La niñas buenas no se enojan
Cuántas de nosotras escuchamos un centenar de veces: “una niña buena no se enoja”, “qué fea te ves enojada”, “las niñas bonitas no gritan”? …¿Cuántas de nosotras para ser aceptadas aprendimos a no decir lo que necesitábamos, aprendimos a decir SI cuando queríamos con todas las ganas decir NO? ¿Cuántas de nosotras por miedo al rechazo aprendimos a ceder? Y luego… fuimos abusadas, en distintos sentidos. ... Aprendimos a ser niñas buenas, niñas lindas: que básicamente, implicaba que nos tragáramos el enojo permitiendo que otros cruzaran nuestro espacio sagrado; aprendiendo también a no poner límites. Es evidente que una niña que aprendió a reprimir su enojo para “ser buena” , el día de hoy como adulta saludable se encuentre con que experimenta brotes de ira en un anhelo inconsciente por poner límites para -AL FIN- cuidar su espacio sagrado, su cuerpo, su templo, su tiempo, su autonomía. Esto es normal. Aquí , lo interesante es que como adultas saludables, que buscamos despertar y esta