Las Mentiras que te Cuenta tu Mente para Evitar Cambios Vitales, Leo Babauta

Imagen: Whisper por John Perivolaris.
La mente es algo maravilloso. También es una completa mentirosa que intenta constantemente convencernos de no emprender acciones que sabemos que son buenas para nosotros, y detiene muchos grandes cambios en nuestras vidas.
Mente bribona.
He tenido que aprender a observar estas racionalizaciones y excusas muy cuidadosamente, para realizar los cambios que he hecho en mi vida: una dieta más saludable, ejercicio regular, meditación, minimalismo, escribir diariamente, eliminar todas mis deudas, dejar de fumar y demás.
Si no hubiese sido consciente de estas excusas, y de cómo contrarrestarlas, nunca hubiese integrado y persistido en estos cambios. De hecho, fallé muchas veces antes del 2005 (cuando empecé a cambiar mi vida), porque estas excusas tenían un poder total sobre mí.
Vamos a exponer las cobardes excusas y racionalizaciones de la mente de una vez por todas.
En primer lugar, el principio general: la mente quiere confort, y le asusta la incomodidad y el cambio. La mente está acostumbrada a la comodidad de su caparazón, y en cualquier momento que intentamos sacarla demasiado lejos o por mucho tiempo de su zona de confort, ésta intenta desesperadamente volver a su caparazón. A cualquier precio, incluyendo nuestra salud y felicidad a largo plazo.
OK, con esto en mente, vamos a ver las excusas:
  1. No puedo hacerlo.

    Parece demasiado difícil, así que pensamos que no podemos persistir en el cambio. No creemos en nosotros mismos.

    Esto puede contrarrestarse con el hecho de que muchas otras personas no más capaces que nosotros lo han hecho. Por ejemplo Oprah corrió un maratón un poco antes de que yo empezase a entrenar para mi primer maratón, así que me dije a mí mismo “Si Oprah puede hacerlo, ¡yo también!”. Y tenía razón.
  2. Él/Ella puede hacerlo, pero eso no se aplica a mí.

    Solo porque alguien puede hacerlo, eso no significa que nosotros podamos ¿verdad?

    Buscamos razones por las que otros pueden pero nosotros no — tal vez él puede ser minimalista porque no tiene niños, o es un freelancer en lugar de otro que tiene un trabajo real. Puede que ella esté en forma, mucho más en forma que yo, y por eso puede correr un maratón. Puede que ella no tenga todas las obligaciones que yo tengo, o tenga un marido que la apoya, o no tenga un estado de salud deplorable.

    OK, bien, es fácil encontrar excusas: pero observa a todas las otras personas que tienen peores trabas que tú y que lo han conseguido. Yo tengo 6 niños y aún así me las arreglé para cambiar un montón de cosas en mi vida.

    Abundan las historias de gente con discapacidades o enfermedades que se sobrepusieron a sus trabas para conseguir cosas increíbles. Tus obstáculos pueden ser superados.
  3. Necesito mi _______.

    Rellena el hueco: necesito mi café, mi queso, mi refresco, mis shows de TV, mi coche, mi colección de zapatos… estas son cosas sobre las que nos convencemos a nosotros mismos de que no podemos vivir sin ellas, por eso no podemos hacer cambios como volvernos veganos o comer más saludablemente o desescolarizar a nuestros hijos o simplificar nuestras vidas o liberarnos del coche.

    Y yo me he puesto a mí mismo estas excusas, pero todas resultaron ser mentiras. No necesitaba nada de eso. Las únicas cosas que realmente necesitas son alimento básico, agua, abrigo, refugio y a otras personas para nuestras necesidades sociales. Todo lo demás no es una necesidad real.
  4. La vida es para disfrutarla.

    Claro, estoy de acuerdo con esta afirmación (como la mayoría de nosotros lo estaría), pero el problema es que esto se usa para justificar toda clase de comportamientos penosos.

