y de todo lo que está por nacer.
El paraíso de hoy, no de mañana, es el único lugar
en que podremos habitar.
Con la verdad encendida y el ánimo sosegado
por la gracia del autoconocimiento
los cimientos de la esperanza surgirán solos
al mirar el íntimo fervor de la compasión,
de la igualdad, del corazón mío y tuyo y nuestro.
En un mundo de todos y para todos.
Elementos necesarios y únicos que configuran
la esencia del Ser con todos sus atributos movidos al unísono
por la conciencia universal del amor.
Por la conciencia nuestra nacida aquí y ahora,
en esta tierra, en este paraíso.
El paraíso que brota en el anhelo de cada ser.
En el interior de cada bondad.
Esta es la nueva conciencia, tan poderosa
como un abrazo de luz de corazón a corazón.
Escúchala. Siéntela. Abrázala.
José Manuel Martínez Sánchez
al igual que todas las cosas están en mí.
He comprendido que soy todas las cosas
y que todas las cosas conforman el ser que soy.
Todos los elementos, los seres que he sido y seré,
luz, espacio, tiempo y eternidad… todo se revela ante mí
como un abrazo de entrega a la existencia completa y verdadera,
a ese milagro interior del corazón y su pálpito constante,
a este sueño de unión sagrada y profana con las cosas nacidas.
He despertado a la comunión con la conciencia del mundo,
surcando esperanzas en una sola melodía de bondad y expansión
convencido de que el amor puede sanar cualquier tristeza,
cualquier herida irreconciliable, cualquier odio banal.
He despertado al crepúsculo de la verdad del alma,
en su amanecer eterno de luz fraterna y comprometida
con todos los seres y cosas y estados y fenómenos
que conforman el mundo en que camino. Que me conforman.
Aquí está el sol. Tu luz. Mi luz. Nuestro mundo.
Tu existencia. Mi existencia. Nuestra vida. Nuestra luz.
Ven, despierta conmigo. Hagamos de esta unidad
un mar sereno de comprensión verdadera hacia el amor.
Hagamos volar al espíritu derribando fronteras y distancias.
Busquemos y encontremos juntos, mano a mano,
el milagro de la luna y del sol, de la mirada y de la sonrisa,
de la vida y de la eternidad. Busquemos y gocemos juntos
el aire elemental y puro de nuestra indestructible hermandad.
La luz única y brillante de todo lo nacido
y de todo lo que está por nacer.
El paraíso de hoy, no de mañana, es el único lugar
en que podremos habitar.
Con la verdad encendida y el ánimo sosegado
por la gracia del autoconocimiento
los cimientos de la esperanza surgirán solos
al mirar el íntimo fervor de la compasión,
de la igualdad, del corazón mío y tuyo y nuestro.
En un mundo de todos y para todos.
Elementos necesarios y únicos que configuran
la esencia del Ser con todos sus atributos movidos al unísono
por la conciencia universal del amor.
Por la conciencia nuestra nacida aquí y ahora,
en esta tierra, en este paraíso.
El paraíso que brota en el anhelo de cada ser.
En el interior de cada bondad.
Esta es la nueva conciencia, tan poderosa
como un abrazo de luz de corazón a corazón.
Escúchala. Siéntela. Abrázala.
José Manuel Martínez Sánchez
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