El árbol de los problemas
El árbol de los problemas
El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja acababa de finalizar su primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora de trabajo, y su v
El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja acababa de finalizar su primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora de trabajo, y su v
iejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso entusiasta a su esposa.
De regreso me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto hacer un rato antes.
“Este es mi árbol de problemas _ contestó_. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que, simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa, y en la mañana los recojo otra vez. Lo divertido _dijo sonriendo_ es que cuando salgo a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior”.
¿Qué haces con los problemas del día?
¿Cuál es tu conducta al llegar a casa después de un día de conflictos en el trabajo?
¿Qué haces para controlar tus emociones después de pasar un día de gran estrés en la calle?
¿Tienes un árbol de los problemas? ¿Cuál es? ¿Dónde lo tienes?
Por: Dalia Borges
Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso entusiasta a su esposa.
De regreso me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto hacer un rato antes.
“Este es mi árbol de problemas _ contestó_. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que, simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa, y en la mañana los recojo otra vez. Lo divertido _dijo sonriendo_ es que cuando salgo a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior”.
¿Qué haces con los problemas del día?
¿Cuál es tu conducta al llegar a casa después de un día de conflictos en el trabajo?
¿Qué haces para controlar tus emociones después de pasar un día de gran estrés en la calle?
¿Tienes un árbol de los problemas? ¿Cuál es? ¿Dónde lo tienes?
Por: Dalia Borges
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