Virginia Gawel: Lo que sentimos acerca de lo que sentimos


¿Y si no estuviera "mal"? ¿Y si NO "fuera malo" sentir celos, envidia, avaricia, lujuria, odio...? ¡Epa! !¿Cómo que no?! A ver: revisémoslo. Nos hemos criado en una cultura que ha encontrado una "solución espiritual" extraordinaria para todos esos matices emocionales: NO SENTIRLOS. O, peor aún, LUCHAR CONTRA ellos. Sin embargo, los resultados no parecen ser muy alentadores: hay en el mundo externo tanta reyerta como en el mundo interno. Tal vez haya otra solución. Es más: quizás se trate de una solución más evolucionada, pues a lo mejor es tan bárbaro ejercer la violencia interna para exterminar nuestras emociones primitivas como acribillar en el afuera a quienes supuestamente son "los malos". Borges definió muy bien estos medios de "mejoramiento social" al describir la represión de estado: "Se comieron a los caníbales".
Nuestro cerebro está constituido por distintas capas: la más nueva es la corteza cerebral (por eso se llama neocórtex), un logro evolutivo propio del animal humano. Pero en las capas más profundas, el animal humano es idéntico al animal no-humano: el "corazón" del cerebro está constituido por el cerebro límbico, que compartimos con los animales de otras especies. Ése es nuestro cerebro más primitivo, entrenado para funcionar a partir del instinto (de allí que esas emociones sean tan VIRULENTAS: han cumplido durante milenios funciones ligadas a la supervivencia!). Aspirar a no sentir esas emociones es tan arrogante o insensato... como pretender ser ángeles! ES NATURAL QUE ESTÉN, y un corazón no es menos puro por sentirlas. La ética empezará, en todo caso, al momento de TRADUCIRLAS EN CONDUCTA.
Podemos aprender a AUTO-OBSERVARLAS, a escucharlas, sin ejercer violencia interna. ¿O acaso le pegas a tu gato o a tu perro cuando está celoso? En el Taoísmo se habla de "domesticar las emociones". El NO LUCHAR CONTRA lo que siento, el NO JUZGARLO COMO "MALO", ayuda a que uno NO LO NIEGUE NI LO REPRIMA, pues con ello sólo se logra una cosa: ENFERMEDAD. Si, en cambio, LO ACEPTO TAL CUAL ES, advierto que ese sentir NO SOY YO: es sólo UNA PARTE de mí. Siento envidia, pero también hay en mí afecto; tengo rencor, y a su vez compasión.
De ese modo, la inteligencia del Inconsciente va dirigiendo el proceso, y las emociones antes rechazadas se vuelven una vía de conocimiento. No se trata tanto de CAMBIAR ESA EMOCIÓN EN SÍ, sino EL MODO EN QUE ME VINCULO CON ELLA. Quizás una persona de corazón puro sea, entonces, la que también experimenta emociones primitivas, pero trabaja sobre ellas, para hacerlas conscientes, y elegir qué si ejercerlas o no. En síntesis, aprender a convivir gentilmente con el animalito interior. Dijo Hug Prather:
"Recibí de la naturaleza mi cuerpo y mis emociones;
es absurdo que me censure por estar asustado,
por sentirme inseguro, egoísta o vengativo.
Hacerlo es como enojarme por el tamaño de mis pies.
No soy responsable de mis sentimientos
sino de lo que hago con ellos.
No hay sentimientos destructivos,
sólo hay actos destructivos.
Mis acciones pueden volverse destructivas
cuando condeno o rechazo mi sentir.
Si no quiero sentir de un cierto modo
ignoro el hecho de que realmente me siento así
y que ese sentir es parte de mí.
Sentir de un cierto modo es un sentimiento,
el no querer sentir así es otro,
y este último no es capaz de detener al primero.
Puedo modificar mi respuesta a un sentimiento,
pero no puedo desembarazarme de él
tal como no puedo deshacerme de mí mismo.
Cuando niego un sentimiento, no lo destruyo,
y pierdo mi capacidad de expresarlo como yo quiero.
Al condenarlo dejo de considerarlo parte de mí
y entonces parece adquirir vida propia,
forzándome a responder a él de un modo rígido;
pero si reconozco que 'yo'
vivencio el sentimiento,
mantengo mi capacidad de actuar
del modo en que elijo,
y no de la manera que temo."
Hugh Prather
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Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.com.ar
En Instagram: @virginia.gawel

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