    Sin ir más lejos, ¿podría engullir estos Doritos y Twinkies, porque oye, la vida es para disfrutarla ¿verdad? No. Puedes hacerlo sin comida basura y aún así disfrutar de la vida. Puedes hacer ejercicio y disfrutarlo. Puedes abandonar casi cualquier cosa y todavía seguir disfrutando de la vida, si aprendes a verlo así, casi cualquier actividad es disfrutable.
  5. Necesito confort.

    Esto podría ser también cierto, pero podemos ponernos a nosotros mismos en situaciones más incómodas de las que nos dejamos creer.

    Podemos tener un poco más de frío, en lugar de necesitar estar en la temperatura confortable perfecta. Podemos hacer ejercicio duro, en lugar de necesitar echarnos en el sofá. Podemos escribir sobre eso en torno a lo que hemos estado procastinando — puede ser duro, pero podemos superarlo.

    Cuando nuestras mentes buscan confort, no las dejemos escapar — pongámoslas un poquito fuera de su zona de confort, y empezaremos a estar bien con un poco de incomodidad.
  6. No sé cómo.

    Esto también es verdad, pero puedes aprender. Comienza con un poco cada vez, y aprende cómo gestionar este nuevo cambio. Haz un poco de investigación por la red. Mira algunos vídeos. Pregunta a gente online cómo pueden gestionarlo.

    Esto se supera fácilmente con un poco de esfuerzo y práctica. De hecho, si lo haces ahora, y aprendes un poco cada vez, entonces serás capaz de hacerlo sin esta molesta excusa.
  7. Puedo hacerlo más tarde.

    Claro, siempre puedes hacerlo más tarde… pero tu yo de más tarde también sentirá lo mismo. ¿Por qué iba tu yo de más tarde ser más disciplinado que tu yo de ahora?De hecho, debido a que ahora te estás permitiendo a ti mismo escaquearte, estás creando un hábito de procastinación y en realidad haciendo menos probable que tu futuro yo sea más disciplinado.

    En vez de eso, hazlo ahora, a menos que haya algo más importante que necesites hacer. No te dejes a ti mismo escapar simplemente porque no te apetezca hacerlo.
  8. Una vez no hará daño.

    Esta es muy tentadora, porque tiene algo de cierto — una vez no hará daño. Asumiendo, esto es, que vaya a ser solo una vez.Un mordisco al pastel de chocolate, un ejercicio perdido, una vez de procastinar en lugar de escribir. Desafortunadamente, en realidad nunca es solo una vez. Una vez significa que tu cerebro ahora sabe que puede escaparse con esta excusa, y la próxima “una vez” llevará a otra, hasta que no te impliques de verdad en algo.

    Créate esta regla: nunca creas en la excusa “una vez”. Yo lo hice con fumar (“Ni una calada más”) y funcionó. Si estás a punto de permitirte a ti mismo un mordisco o dos de pastel de chocolate, decídelo de antemano e intégralo en tu plan (“Me voy a permitir a mí mismo un puñado de dulces una vez cada fin de semana”) y ajústate a ese plan, mejor que decidirlo sobre la marcha, cuando tu resistencia esté débil.
  9. No me apetece.

    Bueno, es cierto. No te apetece trabajar duro. ¿A quién le apetece? Dejando a la regla “Lo haré cuando me apetezca” que dirija tu vida significa que nunca escribirás ese libro, nunca crearás ese negocio, nunca crearás nada grande, nunca tendrás hábitos saludables.

    Elabora un plan que sea factible, y ejecútalo. Cuando aparezcan racionalizaciones como ésta, no creas en ellas. Todo el mundo es capaz de hace ejercicio duro incluso cuando no esté con ánimo. Todo el mundo puede vencer sus resistencias internas.
  10. Estoy cansado.

    Sip, yo también. Y aún así hice hoy mi entrenamiento duro de sentadillas. Es cierto que es necesario descansar, y hacerlo cuando lo necesitas (escucha a tu cuerpo), pero esto es normalmente la mente intentando escaparse de algo incómodo.Existe una diferencia entre estar exhausto y necesitar algo de descanso, y el estar un poco cansado que todos sentimos cada tarde. Supera esto último.
  11. Me merezco una recompensa/descanso.

