El dolor y la aceptación, Verónica Aros

Cuando alguien nos ha herido, particularmente alguien a quien le hemos brindado nuestra confianza y cariño,  duele mucho aceptar esa “traición”,   nos llenamos de dolor,  rabia y resentimiento.
Es difícil olvidar  y menos aún perdonar,  nuestros pensamientos están en el pasado,  repasamos constantemente el suceso doloroso,  nos empezamos a enfermar,  a deprimir,  y nos quedamos espiritual y físicamente paralizados, intoxicados por la situación que estamos experimentando.
Nos encerramos en esa energía y nos ponemos desconfiados, temerosos de ser heridos nuevamente.   Claramente, avanzar en cualquier aspecto de nuestra vida, con esa energía tan pesada a cuestas, es imposible.  Por esa razón,  si verdaderamente quieres salir de ese estado de amargura,  es indispensable que empieces a incorporar la palabra “ACEPTACIÓN” a tu vida hoy.
Aceptar el suceso doloroso,  nuestra historia, tal y como fue,  eso nos libera del sufrimiento,  es un entrenamiento, que solo tú puedes verificar, mediante la practica constante,  uno sufre porque no quiere aceptar que esto tan difícil nos ocurrió.   Nos empecinamos en luchar contra el evento, maldecir, llorar, alegar y protestar, como si con ello lograramos solucionar el pasado.      Al aceptar,  y mirar la situación desde una perspectiva más amplia,  empezamos a aprender la lección que la Inteligencia Divina, nos ha puesto por delante,  y si nos ha ocurrido más de una vez, es que somos alumnos muy cerrados,  creemos que esto nos pasa por “mala suerte”.   Todo lo que nos ocurre es para aprender.+
Aprovechemos la pedagogía del Universo,  dejemos de resistirnos al proceso,  dolió, sí es cierto, me pasó a mí, sí también es cierto…. Que aprendí de todo esto ?
Que puedo hacer al respecto,  renunciar a seguir sufriendo,  dejar el suceso en manos de la Justicia Divina o “Ley de causa y efecto”  y seguir construyendo mi vida en paz,  con un propósito, el de ser feliz.    Dejar de condicionar nuestra felicidad y nuestra vida a personas o situaciones que consideramos “ideales” y que en la práctica no ocurren,  todos somos personas en continuo aprendizaje, expuestos a cometer errores.    La idealización es la que nos distancia de la felicidad y nos mantiene en el dolor.    Enfocarnos en nuevas metas, en nuevas formas de enfrentar la vida, en elecciones distintas, crear un nuevo presente y dejar el dolor dónde ocurrió,  en ese pasado inmodificable,  perdonarnos por habernos expuesto a sufrir,  hay muchas técnicas que ayudan el proceso, como el hooponopono,  por ejemplo.    Es un trabajo evolutivo y de ampliación de consciencia.    
Vinimos al mundo a experimentar amor y felicidad, pero nos han dicho que eso no es posible, nos han dividido y condicionado en buenos y malos, en culpables y víctimas y la verdad es que no es trabajo de un “otro” hacernos felices a nosotros, es nuestra gran misión de vida y la segunda, aceptar a los que amamos tal y como son sin tratar de cambiarlos. 
Ser feliz por mí misma,  aprender a amarme y amar en paz, solo así puedo amar a otro porque sé lo que significa la palabra.
FELIZ SEMANA PARA TODOS, con mucho amor y gratitud en mi corazón.
Verónica

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