Proyecciones, Lorena Cuendias
Cada persona refleja a la otra lo que le falta dentro de su ser.
Este es en esencia, el principio de la proyección, e implica que somos imanes para aquellos que reflejan el aspecto de nosotros/as mismos/as que hemos suprimido.
Nuestras mentes y emociones crean historias basadas en heridas no resueltas y las relaciones son el territorio favorito. Un festín de trauma no resuelto.
Nos perdemos en las relaciones porque confiamos en que los demás completen nuestra identidad y cuando no lo hacen, y no cumplen nuestras expectativas infantiles, los rechazamos y nuestro pequeño ego se derrumba. Hay una niña herida/o dentro de cada una de nosotras que aún cree que alguien vendrá a salvarla. Pero tienes que salvarte tú misma.
Este es en esencia el trabajo de integración de la Sombra. Trabajar con la sombra es hacer consciente lo inconsciente y aceptable lo inaceptable.
No importa cuántos pensamientos positivos y mantras repitas, si tu subconsciente contiene huellas de trauma, esos aspectos no desaparecen con pensamientos felices, repitiendo mantras o conectándote con frecuencias theta.
No es lo mismo alimentar un pensamiento positivo para mantener tu foco y vibración, que sostener pensamientos positivos para by-pasear/ evitar / atajar tus temas sin resolver. Es como tratar con malas hierbas. Puedes cortarlas poniendo parches de positivismo infantil, mientras no vayas a la raíz, y la extraigas, en menos de lo que crees, tu jardín se habrá vuelto a plagar de ortigas.
Según avanzas en la vida, recibirás una tras otra, la oportunidad de volver a “completarte”. Y no es que te falte nada, ya eres todo lo que estás destinado/a a Ser. Es sólo que ese Todo, se fragmentó en distintos trocitos, que puedes considerar piezas de tu puzzle interior que anhelan regresar a Casa, a ti, a tu totalidad.
Mientras las piezas no se junten para definir tu paisaje interno, parece que nada tiene sentido, todo es confuso, y te sientes incoherente, desintegrado/a y poco autentica/o, porque los trocitos que te faltan, los has compensado con máscaras y personajes que no son reales, pero te dan un sentido de identidad.
La Consciencia siempre avanza hacia la totalidad, pero para volver a ella necesitas ver y aceptar los aspectos de ti que fueron rechazados y se perdieron en el camino.
Sé de primera mano que esto es increíblemente doloroso. Implica dejar de intentar escapar del vacío dentro de ti para encontrar allí esas partes faltantes.
Es el regreso del Amor.
Cuando vemos nuestros propios aspectos negativos (aquellos que nosotros mismos habíamos rechazado previamente) en otros, desencadenan una respuesta en nosotros: una activación. Ellos sirven como “disparador”. Reaccionamos a ese aspecto de la misma manera que tuvimos que hacerlo hace mucho tiempo: juzgándolo, rechazándolo, odiándolo, queriéndonos deshacer de él, avergonzándonos o haciendo cualquier cosa para evitarlo.
Cualquier aversión extrema a un rasgo en otra persona es un reflejo del nivel de rechazo que desarrollaste hacia ese rasgo o el potencial de ese rasgo dentro de ti. Cuanto más admiras algo que ves en otra persona, idem, más lo rechazaste en ti mismo/a hace mucho tiempo.
No sólo hemos reprimido aspectos de nosotros/as mismos/as que en un momento dado consideramos no apropiados, y que entrarían dentro de la categoría “aspectos negativos”, también hemos reprimido muchísimos aspectos de nuestra luz y nuestro poder. ¿No son precisamente estos aspectos los que pueden resultar más amenazantes para otros?. Cuando alguien proyecta algo sobre ti, tienes que ser un match energético para esa experiencia.
Uno no puede ver consciente y claramente a otra persona hasta que está completamente consciente de sí mismo. Mientras no es así, uno continuará viendo a los demás a través del filtro de su propia mente subconsciente: No vemos a los demás como son, los vemos como somos.
Siempre seremos huérfanos emocionales si esperamos que alguien más nutra amorosamente las partes que no han madurado en nosotras/os.
Nuestros conflictos actuales son repeticiones de nuestra infancia. Patrones. Programas de nuestra niñez activados a través de un jefe, una pareja, amigo, relación, padre, situación económica. Las posibilidades son infinitas.
La situación te invita a participar del juego víctima-verdugo. No es real. Es el juego jugándose: La oportunidad que te trae la Vida de completarte.
En vez de preguntarte "¿Por qué me está pasando esto a mi?", sustitúyelo con "¿Qué necesidad estoy teniendo en este momento que en su momento no fue satisfecha?. Verás, que no eres tan impotente como cuando tenías 4 años. Hoy tienes la opción de elegir qué hacer con ello.
El trabajo interno es la única vía al crecimiento real.
Lorena Cuendias
@mujeralquimia
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