Hermosos y atrevidos: la vida es un experimento
Gandhi llamó a su autobiografía “Mis experimentos con la Verdad”. Maravilloso título! También dijo de sí mismo y de todos: “Yo, débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.” Él también era tímido! Pero decidió que su vida fuera dirigida por otra parte de sí: su parte audaz, atrevida.
“Atrevido” es una bella palabra: significa, en su raíz, “atribuirse, asignarse a sí mismo la capacidad de hacer algo”. Ser atrevido tiene un ingrediente más que la valentía: uno puede ser valiente para soportar la adversidad que viene hacia nosotros. Nos propulsa a ir más allá de los condicionamientos que nos marcaron nuestra geografía interior: "Esto SÍ eres; esto otro NO eres". La propia vida empieza cuando nos sacamos el polvo de esas afirmaciones ajenas y nos formulamos las tres preguntas esenciales: "¿Qué soy? ¿Cómo soy? ¿Quién soy?".
La respuesta a esas preguntas no es intelectual, no son palabras: se trata de salir al encuentro de la vida, hacer que las cosas sucedan, aceptar nuestras reales limitaciones y a la vez crear nuestras propias circunstancias, moviéndonos más allá de donde la timidez manda, con la conciencia de que... la vida es un experimento! No sólo la propia: quizás la vida humana, en sí misma, lo sea, y todos vayamos desplegando, cada cual con su propio Intento, una porción de la evolución colectiva que la Humanidad requiere.
En ese Intento estamos profundamente interconectados, y a la vez es preciso asumirlo como un proceso solitario: nadie puede gestarlo por nosotros. Atrevámonos = atribuyámonos la capacidad de que nuestra vida sea guiada no sólo por el instinto de supervivencia, sino también por el impulso de exploración, esculpiendo con nuestro propio cincel una vida con propósito (para sí mismos, para el Todo). Como dijo el poeta checo Rainer María Rilke:
“Somos solitarios.
Tenemos que aceptar nuestra existencia
tan ampliamente como sea posible.
Todo, aun lo inaudito,
debe ser posible en ella.
Pues sólo quien está apercibido para todo,
quien nada excluye, ni aun lo más enigmático,
sentirá las relaciones con otro ser como algo vivo.
Todos los dragones de nuestra vida tal vez sean
princesas que sólo esperan
vernos un día hermosos y atrevidos.”
Que en los tiempos venideros saltemos por encima del alambrado perimetral que le hemos trazado a nuestra propia identidad; para nuestro bien y para el bien común. Que sepamos fortalecer la solitariedad y la solidaridad. Que seamos capaces de tejer redes de afinidad para apoyarnos mutuamente en el Camino. Que nos atrevamos a atribuirnos nuestra propia vida!
Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.co
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