Una dedicatoria a mi mujer (T. S. Eliot)

A quién debo yo el deleite que salta
y aviva mis sentidos cuando despertamos
y el ritmo que gobierna el reposo de nuestro dormir,
       el respirar a unísono.

de amantes cuyos cuerpos huelen el uno al otro
que piensan los mismos pensamientos sin necesidad de
              lenguaje
y balbucean el mismo lenguaje sin necesidad de significado.

Ningún maligno viento invernal congelará
ningún torno sol tropical marchitará
las rosas de la rosaleda que es nuestra y sólo nuestra

pero esta dedicatoria es para que la lean los demás:
éstas son palabras privadas que te dirijo en público.
T.S. Elliot

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