A veces te encuentras cerca del borde. La vieja existencia, la que ayer parecía tan sólida, tan fija como una constelación estelar de mil millones de años, se ha hecho añicos. Parece que no hay forma de volver a como eran las cosas. No hay forma de rebobinar la película y te apetece rebobinar. Una nostalgia terrible por el “entonces” y tu feliz olvido de cada mañana. Una dolorosa sensación de arrepentimiento en el estómago y el pecho. Y como el pasado se ha desintegrado, el futuro también. Ya no hay forma de saber "qué sigue". Todo se siente desincronizado, fuera de tus manos, fuera de balance y fuera de control. Tus planes se han derrumbado en los sonidos del tráfico matutino. Tus esperanzas y sueños se han reducido a las gotas de lluvia que golpean la ventana. Todo lo que te queda ... es el momento presente. E incluso eso ya no se siente como un lugar seguro para estar. El cuerpo no comprende la vida en abstracto. Estás en el tiempo pero fuera de él, en tierra firme, pero...