    Todos merecemos ese sabroso manjar, o un día libre. No estoy diciéndote que no te des una recompensa o descanso. Pero si haces de esta racionalización tu norma, siempre estarás de descanso. Te estarás dando siempre premios, no ajustándote nunca al plan original.

    Esto es lo que yo hago en su lugar: veo el seguir mi plan como la recompensa en sí. Ir a una carrera no es lo que tengo que hacer para conseguir una recompensa — la carrera es la recompensa.
  12. ¿No estaría bien parar?

    Esta es otra vez nuestra mente queriendo escapar de la incomodidad, y es cierto, de acuerdo — estaría bien parar si estás atravesando un espacio de incomodidad durante demasiado tiempo. Esto es, la implicación es que sería mejor parar, porque estaría bien… pero esto es mentira. Sería más fácil parar, pero a menudo es mejor continuar perseverando.

    Esta excusa casi me derrota cuando intenté correr mi ultramaratón de 50 millas este último diciembre, porque honestamente hubiese estado muy bien parar y no terminar la carrera, especialmente en las últimas 10 millas o así. Pero perseveré, y descubrí que yo era más duro de lo que había pensado.
  13. El resultado que estás intentando alcanzar no es importante.

    Si estás intentando correr una maratón, esto se expresa así: “no es tan importante que acabe esto”. Yo he usado esta excusa aprendiendo idiomas (no importa si no aprendo esto) o programando o con otras muchas cosas que quería aprender. La utilizaba a la hora de escribir, hacer ejercicio y comer alimentos saludables.

    Y aunque el resultado pueda no ser tan importante, la verdad es que el proceso es muy importante. Si perseveras con un proceso que será mejor para ti a largo plazo, entonces estarás mejor al final. Pero si te dejas a ti mismo escapar simplemente porque estás incómodo y en este momento te importa más tu comodidad que la meta que te estableciste, tendrás montones de problemas.

    La meta no es importante, pero aprender a perseverar para conseguir las cosas cuando estás incómodo es extremadamente importante.
  14. Estoy asustado.

    Bien, esta es la excusa más honesta que existe — la mayoría de nosotros no queremos admitir que nos asusta perseverar para conseguir algo difícil. Pero ésta también es una forma de escapar de la incomodidad — simplemente porque estés asustado no significa que no puedas hacer algo. Tú puedes.

    He hecho toneladas de cosas que me asustaban — la mayoría creando cosas en las que me preocupaba fallar. Y aunque el miedo a veces se volvía real — no lo hice demasiado bien a veces — el hecho de perseverar fue increíblemente importante y aprendí un montón cada vez.
He usado estas excusas cientos de veces cada una, así que no pienses que las he superado todas. Y puede que tú también las uses en el futuro. No hay nada extraño en rendirse a veces.
La clave es aprender cuando son verdad, y ver tu patrón. Aquí lo que yo he hecho:
  1. Reconoce la excusa. Tendrá de lejos más poder si trabaja contigo en modo subconsciente.
  2. Intenta tener una respuesta de antemano para la excusa — anticípate a ella.
  3. Si abandonas, está bien, pero reconociendo que estás abandonando por una débil excusa. Sé consciente de lo que estás haciendo.
  4. Tras abandonar, observa cuáles son los resultados. ¿Estás más feliz? ¿Es tu vida mejor? ¿Mereció la pena abandonar por una incomodidad?
  5. Aprende de estos resultados. Si perseveraste y estás feliz con ello, recuérdalo. Si cediste a las excusas, y no te gustó el resultado, recuérdalo.
Si practicas conscientemente este proceso, te harás mejor a la hora de reconocer y no creer en estas mentiras. Y después, ¡bam!, tendrás a tu mente trabajando para ti en lugar de contra ti.

Artículo original: The Lies Your Mind Tells You to Prevent Life Changes por Leo Babauta.
Traducción por Luis Bermer. Traducido con permiso genérico del autor.



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